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Memorias de Pez » Los 8 frentes de Turquía

Los 8 frentes de Turquía

Por Paula Pérez Calvo
30 de julio de 2025 a las 13:03
en Geopolítica
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Los 8 frentes de Turquía

¿Puede resurgir de sus cenizas el Imperio Otomano? Tras la caída de Al-Asad en Siria, la situación geopolítica en Oriente está en un punto crítico y todos han puesto toda la carne en el asador en la reconfiguración política de la región. Con esto en mente, hoy nos acercamos a un país a medio camino entre Oriente y Occidente, entre tradición y modernidad y, sobre todo, entre el pasado y el futuro.

Hoy en Memorias de Pez vamos a hablar de Turquía, de sus renovadas ambiciones y haremos un repaso de los conflictos que tiene tanto dentro como fuera de sus fronteras. ¿Qué busca Erdogan? ¿Cuál es el papel de Turquía en el mundo? Ahora mismo te lo cuento, así que ponte cómodo que comenzamos ya mismo.

Para abordar cuáles son los diferentes frentes que tiene abiertos Turquía, lo primero que debemos hacer es entender el porqué de la existencia de cada uno de ellos, lo que nos lleva indudablemente a hablar de su presidente, Erdogan, y de la ideología que abandera: el neootomanismo. El neootomanismo es la ideología política que sigue el presidente y, por tanto, también el país. Esta se basa en una reivindicación histórica del territorio del que se componía Turquía antes del Pacto de Lausana de 1923, que fraccionó el Imperio Otomano. El ideólogo detrás de todo esto es el ministro de Asuntos Exteriores de Erdogan, Ahmet Davutoğlu.

La idea de este neootomanismo va más allá de lo histórico y se basa también en el concepto de “profundidad estratégica”. En pocas palabras, los seguidores del neootomanismo creen que Turquía tiene no solo una importancia histórica, sino que además está situada geográficamente en un punto clave. Vamos, que Turquía tiene no solo el derecho, sino también el deber de convertirse en la fuerza más poderosa de la región. Erdogan y sus seguidores abogan por una supremacía turca que se manifiesta en buscar el control de los países que antes eran del Imperio Otomano y en aumentar su poder mediante la influencia política y militar.

Todo esto con el objetivo de convertirse en el actor principal en sus alrededores. Hagamos un pequeño tour por los frentes de Turquía para ver cuáles son los territorios que tanto le preocupan a Erdogan. Como ya te adelantaba al principio del vídeo, la caída de Al-Asad ha sido de gran interés para el gobierno de Turquía. El país ha participado en el conflicto y ha sido protagonista durante la ofensiva que consiguió derrocar al tirano. De hecho, desde Estados Unidos han señalado que Turquía es el máximo responsable directo de la caída de Al-Asad.

Pero ahora te estarás preguntando, ¿por qué tanto interés por parte de Erdogan? Bien, los intereses turcos en la región son principalmente dos. En primer lugar, consolidar su influencia en la región con un gobierno más cercano a los intereses turcos. Y para explicar el segundo punto, antes tenemos que hablar de quiénes son los kurdos. Los kurdos son la etnia más grande de Oriente Próximo, con la peculiaridad de que no cuentan con un estado propio. ¿Te acuerdas del Tratado de Lausana del que hablábamos antes?

Este, que supuso el fin del Imperio Otomano, no solo disgusta a Erdogan. A los kurdos no les hace ni pizca de gracia, ya que este tratado es el responsable de que se dejara de reconocer el Estado kurdo, algo que les fue prometido en el Tratado de Sèvres tras haber luchado junto a los aliados y en contra del Imperio Otomano. En definitiva, 20 millones de kurdos se quedaron sin un estado, dispersos sobre todo entre Siria, Irán, Irak y Turquía. Y ahora te estarás preguntando, ¿por qué Turquía considera a los kurdos una amenaza?

Pues bien, hablamos de décadas de tensiones marcadas por políticas represivas como la negación de su identidad étnica, la prohibición del idioma kurdo y los desplazamientos forzados durante el siglo XX. Los conflictos entre los kurdos y el gobierno turco se intensificaron con la lucha armada iniciada por el PKK en 1984. Pero también abarcan el papel de grupos como el YPG en Siria, que Ankara vincula al PKK. En los años 70 se fundó el Partido de los Trabajadores de Kurdistán, una organización que nace con la idea de liberar Kurdistán y que lleva en guerra abierta con el gobierno turco más de cuatro décadas.

Una vez que sabemos quiénes son los kurdos, es importante saber también que el PKK no actúa solo en Turquía, sino que también lo hace en otros países con grandes comunidades kurdas. Uno de ellos es Siria. Turquía considera que las milicias en Siria del YPG son el brazo armado del PKK. Y a pesar de que Estados Unidos ha colaborado con el YPG para detener la expansión del Estado Islámico, Turquía y sus rebeldes a sueldo les han estado atacando una y otra vez. El caso es que el objetivo final de Turquía es desestabilizar y acabar con la administración autónoma del norte y este de Siria, comúnmente llamada el Kurdistán sirio.

A la lista de intereses hay que sumar otros de menor relevancia, como son la cuestión migratoria y el interés en la reconstrucción de Siria, donde empresas turcas ya han comenzado a involucrarse en estas labores. Antes de pasar a lo siguiente hablando de la cuestión kurda, es importante mencionar también Irak e Irán. Respecto a Irak, Turquía ha atacado repetidamente las bases del PKK en el país e incluso ha instalado bases propias en su territorio. En cuanto a Irán, la relación es pragmática, ya que Turquía obtiene la mayor parte de su energía del gas natural iraní. Para preservar este vínculo, Turquía, por ejemplo, hace de intermediario entre Irán y la OTAN.

Cambiemos ahora de tercio para viajar a Chipre. Y es que desde 1974 Turquía sigue manteniendo aquí un territorio ocupado. Fue en 1974 cuando estalló un golpe de Estado en Chipre organizado por la Junta Militar Griega, todo con el fin de anexionar la isla. Ante esto, Turquía decidió enviar a sus tropas y ocupar el 37% del territorio en respuesta, desplazando a más de 200,000 chipriotas. La parte ocupada de la isla declaró su independencia en 1983, proclamándose como la República Turca del Norte de Chipre.

El conflicto en esta isla se libra principalmente a través de dos canales: el económico y el demográfico. En cuanto al económico, este tiene que ver con las reservas de gas natural que se encuentran a lo largo de la costa de la isla. Según la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, estos depósitos se encontrarían en la zona económica exclusiva de Chipre y, por tanto, pertenecerían a la República de Chipre. El tema es que la República Turca del Norte de Chipre es un estado únicamente reconocido por Turquía.

Vamos, que Turquía pasa de reconocer la convención de la ONU. Por la parte del ámbito demográfico, la estrategia turca se basa en la búsqueda del aumento de población turca a través de llevar a vivir allí a miles de soldados e inmigrantes procedentes sobre todo de la península de Anatolia. Desde 2017, los intentos de solucionar el conflicto en la isla están paralizados. Los grecochipriotas defienden la creación de un estado bicomunal, mientras que los turcochipriotas abogan por una solución de dos estados. ¿Nos suena?

Sin embargo, conociendo las ambiciones imperiales de Erdogan, cuesta creer que el tío se conformaría con la mitad de la isla. Vayamos ahora a Libia, un país que desde la caída de Gadafi en 2011 es un caos. Actualmente existen dos facciones principales en conflicto: la Cámara de Representantes con sede en Tobruk y el Consejo Presidencial y Gobierno de Acuerdo Nacional que opera desde Trípoli. Estos organismos pueden entenderse como las cabezas de los dos principales bandos que se enfrentaron en la Segunda Guerra Civil Libia entre 2014 y 2020.

La Cámara de Representantes fue apoyada principalmente por Rusia, Arabia Saudí y Egipto, mientras que el Consejo Presidencial recibió la ayuda militar de Turquía. Tras la guerra, el país quedó dividido en dos. Turquía, continuando con esta idea de erigirse como líder de un nuevo Imperio Otomano, ha llegado a decir que el camino a la paz en Libia pasa por Turquía. Pero los intereses de Turquía en Libia van más allá. Y es que, con esta influencia, también busca establecer un control en la zona este del mar Mediterráneo, intentando establecer, a través de la cooperación marítima y militar, una zona de comercio exclusiva compartida.

Por cierto, lo de tener bases en el Mediterráneo es algo que también le viene muy bien a Rusia. Ya que es la propia Turquía la que bloquea su acceso al mar Mediterráneo desde el mar Negro, en el estrecho de los Dardanelos. Ahora bien, ¿por qué es importante esta zona de comercio? En primer lugar, supone una barrera para un supuesto gasoducto que llevaría el gas natural desde Israel y las aguas grecochipriotas a Europa. En segundo lugar, también asegura que cualquier ruta comercial marítima entre Oriente Medio y Europa tenga que incluir a Turquía.

Hablemos ahora específicamente de Rusia, aunque ya ha aparecido directa e indirectamente a lo largo de este vídeo. La relación entre este país y Turquía es buena, especialmente en materia de seguridad y energía. Algunas de las manifestaciones más claras las vemos en proyectos como el gasoducto TurkStream, el acuerdo para la adquisición de sistemas de defensa S-400 y la mediación conjunta en conflictos regionales como Siria y el Cáucaso. Pero no todo el Kremlin es orégano para Ankara.

Y es que ser tan amiguitos de Rusia no le hace mucha gracia a los socios occidentales del país, que ven necesario reevaluar esta asociación. Además, como toda relación, estos dos también tienen sus roces. Turquía y Rusia han chocado en varios momentos debido a intereses opuestos en conflictos regionales como en Siria y Libia. Y no podemos dejar sin mencionar las relaciones que tiene Turquía con Armenia y Azerbaiyán, profundamente marcadas por el conflicto en el Nagorno Karabaj.

Turquía aquí apoya a Azerbaiyán, siendo este además un aliado cercano con lazos culturales, lingüísticos y religiosos comunes muy profundos. La enemistad con Armenia va mucho más atrás en el tiempo, datando de principios del siglo XX, cuando se produjo el genocidio armenio cometido cuando aún estaba vigente el Imperio Otomano, un genocidio que a día de hoy Turquía aún niega.

Con todos estos líos dentro y fuera del país, te resultará sorprendente saber —si no lo sabías ya— que Turquía es un país miembro de la OTAN. De hecho, fue uno de los primeros países en ingresar tras la fundación de la organización, con el objetivo de defender el flanco este y defenderse a sí mismo de la expansión soviética en el contexto de la Guerra Fría. Pues bien, como puedes suponer, las relaciones entre Turquía y la OTAN no están en un momento particularmente bueno.

Siguiendo en Occidente, concretamente en Europa, hay que hablar brevemente de Grecia. Y es que la rivalidad entre ambos viene de lejos, concretamente desde el siglo XIX, cuando Grecia se independizó del Imperio Otomano. Los puntos de conflicto más importantes entre ambos están en el mar Egeo, Chipre y el Mediterráneo Oriental. Y si bien los choques son los que marcan su relación, la pertenencia de ambos países a la OTAN y su condición de aliados de Estados Unidos aseguran que también haya cierta cooperación.

Esta se manifiesta en proyectos concretos como el gasoducto transadriático, pero también en momentos de solidaridad puntuales como el sucedido tras los terremotos de 1999. Para terminar de rematar, hay que mencionar los Balcanes. En estos territorios, que en su momento pertenecieron al Imperio Otomano, permanece vivo su legado en las comunidades musulmanas, que siguen siendo una parte importante de las poblaciones de países como Bosnia y Herzegovina, Kosovo, Albania o Macedonia del Norte. Turquía mantiene una estrecha relación con estas comunidades, apoyándolas y ganando por el camino influencia en sus respectivos países.

Etiqueta Imperio OtomanoKurdosTurquía
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