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Memorias de Pez » La VERDADERA historia de Buscando a NEMO: El SEXO en los peces payaso 🐠

La VERDADERA historia de Buscando a NEMO: El SEXO en los peces payaso 🐠

Por Paula Pérez Calvo
16 de octubre de 2025 a las 13:41
en Ciencia
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La VERDADERA historia de Buscando a NEMO: El SEXO en los peces payaso 🐠

Buscando a Nemo es para muchos una de las películas más queridas de nuestra infancia. Para los que no la hayáis visto, en ella podemos transportarnos al mundo submarino siguiendo las aventuras del pequeño pez payaso Nemo. Cuando se pierde en el mar, su padre Marlin hace lo impensable con tal de encontrar a su hijo sano y salvo. La película arranca con una tragedia que marca la vida de Marlin. Después de un devastador ataque de una barracuda, su compañera Coral es asesinada y todos sus huevos destruidos. Bueno, todos, excepto un único huevo, que es donde nace el pequeño Nemo.

A ver, no es que os queramos sabotear vuestros recuerdos felices, pero ya sabéis que la naturaleza nunca es tal y como la cuentan en las películas. Resulta que cuando su pareja murió, Marlin debería haberse convertido en hembra. Así que, si somos estrictos, en realidad Nemo debería de haber tenido una nueva mamá que se llamase Marlina. Y bueno, esto también implica algo muy lógico y trágico sobre Nemo y su padre, pero mejor os lo vamos a contar más adelante para que entendáis el motivo. Así que hoy, en Memorias de Dolly, vamos a hablar del sexo y otras curiosidades de los geniales peces payaso.

Organización social de los peces payaso

En la naturaleza, los peces payaso tienen una estructura social fascinante y muy organizada. Viven en parejas o en pequeños grupos donde el tamaño corporal es importante y refleja su estatus social. A la cabeza de todo el grupo hay una única hembra que es la más grande, agresiva y dominante. Ella es la líder indiscutible encargada de proteger su territorio y mantener el orden. El siguiente en el rango y tamaño es un único macho reproductor cuya función es fecundar los huevos. El resto de los individuos son machos más pequeñitos que ocupan los rangos más bajos en la jerarquía y esperan su oportunidad para ascender en esta peculiar lista de espera.

Hermafroditismo y cambio de sexo

Seguramente hayáis oído hablar de los hermafroditas, es decir, individuos que poseen tanto órganos reproductores masculinos como femeninos, ya sea de manera simultánea o secuencial, es decir, primero uno y después el otro. Aunque a nosotros nos parezca extraño, es una estrategia reproductiva bastante común en los peces, y los peces payaso también la utilizan. En su caso, tienen un tipo específico de hermafroditismo llamado secuencial protándrico. Es un nombre complicado, pero en realidad el concepto es bastante sencillo. Todos los peces payaso nacen siendo machos y, a lo largo de su vida, tienen la capacidad de convertirse en hembras.

Cuando la hembra que lidera el grupo muere o desaparece, el macho reproductor, que es el más grande, inicia una serie de cambios hormonales, físicos y neuronales. Su aparato reproductor se invierte: los testículos se degeneran mientras empieza a desarrollar ovarios funcionales. De esta manera, el macho se convierte en la nueva hembra que liderará al grupo. Una vez que este cambio se completa, el siguiente macho en tamaño asciende y toma el lugar del macho reproductor. ¿Entendéis ahora por qué os hemos dicho que el padre de Nemo en realidad tendría que haber sido su madre? Cuando murió su compañera, Marlin debería de haber comenzado su proceso de cambio hasta convertirse en la nueva hembra líder.

Y eso significa que el pequeño Nemo, al ser el único macho que quedaba, habría ascendido de rango para convertirse en el nuevo macho reproductor, y su función sería fecundar los huevos de su padre… bueno, ahora madre. En fin, un poco jaleo todo. Desde nuestra perspectiva, este proceso de cambio de sexo puede parecer extraño y hasta un poco creepy, pero en realidad es un mecanismo bastante ingenioso para asegurar que una pequeña población siempre tenga una pareja reproductora sin necesidad de buscarla en otro sitio. De este modo, los peces payaso evitan los peligros de abandonar su hogar.

También habría un final alternativo para la película, aunque es cierto que sería poco probable. Imaginaos que Nemo hubiese pasado el tiempo suficiente alejado de su grupo de anémonas. Él también podría haber realizado el cambio de sexo, así que cuando Marlin y Nemo se hubiesen reencontrado, ambos serían hembras y, como solo puede haber una líder, nunca habrían podido estar juntos de nuevo. Pensándolo mejor, quizás fue una buena idea que optasen por un final más familiar y para todos los públicos.

Simbiosis entre los peces payaso y las anémonas

Por cierto, el hogar de los peces payaso son las anémonas, es decir, esto que veis aquí. Por su aspecto, de primeras podríamos cometer el fallo de decir que son plantas. De hecho, se adhieren a rocas o corales, lo que hace que parezca que están enraizadas, pero para nada. En realidad son animales carnívoros que pueden usar sus tentáculos para atrapar pequeños peces y crustáceos. Los tentáculos sirven para inyectar veneno y paralizar a sus presas, algo muy similar a lo que hacen, por ejemplo, las medusas.

Pero entonces, ¿cómo pueden los peces payaso vivir de forma segura entre las anémonas del mar? Pues la relación que tienen los peces payaso y las anémonas es fruto de millones de años de coevolución de ambos animales. La simbiosis es una relación biológica que se da entre dos organismos de diferentes especies que viven juntos en contacto estrecho. Existen varios tipos de simbiosis. Hablamos de comensalismo cuando una especie claramente saca un beneficio, mientras que a la otra le da un poco igual.

La rémora, por ejemplo, es un pez que se pega al tiburón gracias a una especie de ventosa en su cabeza. Viaja gratis con el tiburón sin gastar energía nadando largas distancias. Además, se alimenta de los restos de comida que deja el tiburón, y al tiburón esto ni le va ni le viene. También tenemos el parasitismo, en el que una especie gana y la otra pierde. Podemos poner ejemplos como las pulgas y nuestros perros. Las pulgas viven en la piel del perro y se alimentan de su sangre, lo que les da alimento y un lugar donde vivir, mientras al pobre perro le pica todo, pierde sangre e incluso puede llegar a tener enfermedades.

Por último, en el mutualismo ambas especies se benefician. Por ejemplo, las flores producen néctar y las abejas las visitan para alimentarse de este dulce festín. Mientras lo hacen, se les pega el polen de la planta en el cuerpo y, al volar a otra flor, llevan el polen y ayudan a que las plantas se reproduzcan. Y estamos hablando de simbiosis en sentido amplio, pero también tenemos la simbiosis en sentido estricto, es decir, cuando dos especies no podrían llegar a vivir la una sin la otra. El ejemplo más típico de esto es el de los líquenes, que son una asociación simbiótica entre algas y hongos.

Otro ejemplo de mutualismo es la relación tan especial que tienen nuestros protagonistas. Al vivir entre los tentáculos venenosos, el pez payaso queda protegido de depredadores que no se acercan a la anémona por miedo a sus picaduras. Además, obtienen un lugar seguro donde reproducirse. Por otro lado, el pez payaso limpia la anémona de parásitos y restos de comida. Además, sus movimientos mejoran la circulación de agua, lo que ayuda a la respiración de la anémona. Pero llegar a este punto no es tan sencillo, y es que los peces payaso tienen que resolver un asuntito que no tiene apenas importancia: no morir envenenados en su propia casa.

Adaptaciones químicas y el papel del microbioma

Veréis, los tentáculos de la anémona contienen unas células urticantes que se llaman cnidocitos. Dentro de ellas hay unas estructuras llamadas nematocistos que funcionan como pequeños arpones. Cuando se activan, disparan un filamento que inyecta las toxinas del veneno. ¿Y cómo logran estos peces evitar las picaduras? ¿Qué los hace inmunes a un mecanismo de defensa que está diseñado para matar? Pues parece que la clave está en una capa de moco protectora que cubre su piel, que es diferente a la de otros peces.

¿Y por qué les protege? Pues existen distintas hipótesis. La primera es fácil: su capa es mucho más gruesa y les protege como un escudo. La segunda es que los peces payaso imitan la composición química del moco que recubre a la propia anémona. Y la tercera es que el moco del pez no tiene el detonante que produce el disparo del veneno. Se han encontrado evidencias que respaldan todas las hipótesis. Por ejemplo, un estudio reciente sugiere que el ácido siálico juega un papel esencial.

Es un tipo de azúcar que se encuentra en casi todos los seres vivos y cumple funciones muy importantes, como ayudar a que las células se comuniquen entre sí. Además, curiosamente, también puede ser lo que provoca que las anémonas lancen sus picaduras. Los peces payaso tienen ácido siálico en su interior, pero lo producen en cantidades extremadamente bajas en la mucosidad que cubre su piel. Las propias anémonas tampoco tienen ácido siálico en su mucosidad, así que quizás han desarrollado esta característica para no picarse a sí mismas con sus propios tentáculos.

En otras palabras, los peces payaso podrían haber copiado esta estrategia y así volverse invisibles para las células urticantes de la anémona. Pero estos peces no nacen con esta adaptación especial. Los peces payaso jóvenes tienen niveles normales de ácido siálico; es decir, si intentaran acercarse a los tentáculos en esta etapa, sufrirían una picadura como cualquier otro pez. A medida que crecen, la composición química de su mucosidad cambia y, entre otras cosas, estos azúcares se reducen.

¿Y cómo logran los peces payaso reducir el ácido siálico en su mucosidad? Pues aún no se sabe. Quizás los peces producen enzimas que eliminan activamente este azúcar, pero solo en el moco que los cubre. O quizás los peces payaso podrían contar con unos aliados inesperados: las bacterias de su microbioma. El microbioma es el conjunto de microorganismos que viven en un lugar concreto del cuerpo.

Los seres humanos, por ejemplo, tenemos millones de estos pequeños seres vivos asociados a muchas partes del cuerpo, como el intestino, la piel, el sistema respiratorio o la vagina. Estas bacterias cumplen funciones importantes como ayudarnos a digerir los alimentos, protegernos de infecciones y mantener el equilibrio del organismo. En los peces payaso, esas bacterias de su piel podrían ayudar a descomponer los azúcares. Algunos estudios muestran que cuando un pez payaso y una anémona conviven, sus comunidades bacterianas se van pareciendo cada vez más con el tiempo, y esto sugiere que las bacterias podrían estar modificando químicamente sus mucosidades.

Etiqueta Pez payasosimbiosis
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