Os vamos a hablar de mitología, más concretamente de la mitología griega. Sabemos que es un tema extensísimo y que hay un montón de héroes, aventuras, poderes sobrenaturales y demás. Pero hoy os vamos a hablar de los dioses del Olimpo: quiénes eran, qué elementos controlaban, cuántos había… A esas preguntas os vamos a contestar hoy.
Aunque este artículo no va de historia, hagamos una pequeña recapitulación para entender de dónde sale este casting de dioses dopados del que os vamos a hablar. Para ello, tenemos que irnos a la época arcaica griega, aproximadamente durante el siglo VII antes de Cristo, tiempos en los cuales los mitos griegos más importantes comenzaron a consolidarse.
Y es que, aunque las primeras civilizaciones que poblaron las tierras del mar Egeo transmitieron sus creencias en forma de tradición oral, sería en este periodo que os comentamos cuando los poetas de la época se encargaron de recoger estos relatos en las grandes obras: la Ilíada y la Odisea, en el caso de Homero, y la Teogonía en el caso de Hesíodo. Según estos mitos, después de la creación del mundo, un grupo de dioses integrados por el gran Zeus y sus hermanos fueron capaces de derrotar a los titanes, que básicamente eran un grupo de otros doce dioses antiguos relacionados con conceptos muy primordiales como el Océano, Cronos (el tiempo), Urano (el cielo) o Gea (la tierra).
Por cierto, Zeus y sus hermanos eran hijos de Cronos y Rea, otra titán. Así que lo que hicieron para hacerse con el poder fue básicamente cargarse a sus padres. Bien es cierto que el mismo Cronos intentó devorarlos también. Ya sabéis: un día normal en la mitología griega, amigos.
El resultado de esta victoria en la Guerra de los Titanes o Titanomaquia fue el ascenso de los dioses olímpicos. ¿A dónde? Pues al monte Olimpo, claro, un monte mítico situado en una región misteriosa que domina todas las montañas de la tierra. O bueno, seguramente ascendieron a lo que los griegos creyeron que era el monte más alto de la tierra, pero que realmente era el monte más alto de la península, situado al noreste de Tesalónica. Así, los doce dioses olímpicos gobernarían sobre la Tierra y sobre sus pequeñas y nuevas creaciones divinas: los seres humanos. Y bueno, quien dice doce dice catorce, porque resulta que hay algunos de ellos que han sido considerados olímpicos en función de la región o el periodo. Vamos, que alguno estuvo nominado para abandonar el Olimpo.
Y es que os hacemos un disclaimer: la mitología es un lío de narices. Es imposible ordenar del todo bien una cantidad tan vasta de creencias cuyas historias muchas veces difieren entre sí en función del origen de quien te cuente el cuento. Pero bueno, vamos con ello.
Zeus

El primero y más importante de los dioses olímpicos es Zeus, el señor de los cielos y de todos los dioses, el más poderoso. Un tipo con muy malas pulgas que utilizaba el rayo y la tormenta contra todo el que se atreviera a ponerse en su contra y que administraba la justicia del Olimpo, gobernando sobre sus hermanos e hijos, que por cierto, a saber cuántos había sueltos.
Y es que este señor tenía una cantidad desmedida de amantes y estaba más salido que el pico de una mesa. Además, el impresentable tenía una manía muy turbia de hacerse pasar por animales o plantas para violar a gente, tanto diosas como mortales. Otros dioses como Hefesto, Ares, Hebe o semidioses como el conocidísimo Hércules son hijos de Zeus. El animal que lo suele representar es un águila.
Hera

Ahora pasamos a Hera, considerada como diosa de las mujeres y el matriarcado, el matrimonio, el cielo y las estrellas. Tuvo la mala suerte de ser esposa y además hermana del rubiales del Olimpo, Zeus. Sí, como veis, los dioses griegos le daban al incesto.
Hera era una diosa de la naturaleza, solemne pero muy vengativa, especialmente con las amantes y los hijos de Zeus. De hecho, parece que era de las únicas deidades a las que Zeus temía, y con razón, pues tenía una cólera salvajísima que pagó especialmente con el pobre Hércules. Ha sido representada tradicionalmente con la vaca como animal simbólico.
Poseidón

Otro de los hermanos de Zeus fue el dios del tutuki splash, el agua, los caballos y los terremotos: Poseidón. Un dios que parece que empezó a ser venerado hace mucho en las ciudades de Pilos y Tebas al final de la Edad de Bronce, y que tuvo credos de gran importancia por toda Grecia, y en especial en Atenas.
El rey del tridente, del Atlético de Madrid y de los mares también tuvo un montón de hijos, como los cíclopes, el caballo Pegaso, Tritón o el héroe Belerofonte. Y en sus ataques de ira se dedicaba a inundar ciudades o hacerle la vida imposible en su regreso a casa a Odiseo, también conocido como Ulises. Como os podéis esperar, el animal que lo solía representar era el caballo.
Hades

El segundo hermano, y sin duda más problemático, es Hades, el hermano mayor. Y es que mientras Zeus se quedó con el cielo y Poseidón con la tierra, a este pobre le tocó la peor birria: el Inframundo, descrito por Hesíodo como carente de piedad, monstruoso y detestable.
Hades era el dios de los muertos. Eso sí, parece que las connotaciones modernas lo han difamado un poco, y realmente como dios, en sus tiempos, tenía un carácter más equilibrado. Se dice que, tras atravesar la laguna Estigia con el barquero Caronte, este señor, al lado de su perrito de tres cabezas Cerbero, decidía el destino de tu alma. Un poco como el San Pedro de los cristianos. Se le ha asociado con muchos animales, como la cabra negra o la serpiente.
Deméter

Ahora vamos con la diosa de la agricultura y portadora de las estaciones, la diosa Deméter, hermana mayor de Zeus y también hermana de los otros dos que os hemos mencionado. El culto a esta diosa se basa en temas como la muerte, el crecimiento y la resurrección. Su mito más importante tiene que ver con su hija Perséfone, cuyo padre era Zeus (what a surprise).
Resulta que a Zeus se le ocurrió la terrible idea de casar a esta chiquilla con Hades, que por lo que sea no tenía un trato muy agradable. Evidentemente, el tipo no manejó muy bien la situación y, bueno, terminó por raptarla y llevársela al infierno. Lo normal para un dios de la muerte.
La pobre madre se pasó la eternidad buscando a su hija por el Inframundo y, finalmente, el trato que Zeus propuso fue que en los inviernos se quedase con Hades y en primavera volviese con su madre. Y así surgieron las estaciones. Se la representa con una hoz de oro y una espiga de trigo.
Hestia

Ahora llegamos a la diosa Hestia, la última de los seis dioses junto con todos los que os hemos mencionado, que forma parte de los seis hermanos que se enfrentaron a los titanes. Esta diosa personificaba el calor del hogar y nunca se inmiscuía en las telenovelas del resto de dioses. A pesar de no tener muchas intrigas, Hestia era venerada en todos los hogares. Quizás era la más espabilada con los líos que se traían todos. Es curioso porque forma parte del panteón principal, pero hay muy pocas representaciones de ella. De hecho, ni siquiera es citada en la Odisea ni en la Ilíada de Homero.
Ares
El siguiente que os vamos a contar es uno que tristemente ha protagonizado muchos de los vídeos de Memorias de Pez: Ares, el dios de la guerra.

Ares es hijo de Hera y Zeus y tiene un carácter agresivo y violento, como no podría ser de otra forma. Era el dios de la virilidad masculina. Se le relaciona frecuentemente con Afrodita, la diosa del amor, quien era su amante. Se le representa con una armadura, una antorcha y un carruaje tirado por caballos con bridas de oro.
A pesar de ser el dios de la guerra, poco pudo hacer para vencer al semidiós Hércules, un tema que lo dejó como un auténtico pringado. El culto a Ares no era de los más comunes, pero había varios lugares con templos dedicados a él. Y, como os podéis imaginar, Ares era un dios muy estimado en la beligerante Esparta.
Afrodita

Por su parte, Afrodita, la diosa del amor, la fertilidad y la belleza, era adorada por hombres y mujeres y honrada como protectora de los navegantes del océano, además de las cortesanas y prostitutas.
Había varias versiones en la mitología sobre su nacimiento. Una de ellas es que Cronos castró a su propio padre Urano, tiró los huevos al mar y después nació ella. En otras versiones, es hija de Zeus. La verdad es que, aunque es muy gore, la primera historia mola más, ¿no?
Como os podéis imaginar, Afrodita vivía en una canción de reguetón: tenía mil amantes. Y aunque estaba casada con Hefesto, el dios de la fragua, lo cierto es que no le hizo mucho caso. El tipo llevaba un casco con cuernos, para que nos entendamos.
Se le suele representar semidesnuda, con un espejo, una manzana, y sin duda ha sido la diosa que más obras artísticas ha inspirado.
Hefesto

Hefesto no era tan bello como ella. Era el dios del metal, del fuego y de los artesanos, además de herrero de los dioses, para lo que contaba con una fragua bajo el volcán del monte Etna, en Sicilia. Que si el cetro de Zeus, el casco de Hermes… todo se supone que lo hizo él. Era muy habilidoso, pero además de feo, el pobre era cojo. Así que su matrimonio con Afrodita se tomó como algo inesperado. El tío acabó pillándola con Ares en la cama y montó un Cristo de narices, avisando al resto de dioses para que vieran el espectáculo. Por supuesto, siempre se le representa con un martillo.
Atenea

Y ahora llega la gran Atenea, una de las más importantes e influyentes de todo el panteón. Ella era la diosa de la sabiduría, de los oficios y de la guerra, pero no guerra en plan violenta como Ares, sino más bien de la estrategia y el ingenio.
Se dice que nació de la cabeza del mismísimo Zeus, para lo que Hefesto le tuvo que meter primero un hachazo. Atenea es considerada generalmente como la hija preferida de Zeus y, además, está estrechamente relacionada con la ciudad de Atenas, siendo su patrona. El Partenón de la Acrópolis se construyó en su honor.
Pero es que resulta que también fue patrona de Esparta y fundadora de Tebas. Vamos, que era la prota de las protas. Atenea siempre ayudó a los grandes héroes como Odiseo, Hércules, Perseo o Aquiles. Se la representaba con el búho, la lanza, el escudo y un casco adornado con esfinges.
Por cierto, Atenea no tenía amores conocidos. Si algún dios desprevenido intentaba ponerle la mano encima… pobre de él.
Apolo

Otro dios que parecía ser bastante crack y al que los griegos le dedicaron un buen culto fue Apolo, dios de la perfección, las artes, el arco, la verdad y la luz, además de la curación, la armonía y la protección contra el mal. Vamos, que era mi perfecto, este dios.
Apolo era el símbolo de los artistas y líder de las musas, además de patrón del oráculo más famoso de todos: el de Delfos. Tuvo muchos amores, tanto mujeres como hombres, y generalmente se tiene una visión positiva de él. Aunque, como todo dios, también las liaba parda cuando quería. Apolo siempre representado como hermoso, con un carcaj y una lira.
Artemisa

Artemisa fue la hermana melliza de Apolo y representa la caza y la naturaleza. Al igual que su hermano Apolo, es hija de Zeus. Era la protectora de las niñas y mujeres jóvenes, además de los partos. Su templo de Artemisa en Éfeso fue una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Parece que tenía un carácter bastante fuerte y que en algunos sitios también era considerada como una diosa guerrera. Siempre se la ha representado con su arco y acompañada de un ciervo con una piel de felino.
Hermes

Ahora os traemos a Hermes, el dios de Amazon. Considerado como el mensajero, el dios de las fronteras y de los viajeros, además del comercio. Se cree que es un dios elocuente y gracioso, suertudo y con facilidad para el engaño. Básicamente, un chico popular.
Junto con Apolo fue patrón de la juventud y de los gimnasios, pero también de las matemáticas, la escritura y de los oradores y filósofos. Vamos, parece el típico con el que te tomarías un vinito en un bar. Pero no, porque si hay uno con el que te podrías tomar un vino, es Dioniso, que para eso es el dios del vino.
Dionisio

Además de la diversión, el teatro y de la locura, Dioniso era el rey de la fiesta y sin duda era el más particular de todos. Se lo representa muchas veces con un grupo de sátiros y, cómo no, con una copita y con la vid. Además, parece que es un dios extranjero cuyo culto procedía de regiones más orientales a la Grecia de aquel entonces.

Y bueno, ya os hemos hablado de los 14 dioses que forman el panteón. Exceptuando a Afrodita y a los hermanos de Zeus, todos los que os hemos mencionado son hijos del último. Pero, como os hemos dicho, solo puede haber 12, y no todos han permanecido siempre como titulares en el equipo.
Así que veamos quiénes son los que nunca se han ido al banquillo: evidentemente, Zeus, también Atenea, Apolo, Hera, Poseidón, Hermes, Ares, Hefesto y Artemisa.
Por otra parte, Hestia, Deméter, Dioniso y Hades han sido dioses variables. Incluso a veces se ha incluido en el panteón a dioses como Perséfone (la hija de Deméter), Asclepio (dios de la medicina) o incluso al mismísimo Hércules, que no era realmente un dios.