Algunos dicen que es el dinero del futuro, otros lo ven como una especie de oro digital y para muchos no es más que una estafa o, en el mejor de los casos, algo que no tiene valor alguno. Y es que sí, amigos, Bitcoin es una de esas cosas que o lo amas o lo odias. Es un activo que no deja indiferente a nadie, que ha hecho a mucha gente ganar mucho dinero y a muchos otros perderlo o dejar de ganarlo. No obstante, hay mucha gente que aún no entiende bien qué es Bitcoin, para qué sirve, por qué tiene valor o cómo invertir en él.
Como todos los inventos, Bitcoin surge para dar respuesta a varios problemas. Veamos: antes de que existiera Bitcoin ya teníamos dinero digital, pero ese dinero no era más que apuntes en la base de datos de un banco. Si tú transfieres 100 € por internet, no estás moviendo un objeto físico. El banco simplemente borra 100 de tu cuenta y lo suma a la de la otra persona. Este sistema tiene un problema: dependes completamente de un intermediario, que en este caso es el banco.

Si el banco se equivoca, congela tu cuenta o el gobierno dicta una orden en tu contra, tu dinero queda bloqueado. Además, ese intermediario tiene que ser de confianza y estar protegido contra hackers, porque si alguien cambia los números en esa base de datos, el dinero puede desaparecer. Y aquí viene un reto todavía mayor: ¿cómo creas un dinero que sea puramente digital y que no pueda duplicarse como una canción MP3 o una foto? En informática, si tienes un archivo, puedes copiarlo infinitas veces sin que nadie lo note. Y claro, para la economía eso sería un desastre, porque si yo pudiera copiar un euro digital infinitamente, la moneda perdería todo su valor.
Pues Bitcoin nace justo para resolver ese problema. La idea era crear una moneda sin una autoridad central que diga quién tiene qué, buscando la manera de que todos los participantes se pongan de acuerdo sobre qué transacciones son reales y cuáles no, y que actúe como un libro de cuentas que nadie pueda manipular, pero que todos puedan consultar. ¿Y cómo se consigue eso? Vale, esto que te voy a contar ahora es un poco raro, pero es la base de todo. Si entiendes esto, estás dentro.
Imagina que en lugar de que tu dinero viva en un ordenador de un banco, viviera en una red de miles de ordenadores de todo el mundo al mismo tiempo. Cada ordenador tendría una copia idéntica del registro de transacciones, y si alguien intenta falsificarla, los demás ordenadores que tienen esa misma copia lo detectan al instante y lo ignoran. Pues eso es lo que se llama blockchain, que es la tecnología que está detrás de Bitcoin.
El creador de Bitcoin
Pero antes de seguir explicando esto, ¿quién ha sido la mente pensante detrás de Bitcoin y por qué esta criptomoneda sale a la luz en 2009?

Ese es el mayor misterio de Bitcoin. Fue creado por Satoshi Nakamoto, un nombre que hasta hoy no sabemos si corresponde a una sola persona o a un grupo de personas. Satoshi apareció por primera vez en 2008 publicando un documento técnico, el white paper de Bitcoin. Después desapareció de la escena en 2011, dejando a otros desarrolladores el control del proyecto. Nunca se volvió a saber de él, de ella, de ellos o de ellas, lo que sea. Su identidad sigue siendo uno de los grandes misterios de la tecnología moderna.
Además, Satoshi no creó Bitcoin en cualquier momento. Se presentó en enero de 2009, justo cuando el mundo estaba saliendo de la crisis financiera de 2008. La gente había visto cómo bancos y gobiernos rescataban a instituciones con dinero público, mientras millones de personas perdían sus ahorros, sus casas o sus empleos. En ese ambiente de desconfianza, una moneda que prometía no depender de bancos ni políticos sonaba casi como una rebelión financiera. Ese espíritu se ha mantenido en la cabeza de muchos y da cierto romanticismo a la criptomoneda.

Normas y reglas de Bitcoin
Hasta ahora hemos visto que Bitcoin es una moneda digital que no pertenece a ningún país, que no está controlada por ninguna autoridad central y que funciona gracias a una red descentralizada de ordenadores en todo el mundo. Pero tiene otra característica muy interesante: nació con una serie de reglas grabadas en su propio código, algo así como las tablas de la ley. Son unas normas que todos los participantes de la red siguen automáticamente y que difícilmente se pueden cambiar, ya que para hacerlo habría que convencer a la mayoría de los participantes para que actualicen su programa con esas nuevas normas.
Si la mayoría no lo hace, la red simplemente ignora a quien intente romper las reglas y sigue funcionando como siempre. Y poner de acuerdo a tantísimas personas es casi imposible. Así que es muy probable que nunca veamos cambios en las normas de Bitcoin. ¿Y qué normas son las que lo rigen? Bueno, la más importante de todas es que solo habrá 21 millones de bitcoins. Y de esos 21 millones, nada más y nada menos que casi 19,8 millones, es decir, aproximadamente el 94%, ya han sido minados y están en circulación.

Vale, tiempo muerto. Ya sé lo que estás pensando: ¿qué es eso de minar bitcoins? Minar bitcoins no tiene nada que ver con picos, palas ni cuevas, aunque la idea se inspira en la minería de oro. El oro está bajo tierra y tú tienes que gastar tiempo, esfuerzo y recursos para sacarlo; pues en Bitcoin pasa algo parecido. Lo que ocurre es que, en lugar de excavar con herramientas, lo que excavas son problemas matemáticos y en lugar de una pala usas un ordenador muy potente.

La red de Bitcoin necesita que alguien valide cada transacción para evitar trampas, y ahí es donde entran los mineros. Cada vez que llega un lote de transacciones nuevas, los mineros compiten por ser el primero en resolver un acertijo matemático muy difícil. No es que sea un acertijo inteligente que tú puedas deducir, es más bien una lotería. Tu ordenador prueba y prueba combinaciones hasta que acierta. El primero que lo consigue gana dos cosas: una, el derecho a añadir ese bloque de transacciones al gran libro de cuentas, es decir, a la red de miles de ordenadores también conocida como blockchain.
Esto significa que esas operaciones quedan registradas para siempre. Y la segunda cosa que gana es una recompensa en bitcoins nuevos que no existían antes. Esa es la forma en la que nacen nuevos bitcoins, como premio por hacer el trabajo de validar y asegurar la red. El truco está en que esta lotería se ha diseñado para que ganar sea difícil y requiera mucha energía y potencia de cálculo. Eso hace que falsificar transacciones o manipular la red sea prácticamente imposible, porque tendrías que controlar una cantidad absurda de ordenadores y electricidad.

Esto también está regulado en las normas de Bitcoin. En Bitcoin, resolver el acertijo para minar un bloque no siempre es igual de fácil. La red tiene un mecanismo que cada dos semanas aproximadamente ajusta la dificultad del problema matemático para que, pase lo que pase, los bloques sigan apareciendo cada 10 minutos. Esto significa que, si de repente entran muchos mineros con más potencia de cálculo, la red no empezará a generar bitcoins más rápido, simplemente hará los acertijos más difíciles.
Y si muchos mineros se desconectan, los acertijos se vuelven más fáciles para que el ritmo vuelva a estabilizarse. Es como si en una carrera los jueces pudieran alargar o acortar la pista en tiempo real para que todos tarden lo mismo en llegar a la meta, sin importar si corren atletas olímpicos o personas normales.
Vale, ya hemos visto dos de las leyes más importantes de Bitcoin ya las mencionamos: la primera es que jamás existirán más de 21 millones de bitcoins, y la segunda es que cada dos semanas el propio sistema recalibra lo difícil que es resolver los acertijos matemáticos para minar un bloque. Pero aún hay más. La tercera norma establece que cada vez que se añaden 210.000 bloques, aproximadamente cada cuatro años, la recompensa que reciben los mineros por crear nuevos bloques se reduce a la mitad. Este proceso se conoce como halving y sirve para reducir la creación de nuevos bitcoins con el tiempo, controlando la oferta y manteniendo su escasez.
La cuarta ley es la inmutabilidad. Las transacciones no se pueden deshacer. Si envías bitcoins a una dirección, no hay botón de cancelar ni servicio de atención al cliente que pueda revertirlo. Esto hace que el sistema sea muy seguro contra fraudes, pero también significa que cualquier error o despiste es definitivo. Otra regla muy importante es que las transacciones son públicas. No se ve tu nombre, pero sí la dirección anonimizada desde la que envías y recibes, algo así como tu número de cuenta en Bitcoin, de manera que cualquiera pueda comprobar en la blockchain que esa operación se hizo, cómo se hizo y cuándo se hizo.
Por último, está la norma del consenso. Para que algo se considere verdadero en Bitcoin, la mayoría de la red tiene que estar de acuerdo. Si intentas inventarte un bloque falso o cambiar el pasado, el resto de nodos lo rechaza.

Vale, ya hemos visto las bondades de Bitcoin. La criptomoneda permite mover dinero de forma directa entre personas, en cualquier parte del mundo y sin intermediarios, con transacciones rápidas, transparentes y difíciles de censurar. Su oferta limitada a 21 millones lo protege de la inflación y le da una escasez similar al oro, mientras que la red descentralizada y la criptografía garantizan seguridad y resistencia frente a manipulaciones o fraudes. Por todo esto, para mucha gente Bitcoin es una gran inversión y una auténtica reserva de valor, algo así como una especie de oro digital. A día de hoy, muchos inversores están adquiriendo bitcoins con la esperanza de que su escasez y su creciente demanda multipliquen su precio en los próximos años. Y aquí un inciso, porque ya sé lo que estáis pensando: muchas veces la gente habla de Bitcoin y de distintas criptomonedas, pero casi nadie te cuenta cómo invertir. Veamos: antes de que fuese tan popular, invertir en Bitcoin era una tarea bastante complicada. Sin embargo, poco a poco han ido surgiendo diferentes métodos más accesibles para el pequeño inversor.
¿Cómo se invierte en Bitcoin?
Ahora bien, si quieres empezar a invertir en Bitcoin, ¿cómo lo puedes hacer? Lo primero que necesitas es una plataforma seria, avalada por una institución europea y que ofrezca un buen servicio; en otras palabras, que no te deje tirado cuando surja un problema.
Otros usos del Bitcoin

Es muy útil para hacer transferencias internacionales rápidas. Enviar dinero de un país a otro a través de un sistema bancario tradicional puede tardar días y comerse un porcentaje importante en comisiones. Con Bitcoin puedes enviar cualquier cantidad a cualquier parte del mundo en minutos y sin pedir permiso a intermediarios.
Esto ha hecho que, en países con mucha migración como Filipinas o Nigeria, haya personas que lo usen para mandar remesas a sus familias, evitando las tarifas abusivas de las empresas de envío de dinero. Y, por último, Bitcoin también se ha convertido en un refugio frente a la inflación en países donde la moneda local se devalúa a toda velocidad. En lugares como Venezuela, Argentina o Turquía, hay personas que cambian sus ahorros a Bitcoin para evitar que pierdan valor de un mes a otro.
Principales riesgos y debilidades
- El primero es su volatilidad extrema: el precio de Bitcoin puede moverse decenas de puntos porcentuales en cuestión de días, a veces incluso en horas. Esto se debe a la especulación, noticias repentinas o movimientos de grandes inversores. Por esta razón, es un activo difícil de usar como medio de pago estable y arriesgado para quienes buscan seguridad a corto plazo. No obstante, a medida que Bitcoin está siendo adoptado por más personas, empresas e instituciones, su precio tiende a ser más estable.
- Otro riesgo, que al mismo tiempo es una ventaja, es la irreversibilidad de las transacciones. Como dijimos antes, una vez envías Bitcoin, no puedes deshacer la operación. Esto obliga a extremar las precauciones y gestionar con cuidado las claves privadas, porque si las pierdes o te las roban, el acceso a tus bitcoins desaparece para siempre. Luego también está el factor regulatorio. Aunque Bitcoin es descentralizado, su uso en el mundo real depende de gobiernos, empresas y plataformas de intercambio.
- Si un país decide prohibirlo, restringirlo o imponer regulaciones estrictas, eso puede afectar gravemente a su adopción, liquidez y valor. Ejemplos recientes incluyen los vetos parciales en China o las exigencias de trazabilidad en la Unión Europea. Por otro lado, en el plano técnico, la red de Bitcoin consume grandes cantidades de energía debido a su sistema de minería por Proof of Work. Esto ha generado críticas medioambientales y presión política para buscar alternativas más eficientes, aunque los defensores argumentan que buena parte de esa energía proviene de fuentes renovables o de excedentes energéticos.
- A esto se suma que, aunque su tecnología es robusta, Bitcoin no es inmune a problemas de escalabilidad. La red solo puede procesar unas pocas transacciones por segundo, lo que en momentos de alta demanda provoca comisiones elevadas y tiempos de espera largos, reduciendo su atractivo como sistema de pago rápido y barato. Por último, está el hecho de que su adopción masiva no está garantizada. Aunque ha crecido mucho, sigue siendo un activo relativamente joven y no está claro si en el futuro se impondrá como dinero global, quedará como un nicho de inversión o será desplazado por otras tecnologías y monedas digitales emitidas por bancos centrales.
Recuerda que esta explicación es únicamente una introducción a cómo funciona Bitcoin, sus fortalezas y sus debilidades. No es una recomendación de inversión.