Seguro que muchos de vosotros habréis escuchado que los seres vivos estamos hechos de células. Pero, ¿sabríais explicar qué son? Pues no os preocupéis, que ahora mismo os lo contamos.
Este señor de aquí es Robert Hooke. Un buen día estaría aburrido y le dio por mirar láminas finas de corcho con su microscopio casero, y lo que vio fue esto: (foto corcho). Decidió llamar ‘células’ a esos huequitos. Él no lo sabía, pero su descubrimiento había cambiado la biología para siempre.
Otros científicos comenzaron a estudiar estas estructuras que, sorpresa, parecían estar en todos los seres vivos de una u otra forma. Hasta que en el siglo XIX se desarrolló la teoría celular, fundamental en biología y que nos viene de maravilla para hablaros sobre las células. Así que venga, vamos con ello.
La teoría celular tiene tres principios básicos:
- Todos los seres vivos están formados por una o más células, o por productos hechos por ellas.
- La célula es la unidad mínima de la vida.
- Toda célula proviene de una célula preexistente.
¿Qué son las células?
El primer principio no necesita mucha explicación: estamos hechos de células y de cosas que hacen las células. Tu corazón, tu sangre y tu cerebro están hechos de células. El pelo y las plumas son células y mucha queratina producida por ellas. Las conchas son células y carbonato cálcico. Y esto son solo unos ejemplos, podríamos estar así todo el día. Algunas de estas células están vivas, como las de nuestros órganos, y otras están muertas, como las que tienen los cuernos. Ya veis si son importantes: si no hay células, no hay vida.
Los seres vivos pueden ser unicelulares si están hechos de una sola célula, como las bacterias, o pluricelulares si están hechos de más de una, como nosotros. Pero entonces, ¿una sola célula ya es un ser vivo? Pues sí, y esto nos lleva al segundo punto de la teoría celular. Decimos que la célula es la unidad mínima de la vida porque es el organismo más pequeño que cumple las tres funciones vitales: nutrición, relación y reproducción. Así que sí, un ser unicelular, una sola e insignificante célula, ya es un ser vivo, como nosotros.
Evolución de las células
Vale, y si una célula se sobra y se basta ella solita, ¿por qué hay seres pluricelulares? Pues resulta que a lo largo de la evolución algunas células se dieron cuenta de que si se asociaban podían hacer más cosas que ellas solas. Tiene sentido, ¿no? Con el tiempo estas células acabaron dividiéndose sus funciones y aprendieron a comunicarse con señales químicas para coordinarse mejor. De esta forma las células se especializaron y se volvieron dependientes entre sí. Todo esto se iría haciendo más y más complejo hasta que, millones de años después, aquí estás tú viendo este vídeo.
Para un organismo pluricelular es mucho más eficiente que cada célula sea experta en una cosa y todas colaboren. Así surgen los distintos tipos celulares. Y es que, está claro, no todas las células son iguales. Tus ojos y tus huesos son bien distintos, ¿no? Esto es porque la especialización de las células hizo que cambiaran su forma y su función. Además, cuando células del mismo tipo se agrupan, forman tejidos, que a su vez pueden formar órganos muy muy complejos. Vamos a ver unos cuantos ejemplos.
Ejemplos de tipos celulares
Adipocitos
Los adipocitos pertenecen al tejido adiposo y se encargan de almacenar lípidos, o sea, grasa. Cuando comemos calorías de más, nuestro cuerpo, que no es tonto, se las guarda en forma de grasa, principalmente triglicéridos, y las acumula en los adipocitos. Si en algún momento pasamos hambre, nuestros adipocitos soltarán esa grasa para que las demás células puedan alimentarse. Son el almacén de nuestro cuerpo.
Miocitos Cardíacos
Los miocitos cardíacos forman el tejido cardíaco o miocardio, es decir, el de tu corazón, y su función es contraerse y relajarse rítmicamente para bombear la sangre al cuerpo, como si fueran remeros. Algunos miocitos cardíacos funcionan como marcapasos para controlar el ritmo al que se contraen.
Neuronas
Las neuronas son células del tejido nervioso, como el que forma tu cerebro. Están especializadas en recibir señales químicas y eléctricas, procesarlas y generar una respuesta. Son como miniordenadores. Sin las neuronas no podríamos pensar, movernos, sentir alegría o tener conciencia de nosotros mismos.
Especialización y material genético
En muchos organismos pluricelulares, como nosotros, todas las células tienen dentro el mismo material genético. O sea, tus neuronas y tus adipocitos tienen los mismos genes. Entonces, ¿cómo es que son diferentes? En teoría, todas las células podrían ser de cualquier tipo celular, pero en la práctica no es así. Las células tienen formas supercomplejas de regular qué genes y proteínas utilizan y cuáles no para ser del tipo celular que les toca. Esto es muy útil para eso que os contábamos de especializarse y trabajar en equipo.
Aunque sí que hay células que pueden transformarse en varios tipos celulares, como si fueran un Ditto: las células madre, esas que salen tanto en las noticias. Podríamos hablar muchísimo sobre ellas, así que lo dejamos para otro vídeo.
Reproducción y división celular
Vamos con el último apartado de la teoría celular. Como hemos dicho, las células cumplen las funciones vitales, así que también pueden reproducirse. Una célula puede dividirse para dar dos células completamente funcionales. Así que todas las células vienen de otra que ya existía antes y que se dividió en dos. Si hablamos de un ser unicelular como una bacteria, al dividirse dará otro ser unicelular completo, como si tuviera un hijo.
En los seres pluricelulares la división celular nos permite crecer y desarrollarnos. Si no, ¿cómo pensáis que los bebés llegan a ser adultos? ¡Pues a base de millones de divisiones celulares! Por cierto, se estima que un cuerpo humano tiene unas 30 billones de células. Pero ojo, no billones estadounidenses, ¡hablamos de 12 ceros! Y eso sin contar con todas las bacterias que tenemos dentro, que son otras 38 billones. ¡Tenemos más células de otras especies que nuestras!
Este tercer apartado tiene una consecuencia muy curiosa. Si toda célula viene de una que ya existía y empezamos a retroceder en el tiempo, tuvo que haber una primera célula a partir de la que se derivan todas las demás, ¿no? Pues sí, en algún momento apareció la primera célula capaz de dividirse. Y este, amigos, sería el origen de la vida, hace unos 3500 o 4000 millones de años. Casi nada. De esta primera célula surgimos nosotros, las bacterias, tu gato y todo lo que se te ocurra. Tenemos un vídeo chulísimo sobre ello, os lo dejamos por aquí.
Tipos de células: procariotas y eucariotas
Por último, nos falta comentar una cosa fundamental. Aunque ya hemos visto que las células pueden ser muy variadas, a grandes rasgos hay dos tipos de células muy diferentes: las células procariotas y las células eucariotas. La principal diferencia entre ellas es que las eucariotas tienen el material genético encerrado dentro de un núcleo, mientras que las procariotas lo tienen libre. Además, las células eucariotas tienen orgánulos, que son estructuras con diferentes funciones. Este nivel extra de organización permite constituir organismos más complejos. De hecho, todos los seres vivos con células procariotas son unicelulares, mientras que los seres vivos con células eucariotas pueden ser unicelulares o pluricelulares.
Os habréis dado cuenta de que el mundo de las células es inmenso, complejo y muy, pero que muy interesante. Entender las células es entender la vida misma, así que suscribiros y estad atentos, que os iremos contando más cosas sobre ellas. Esperamos que os haya gustado y muchas gracias por vernos.