Hoy vamos a hablar de una de las peores situaciones por las que puede atravesar una economía, y en la que casi irremediablemente y salvo sorpresa vamos a entrar en los próximos meses. Una situación que nos afectará a todos y que amenaza al mundo con una gran crisis no vista desde 2008. Vamos a hablar de la estanflación porque, ¿Qué es la estanflación?¿Cómo hemos llegado a estar tan amenazados por ella? y, sobre todo, ¿Qué podemos hacer ante un escenario así?
Normalmente, la economía tiene dos estados naturales. Uno en el que el PIB crece, donde la economía crece y la tasa de desempleo decrece. En ese caso la inflación aparece por el simple hecho de que hay más dinero en la economía. Y otro en la que la economía decrece. Es decir, entra en recesión y el desempleo aumenta. En esos casos los precios suelen tender a bajar debido a que la gente y las empresas por lo general tienen menos dinero.
Sin embargo, en momentos muy concretos de la historia se ha dado una curiosa situación, que une lo malo de ambos mundos. Un constante aumento de precios, mientras la economía está en recesión y el desempleo aumenta. Pero ¿cómo es esto posible? Pues vamos a verlo con un ejemplo.
Ejemplo histórico
Corrían los años 70, y el capitalismo estaba a tope. Economías como la de Estados Unidos o Reino Unido llevaban muchos años creciendo a un ritmo vertiginoso. Nuevos y modernos electrodomésticos junto a millones de coches llegaron a un montón de hogares. Las empresas cada vez presentaban mayores beneficios y todo iba viento en popa a toda vela.
Para alimentar este crecimiento económico los bancos centrales tenían tipos de interés bajos. Endeudarse era muy barato, lo que favorecía que las familias gastaran y compraran mejores casas, coches, electrodomésticos, se fueran de vacaciones… y también que las empresas invirtieran en nuevas fábricas, maquinarias, más empleados y todo lo necesario para que sus negocios prosperasen.
Sin embargo, una guerra muy lejana iba a acabar con todo aquello. En 1973, una coalición árabe compuesta por Egipto y Siria, lanzaron un ataque sorpresa contra Israel para recuperar el Sinaí y los Altos del Golán. Las fuerzas árabes, bien respaldadas por el dinero y el armamento de la Unión Soviética y con la ayuda de fuerzas expedicionarias de un montón de países musulmanes, no tuvieron nada que hacer contra Israel que estaba financiado por Estados Unidos.

En represalia a esta ayuda occidental a Israel, la recién creada OPEP compuesta por muchos países productores de petróleo, que en su mayoría eran países musulmanes, llevaron a cabo un embargo de petróleo a occidente y redujeron al máximo su producción de crudo. Esto provocó un aumento de precio del petróleo nunca visto hasta entonces.
La situación provocó una escasez de combustible en Estados Unidos. Muchas fábricas tuvieron que detener su producción total o parcialmente y, por tanto, despedir trabajadores. Este parón repentino de la producción provocó un frenazo en la economía estadounidense y el desempleo aumentó a la par que los precios del petróleo continuaron subiendo, lo que creaba inflación. Como anécdota decir que en Estados Unidos se llegaron aplicar restricciones a repostar. Y si tenías matrícula que acababa en número impar, sólo podías repostar los días impares, y lo mismo con los pares. También se bajaron los límites de velocidad e incluso se suspendieron competiciones como el rally de Montecarlo. Todo valía con tal de reducir la demanda de petróleo pero aun así la crisis pegó muy duro y llevó a millones de personas a la pobreza.
Resumiendo, un aumento del precio del petróleo producido por una guerra provocó una gran subida de precios, que provocó una crisis económica sobre la que los bancos centrales tardaron en reaccionar ¿Os suena esto de algo? Se parece un poco a lo que estamos viviendo actualmente ¿no?
Y alguno os estaréis preguntando. ¿Y por qué no ocurre esto siempre que hay inflación? La respuesta es sencilla. Normalmente, la inflación la produce un aumento de la demanda. Es decir, las familias o empresas tienen más dinero y por tanto demandan más bienes y servicios, lo cual sube los precios de éstos.
Sin embargo, en los escenarios de estanflación, lo que normalmente produce la subida de precios no es el aumento de la demanda sino un problema con la oferta. Básicamente, lo que ocurrió fue que la subida del precio del petróleo provocó un enorme aumento en los costes de producción. Un coste que las empresas repercutieron al cliente subiendo los precios. Sin embargo, los clientes que tenían el mismo dinero, simplemente compraron menos. Esta reducción en el consumo conllevó una reducción en la producción en las empresas que tuvieron que despedir a algunos de sus trabajadores. Y así es como la inflación y el desempleo comenzaron a convivir.
Como decíamos en la actualidad nos encontramos ante un escenario similar, aunque con ciertas diferencias. Es cierto que eventos muy concretos como los recientes confinamientos en China por COVID o la guerra en Ucrania, han provocado una situación similar a la de los años 70, en la que la oferta se ha reducido creando cuellos de botella en la cadena de suministro mundial. Y ello ha provocado inflación. Sin embargo, no toda la inflación viene por ahí. En este caso, una parte de la inflación la arrastramos de la crisis del COVID ¿Por qué? Bueno, para paliar los efectos del parón económico que supuso los confinamientos y las medidas anti COVID, gobiernos como el de Estados Unidos o la propia Unión Europa imprimieron cantidades ingentes de dinero, para que la economía no entrara en una súper recesión. El problema de imprimir tanto dinero lo estamos viviendo ahora en forma de inflación.

¿Cómo se acaba con la estanflación?
El primer paso, indispensable y más importante, es acabar con la inflación. Y una vez acabemos con este aumento de precios, abordar el crecimiento económico ¿Y cómo acabamos con la inflación? Pues tenemos dos formas de hacerlo. La primera es subir los tipos de interés para acabar con esa inflación que es fruto de la impresión descontrolada de dinero y… ¿Qué significa subir los tipos de interés? Básicamente, que los bancos centrales presten dinero a los bancos comerciales a un interés mayor. Al financiarse a un interés mayor, los bancos comerciales también dan créditos a familias y empresas a un interés mayor, por lo que la gente se endeuda menos, ya que pedir dinero prestado les sale más caro. De esta forma baja el consumo, porque la gente se va menos de vacaciones, se compran menos viviendas, menos coches y demás… y lo mismo ocurre con las empresas que invierten menos en tecnología, maquinaria, nuevas fábricas. Es decir, que se da un frenazo a la economía. El problema es que, si los bancos centrales no aciertan con la intensidad de este frenazo, se puede pasar de frenada y causar una gran recesión en la economía y por tanto una gran crisis.
Otra cosa que se puede hacer es acabar con los cuellos de botella que encarecen el comercio internacional y sobre todo con el alza en los precios de las materias primas. En la situación actual esto significaría acabar con el conflicto de Ucrania o al menos con las sanciones a Rusia, presionar a los países productores de petróleo para que produzcan más crudo y que así este baje de precio, mejorar la capacidad de refinado de petróleo o incentivar a las empresas productoras a buscar nuevos yacimientos o a largo plazo potenciar las energías renovables entre otras cosas. El objetivo es claro, aumentar la oferta de energía para que esta baje su precio.
Pero,¿ y si los productores de materias primas, especialmente de gas y petróleo se niegan a producir más y si occidente no encuentran la manera de buscar fuentes de energía alternativas? ¿Qué más se puede hacer? Pues reducir la demanda, aunque eso también frenará la economía Y ¿Cómo se frena la demanda? Pues estableciendo restricciones a todo lo que gaste energía. Por ejemplo, a la circulación de coches. También podría ser interesante que el estado incentive que las empresas optimicen sus procesos de producción para hacerlos energéticamente más eficientes. Es decir, que aprovechándose de la tecnología actual, puedan producir lo mismo utilizando menos energía o energía renovable. El problema de esto es que, tanto aumentar la oferta de gas y petróleo como reducir la demanda o encontrar alternativas, lleva tiempo, mucho tiempo.
En cualquier caso, una vez la inflación esté controlada ya solo queda volver a estimular la economía bajando los tipos de interés y volviendo a una situación económica de crecimiento y prosperidad.
Y tú ¿qué piensas? ¿Estamos cerca de un escenario de estanflación?¿Controlarán los bancos centrales la inflación antes de que la economía entre en crisis?¿Qué soluciones se deberían tomar?