El pasado 13 de diciembre de 2023 una señora avisó de que se había encontrado un saco con pellets de plástico, o mejor dicho, granzas, en una playa de Galicia. Desde ese día, comenzaron a aparecer un montón de granzas en las costas españolas. Y es que unos días antes un buque perdió 6 contenedores llenos de estos sacos a la altura de Viana do Castelo, en Portugal, y las mareas han llevado todos esos plásticos hasta nuestras costas.
Estas bolitas se llevan encontrando por las playas del mundo desde los años 60, y es que un informe de 2018 concluyó que sólo en Europa se pierden unas 160,000 toneladas de granzas cada año en accidentes de este tipo. Además, también considera a estas granzas como una de las principales fuentes de contaminación por microplásticos. Pero, ¿por qué nos preocupan tanto? ¿Cuál es el peligro de estos plásticos? ¿Y de los microplásticos? Hoy, en Memorias de Dolly, hablamos sobre el plástico.
La historia de los pellets de plástico: desde los años 60 hasta hoy
Aunque son relativamente nuevos, los plásticos son omnipresentes en nuestras vidas. Y si no, mira a tu alrededor. ¡Todo lleva plástico! Es muy difícil encontrar un objeto producido por el hombre que no esté hecho o contenga plástico. Y si no lo está, seguro que se ha necesitado algo con plástico para fabricarlo y que llegue hasta tus manos.
Los plásticos son polímeros, es decir, conjuntos de moléculas repetidas muchas veces. Hay varios tipos, dependiendo de con qué moléculas se sintetizan. Por ejemplo, las granzas que están llegando a Galicia son de polietileno, que está formado por moléculas de etileno y es el plástico más utilizado del mundo. Las botellas de plástico suelen estar hechas con tereftalato de polietileno, que está compuesto por ácido tereftálico y etilenglicol.
Bueno, ya os hacéis a la idea. En función de cuáles sean estas moléculas, el plástico tendrá diferentes propiedades.
Las moléculas que forman los plásticos convencionales se obtienen del petróleo o del gas natural, pero también hay plásticos de origen biológico, los llamados bioplásticos, que se forman a partir de productos vegetales o microbianos. Estos plásticos suelen ser más sostenibles y, en muchos casos, biodegradables, o sea, que desaparecen por acción de microorganismos o de factores ambientales. Algunos ejemplos son el ácido poliláctico y los polihidroxialcanoatos.
Aditivos en los plásticos: propiedades y riesgos potenciales
Además de sus moléculas básicas, los plásticos suelen llevar aditivos: productos químicos que se añaden para dar diferentes propiedades, como mayor flexibilidad o resistencia a la temperatura. Por ejemplo, según su ficha de seguridad, las famosas granzas de las que os hablamos contienen aproximadamente un 10% de UV622, un estabilizador de luz que sirve para proteger al plástico de la radiación ultravioleta.
También contiene dos aditivos antioxidantes en proporciones muy pequeñas, menos del 1%. Aunque ojo, a fecha de edición de este vídeo las granzas aún no se han analizado en un laboratorio, así que no estamos seguros de que su ficha de seguridad esté correcta.
Microplásticos y nanoplásticos: la persistencia de los plásticos en el medio ambiente
Los plásticos convencionales tienen una cosa en común: su estructura química es superestable, y esto los hace muy recalcitrantes, es decir, que cuesta muchísimo que se degraden en la naturaleza. La cosa cambia dependiendo del plástico y del entorno, pero pueden tardar cientos o incluso miles de años en descomponerse del todo. Y lo que es aún peor: en el proceso se rompen en plásticos muy pero que muy pequeños, los famosos microplásticos. Se consideran microplásticos las partículas plásticas de menos de 5 milímetros.
Cuando son menores de 1 micrómetro, hablamos de nanoplásticos. Pues bien, resulta que los microplásticos, al ser tan pequeños, se extienden muy fácilmente, hasta el punto de que están en casi cualquier sitio que se te ocurra. Se han encontrado en todo tipo de ecosistemas, incluso en el hielo del Ártico. También en un montón de alimentos como azúcar, miel, leche, cerveza, agua embotellada, pescado, marisco y diversos cultivos. ¡Hay estudios que han encontrado microplásticos incluso en leche materna y en placentas de mujeres embarazadas! Hay bebés que aún no han nacido y ya están en contacto con el plástico.
Impacto ambiental: cómo los plásticos afectan los ecosistemas
Vamos, que aunque los plásticos son superútiles para un montón de cosas, también son un problemón: usamos muchísimos, están por todos lados y no hay Dios que se libre de ellos. Se estima que para 2060 habrá unas 1000 millones de toneladas de plástico residual en el mundo. Por si fuera poco, la mayoría no se recicla, sino que acaba en vertederos o, directamente, tirado por ahí.
Consecuencias para la salud humana: ¿Qué sabemos hasta ahora?
Ahora la pregunta del millón, ¿qué consecuencias tiene vivir rodeados de plástico? Ay amigos, pues aquí viene la movida. Para empezar, esto es desastroso para el medio ambiente por varios motivos. Los plásticos afectan a los ciclos biogeoquímicos, es decir, al movimiento de nutrientes fundamentales para la vida como el nitrógeno, el carbono o el fósforo, y esto repercute directamente en el crecimiento de microorganismos y plantas.
Además, muchas plantas pueden absorberlos por sus raíces y muchos animales se los comen por accidente, y esto les causa diversas enfermedades como problemas en el crecimiento, esterilidad o, incluso la muerte. Tenemos hasta una enfermedad nueva descrita en aves, la plasticosis, en la que la ingesta de plástico produce daños en los órganos internos. Y no sólo hablamos de comer: también se pueden encontrar microplásticos en el aire. Ya no se puede ni respirar tranquilo.
Como veis, los plásticos entran en la cadena trófica de varias formas, así que pueden acabar dentro de un montón de organismos, incluidos nosotros. En conclusión, la contaminación por plásticos es un problemón ambiental porque altera los ecosistemas a muchos niveles.
Y, ¿qué pasa con nosotros? ¿Son malos para nuestra salud?
Pues, en realidad, no estamos seguros, aunque tenemos motivos para preocuparnos. El mayor problema para nosotros serían los microplásticos y los nanoplásticos. Entran a nuestro cuerpo principalmente con la comida, y algunos son suficientemente pequeños como para penetrar en nuestros tejidos y órganos, donde podrían acumularse. Sabemos que esto pasa en otros animales, como ratones y peces. Algunos estudios comprueban que ciertos microplásticos pueden acumularse en el hígado, riñones e intestino de ratones. Incluso pueden atravesar la barrera hematoencefálica de los ratones y llegar a su cerebro, y…
Bueno, esto es muy chungo. Aún no tenemos datos para humanos, pero hay que tener en cuenta que este problema es reciente y se ha empezado a estudiar hace poco. De momento ya tenemos ensayos de laboratorio que prueban la toxicidad de estos plásticos para varios tipos de células, incluidas cerebrales, y las evidencias se siguen acumulando día tras día. Así que, aunque no tengamos toda la evidencia necesaria, la cosa no tiene buena pinta.
Además, como os hemos comentado, muchos plásticos llevan aditivos que pueden ser peligrosos para nosotros si se liberan en el ambiente. También es posible que compuestos tóxicos del ambiente se queden pegados a plásticos y entren así en nuestro cuerpo.
En el caso de las granzas gallegas, el polietileno y los 3 aditivos son seguros según el reglamento de la Comisión Europea. Esto es así porque las granzas están hechas de forma que los aditivos están muy bien adheridos al polietileno. El problema es que el UV622 y uno de los antioxidantes son peligrosos para la vida acuática. Si el pellet está en buen estado, no pasa nada, pero millones de ellos se van a quedar en el mar y con los años se acabarán degradando, por lo que sus aditivos podrían liberarse.
Soluciones y Medidas: reduciendo el uso de plásticos y fomentando la innovación
O sea, que aún no tenemos suficiente evidencia para afirmar que el plástico es malo para nuestra salud. Aunque sí hay indicios de que podría serlo, porque sabemos que afecta a otros animales y por los resultados de estudios de laboratorio. Sea como sea, lo que sí sabemos es que los plásticos son un problemón para el medio ambiente. Además, cada vez hay más plástico, así que probablemente en el futuro nos afecte