La Unidad Militar de Emergencias, más conocida como la UME, en sus ya 15 años de existencia no sólo ha inspirado a numerosos ejércitos de todo el mundo para crear unidades similares, sino que además se ha ganado ser una de las unidades más queridas y respetadas por sus propios ciudadanos, aquellos para los que la unidad se pone a su servicio cuando vienen peor dadas, siendo el último escudo que la población española tiene ante las mayores catástrofes. ¿Pero cómo y por qué surge la UME? ¿Qué misiones lleva a sus espaldas? ¿Dónde está? ¿Cómo se organiza?
Pues todo empezó en la Navidad del 2004 con unas nevadas del copón en Burgos y con más de 6.000 personas aisladas. Las autoridades, desbordadas y sin nadie a quien recurrir, fracasaron estrepitosamente en hacer frente a tal catástrofe. Aquello pasó y con el buen tiempo las cosas no mejoraron; en verano de 2005, un incendio en Guadalajara dejaba 14 muertos y las autoridades autonómicas y nacionales volvían a quedarse con el culo al aire.
Definitivamente había que hacer algo. Sin embargo, el tema no era fácil y en un país como España, hay que tener en cuenta muchos aspectos antes de tirarse a la piscina. Se necesitaba crear un cuerpo militar que actuase a nivel nacional pero que encajase con el sistema autonómico, que tuviese en cuenta a los cuerpos especializados que ya existían y que tuviese un encaje dentro de la propia organización de las Fuerzas Armadas.
Creación y desarrollo
El gobierno aceptó el reto y se puso manos a la obra. El 7 de octubre de 2005, por acuerdo del Consejo de Ministros, se creaba la Unidad Militar de Emergencias. Por supuesto, una vez más, que estamos en España, la decisión no estuvo exenta de polémica con duros ataques de la oposición desde la que se llegó a tildar a la UME como un “capricho faraónico”. Sin embargo, ajenos a todas las polémicas, la UME echaba a andar de la mano de un puñado de expertos militares procedentes del Ejército de Tierra, de la Armada, del Ejército del Aire y de los cuerpos comunes. Crear una unidad militar no es fácil; había que darle sentido a todo, saber qué materiales comprar, qué formación dar a los soldados, su estructura, hasta había que definir uniformes, símbolos e incluso un himno.
El primero en llegar de este puñado de expertos fue Fulgencio Coll, el verdadero padre de la UME, que aceptó ser el primer general. La misión era de todo menos fácil: en menos de un año la unidad tenía que estar operativa. Tras muchas jornadas de trabajo interminables y con una inversión en el año 2006 de 127,9 millones de euros, se consiguió. El 27 de julio de 2007, la UME comenzaba a ganarse un hueco en el corazón de los ciudadanos interviniendo por primera vez en un gran incendio en Gran Canaria.
Hasta 7 veces tuvo que ser desplegada la UME en 2007, siendo el mayor despliegue el que se realizó para acabar con el incendio de Les Useres. En aquel año, la UME tuvo que hacer frente a incendios, inundaciones y temporales; sin embargo, todo aquello no había hecho más que comenzar. En 2008, las intervenciones subieron, con rescate de conductores atrapados en la nieve en León, incendios en lugares tan dispares como La Gomera o Zuera, o inundaciones como las de Rivas Vaciamadrid o Mallorca. La UME estaba cumpliendo con creces y sorprendiendo a los más optimistas.
A pesar de que la crisis económica de 2008 pegó muy duro, los recortes no llegaron a la UME y esta pudo seguir aumentando sus prestaciones. De las 10 intervenciones en 2008 se pasó a nada más y nada menos que a 46 en 2009, incluida la búsqueda de Marta del Castillo, una joven desaparecida en Sevilla que supuso el mayor despliegue de la unidad hasta esa fecha.
Misiones internacionales y relevancia
2010 sería especial para la UME por dos motivos. Uno de ellos especialmente triste: la UME fue desplegada en Haití, país que fue brutalmente sacudido por un terremoto que causó miles de víctimas. Allí, la UME colaboró en labores sanitarias y de rescate y puso de manifiesto la necesidad de unificar protocolos de actuación con otros países. De hecho, dos años después la UME superó un proceso de certificación de Naciones Unidas que le capacita para formar un equipo de Búsqueda y Rescate Urbano para ponerlo a disposición de Naciones Unidas en grandes catástrofes.
El otro hecho singular que trajo consigo 2010 fue una intervención en el aeropuerto de Barajas, donde la UME repartió mantas y agua a los miles de viajeros que se quedaron atrapados por la huelga de controles aéreos que supuso el primer estado de alarma de la democracia. Hasta 30 intervenciones se llevaron a cabo en 2010. 2011 sería también un año movidito con 50 intervenciones, entre las que destacó el terremoto de Lorca, que supuso uno de los mayores despliegues de la historia de la unidad.
Récord de intervenciones y reconocimiento internacional
2012 marcaría un nuevo récord de intervenciones con 63, la mayoría incendios, alguno de ellos muy graves como el de Cortes de Pallás en Valencia. Entre inundaciones, rescates, incendios, tormentas, nevadas, seísmos y crisis de toda clase y condición, la UME se hacía mayor y otros países ponían sus ojos en ella. De hecho, en 2015, 44 países de todo el mundo habían mostrado ya su interés por este modelo de unidad, incluyendo países como Francia, Portugal, Argelia, Perú, Estados Unidos, Brasil, Ecuador, Colombia, Jordania, Japón o Corea del Sur.
Ese mismo año, la UME tuvo que volver a ayudar lejos de nuestras fronteras; en este caso, el terremoto lo había sufrido Nepal, donde se produjeron más de 8.000 víctimas. Esta fue la primera vez que un equipo certificado USAR de la UME se desplegaba en una misión internacional. Al año siguiente, la UME repitió en el extranjero, esta vez por culpa de un terremoto en Ecuador. También se pudo ver a la UME en el Líbano en la operación «Libre Hidalgo», llevando a cabo labores de formación.
2017 fue uno de los años más difíciles para la unidad. Las intervenciones en el exterior se multiplicaron. A los terremotos de Chile y México hubo que sumarle una gran campaña contra una plaga de incendios que hubo en Portugal. En España también hubo de todo ese año: inundaciones, incendios forestales e incluso incendios en plantas químicas. Aquel año, la UME batió el récord de intervenciones con 72. 2018 y 2019 fueron un poco más tranquilos pero trajeron consigo una curiosa misión para la unidad: la extracción de miles de toneladas de camalote del Guadiana, una especie de planta invasora que se había hecho fuerte en el cauce del río.
También miembros de la UME tuvieron que ir a toda leche a Algeciras y Motril para montar unos Centros de Atención Temporal a Extranjeros tras el rescate de varias pateras en el estrecho, además de sus habituales apariciones en diversos incendios, inundaciones y tormentas. De hecho, muchos os acordaréis de una nevada tremenda que cayó en la AP-6 en la que la UME tuvo que rescatar a más de 3.000 vehículos. En el plano internacional, 2018 y 2019 dejaron intervenciones en Grecia, Portugal y Líbano.
Pero sería en 2020 cuando se movilizará por primera vez a absolutamente todos los efectivos de la unidad, con motivo de la operación Balmis, en la que se realizaron decenas de miles de intervenciones centradas sobre todo en labores de desinfección de edificios y calles, y tareas de apoyo a hospitales, centros de salud, residencias de ancianos, centros sociales y un largo etcétera.
Reflexión final y datos interesantes
Bueno, para 15 años, ¿no está nada mal, no? Si con algo merece acabar este vídeo es con la reflexión de que la UME ha sido un ejemplo de innovación, de adaptabilidad y de demostrar cómo el mundo civil y militar pueden cooperar, retroalimentarse y colaborar para hacer frente a todas las amenazas imaginables. También es de justicia que desde la sociedad civil valoremos el trabajo, la dedicación y el sacrificio de todos los componentes de la Unidad Militar de Emergencias que cumplen su misión desde las condiciones más extremas que podáis imaginar y que ponen en riesgo su vida para salvar la del resto. También es necesario agradecer a aquel puñado de políticos y expertos militares que creyeron desde sus inicios en la UME y que fueron capaces de crear una unidad desde cero cuando prácticamente nadie creía en ella.
Y antes de acabar vamos a dar unos datos sobre la unidad. La UME cuenta con un personal de 3.500 personas. Su mascota es Lume, un búho real precioso. La mejor manera de distinguir a un militar de la UME suele ser por su boina amarilla mostaza. La unidad cuenta, entre otras cosas, con drones de búsqueda, reconocimiento y cartografía, helicópteros de ataque a fuego, helicópteros de rescate, hidroaviones, pequeñas embarcaciones o camiones todoterreno con autobombas para extinguir incendios.