Hoy en Memorias de Pez vamos a hablar de un pueblo de misteriosos orígenes que lo ha tenido complicado a lo largo de la historia, un pueblo que ha viajado mucho y que ha mantenido su cultura contra viento y marea, poblando distintas regiones de Europa occidental. Así que preparaos porque hoy os vamos a contar la historia del pueblo gitano, también llamado Romaní o zíngaro.
Para empezar os vamos a desvelar cuál es el origen de la palabra Gitano: resulta que este no es otro que “Egiptiano”. En castellano, este nombre se utilizó porque se creía que los gitanos venían de Egipto. De hecho, el término en inglés “Gypsy” viene a ser lo mismo: originario de Egipto. Sin embargo, esto es algo muy alejado de la realidad, porque su origen es aún más remoto. Ahora veréis.
Y es que a pesar de que la historiografía lo ha tenido muy chungo para estudiar sus constantes idas y vueltas, parece que se ha llegado a un consenso en una cosa: el camino de los gitanos empezó en la India. Más concretamente, parece que su origen proviene del noreste del subcontinente, que abarca las regiones de Sindh y Punjab, o lo que es lo mismo, el actual estado de Rayastán. Ahora bien, ¿qué pasó para que se fueran de allí? Pues hay varias hipótesis que nos cuentan cómo pudieron haber sido estas migraciones.
Hipótesis de las migraciones
Vayamos con la primera migración. En esta hipótesis hemos de irnos al siglo IX, momento en el que la religión islámica inunda los territorios de la India. Es posible que una casta inferior de individuos fuera reclutada y enviada a combatir esta invasión islámica, viajando hacia el oeste. Esta hipótesis está basada en un relato de Mahmud de Gazni, un sultán que gobernó en el subcontinente indio y que, por cierto, fue el primero en tomar el título de sultán. También es posible que los propios conquistadores musulmanes les mandaran al oeste en un servicio militar forzado. La razón de por qué viajaron aún más hacia el oeste sigue siendo un enigma, pero parece claro que esto ocurrió en torno al año 1000.
Si nos vamos al siglo XIII podemos encontrar otra posible migración, esta vez asociada a la presión que ejerció la horda mongola sobre las tierras indias en los años anteriores. De estas migraciones y del origen indostaní de los gitanos, hay evidencias tanto genéticas como lingüísticas. Y es que uno de los rasgos más llamativos de los gitanos una vez llegaron a Europa fue su curioso idioma: el romaní. Un idioma que tras haber sido estudiado ha resultado ser muy similar al sánscrito y que, por cierto, también tiene continuidad con el “Caló”, que es el lenguaje gitano en España. Palabras tan usadas como “fetén”, “chungo”, “mola” o “currar” vienen de este lenguaje. Así que quién sabe, quizás alguna de estas palabras haya llegado a nosotros desde más allá de Pakistán.
La llegada a Europa y la Isla de Corfú
Tras su misteriosa partida desde el remoto Rayastán, los romaníes tuvieron que atravesar Persia. Es probable que estos migrantes se casaran allí y se mezclaran entre ellos formando un pueblo más consolidado, que a posteriori viajaría hacia Europa en distintas olas. Uno de los sitios donde se establecieron y formaron una comunidad estable fue en la pequeña isla de Corfú, y llegaron a controlar una región que fue denominada como el “pequeño Egipto”, de ahí la confusión que os hemos contado al principio.
Y así llegamos al siglo XV con una nueva migración. Esta migración siguió dos rutas y fue mucho más masiva que las anteriores: les llevó por un lado al interior de Europa y por otro hacia Siria. La primera rama se extendería por prácticamente todo el continente europeo, mientras que la segunda tomaría su camino desde el levante mediterráneo al norte de África, para acabar cruzando el Estrecho de Gibraltar y converger con la primera rama en la península ibérica. Y, aunque es cierto que esto hay que cogerlo con pinzas, parece que la migración que llegó a la península desde el norte sí que está más documentada.
El siglo de oro para el pueblo gitano y su posterior persecución
Así, el siglo XV puede ser considerado como un siglo de oro en la historia europea de los gitanos. Es durante este periodo cuando se crea el mito del gitano “misterioso y mágico” del que tantas veces se ha escrito y que aparece en libros tan grandiosos como Cien años de soledad. Sobre estos primeros romaníes en Europa se contaban historias extraordinarias sobre sus orígenes, y ellos mismos, mediante una tradición oral que se fue cultivando siglo tras siglo, fueron recopilando y mitificando sus viajes. No obstante, la fascinación por los gitanos se fue poco a poco convirtiendo en hostilidad y la cultura gitana se convirtió en un desafío para la población sedentaria y la religión dominante.
Pero llegó el siglo XVI y empezaron las persecuciones (algo que se extendería hasta nuestra actualidad). La buena acogida inicial pasó a la marginación, persecución, castigo o incluso esclavización… Algo que se prolongó muchísimos años. Por poner un ejemplo para que veáis hasta dónde llegó todo: la esclavitud gitana en Rumanía no fue abolida hasta el año 1864, un año más tarde de que se proclamara la emancipación de los esclavos en EE. UU. Durante el siglo XVI en España se promulgó una ley que los obligaba a abandonar su vida nómada, fueron expulsados de Alemania y también de Inglaterra y Suecia (en estos casos bajo pena de muerte). Y es que a lo largo de todos estos años, fueron promulgadas una gran cantidad de leyes que buscaban la expulsión o incluso el exterminio de este pueblo. Un ejemplo de esto último fue la “Gran Redada” en 1749, un intento de eliminar a los gitanos españoles, ideado y dirigido por el Marqués de la Ensenada. La idea consistió en recluir por sexos a los gitanos. Así, separando a las mujeres de los hombres, estos no podrían reproducirse… vamos, que el tío planeó un genocidio.
Contradicciones en la historia gitana
No obstante, a pesar de ser perseguidos, se generaba una enorme contradicción: los gitanos eran expertos artesanos y artistas, así que también se les obligaba a trabajar en determinados gremios, desempeñando oficios reconocidos. De esta forma, mientras que la población y los gobiernos autóctonos los repudiaban, su asentamiento cada vez era más necesario para mantener a las familias. Así llegaron a una forma de vida “semi nómada” o itinerante, muchas veces siendo necesario su ocultamiento y siempre adaptándose a los cambios en las leyes. Eso sí, los gitanos siempre tuvieron una enorme habilidad para conservar sus propios caracteres culturales y la asimilación por parte de otras culturas fue muy difícil. O como se diría en caló: muy chungo.
Migraciones a América y la persecución moderna
Evidentemente, los romaníes también cruzaron el charco y llegaron a América, aunque el propio Felipe II decretó en 1570 la prohibición de que viajaran hacia allí. Durante los siglos XVII y XIX se produjeron más movimientos migratorios por parte de las poblaciones europeas, que veían la marcha al nuevo mundo como una oportunidad para encontrar nuevos trabajos y huir de la persecución que vivían en Europa. Y desde luego que lo hicieron bien, porque en Europa se les venía algo totalmente horrible.
Al calor de las olas de racismo y nacionalismo que se vivían en Europa y amparándose en las teorías pseudocientíficas de moda, los gitanos vivieron la peor persecución de su historia. En Alemania, no hubo que esperar a la llegada de Hitler. Ya incluso durante el dominio prusiano se realizaron acuerdos para acabar con la forma de vida romaní. En 1905 en Baviera se elaboró un “libro gitano” que tenía por objetivo realizar un censo para poder mandarles a hacer trabajos forzados si no demostraban tener trabajo estable y durante la República de Weimar esta medida se adoptó en toda Alemania. Esta idea fue copiada por el resto de países: Francia, Reino Unido, Suiza… Pero lo peor estaba por llegar. El nazismo y las terribles barbaries cometidas en la Segunda Guerra Mundial se cebaron a lo bestia con los gitanos… Y lo peor es que el genocidio gitano es un fenómeno relativamente desconocido sobre el que estimar el número exacto de víctimas es muy difícil. Las cifras podrían ascender a más de un millón, y se sabe que solo en Auschwitz murieron más de 20.000 gitanos. Un absoluto drama. Tras la caída del muro de Berlín y el inicio de la Guerra de los Balcanes, la cosa también se iba a poner seria para los pueblos romaníes. Y es que la limpieza étnica que los serbios llevaron a cabo, provocó un éxodo sin precedentes de refugiados de los que una parte importante eran gitanos. Otra diáspora más en su enorme lista de viajes forzados.
Situación actual del pueblo gitano
En la actualidad, resulta muy complicado saber cuál es el número exacto de gitanos que habitan en Europa, así que todas las cifras que se dan tienen que ser tomadas con mucha cautela, pero se calcula que hay más de 10 millones y algo más de 12 millones en el mundo. Rumanía es el país que alberga una mayor cantidad de romaníes en Europa, seguido de España, Francia, Grecia o Bulgaria. Cabe también mencionar que en Turquía viven más de dos millones y que en América, en EE. UU. y Brasil, los gitanos rondan el millón de habitantes. En cada uno de estos lugares, la población gitana tiene sus propios rasgos culturales e incluso sus variaciones en el idioma, aunque siempre siendo la lengua principal el romaní.
A día de hoy, la asimilación cultural del pueblo gitano sigue siendo, a veces, complicada y la persecución no ha cesado en muchos sitios. Sin embargo, con este vídeo esperamos que el haber descubierto algo más sobre su interesante historia y su problemática constante nos lleve a entender que las diferencias entre culturas suman y no restan. Como habéis visto, nuestra cultura está muy entrelazada (sobre todo en España). Esperamos que os haya gustado el vídeo y que os vaya “fetén”.