¿Alguna vez habías oído hablar del captagón? No, no es una figura geométrica, ni tampoco sirve para medir ángulos con la escuadra. Tampoco es un objeto mágico de una película de superhéroes. Nada de esto, amigos. El captagón es una droga que se está poniendo muy de moda en Oriente Medio, y además, una bastante chunga. Si queréis descubrir todo lo que está pasando con esta sustancia, no os levantéis del asiento.
Seguro que muchos recordáis los terribles atentados que se dieron hace ya más de nueve años en la ciudad de París, en Francia, y que se llevaron la vida de 130 personas, además de causar muchísimos heridos. Cuando la policía y las fuerzas de seguridad registraron las habitaciones del hotel donde se hospedaban los asesinos, además de una gran cantidad de pruebas, también encontraron unas jeringuillas con una sustancia desconocida.
Tras los correspondientes análisis, la prensa mundial no tardaría en hacerse eco de una “nueva droga” que se estaba convirtiendo en un problema en los países del Medio Oriente, y en las monarquías del Golfo Pérsico. Por supuesto, hablamos del captagón. Resulta, a pesar de todo, que esta droga no era tan nueva como se creía y que ya desde el año 2010, con el estallido de la Guerra Civil Siria, el tráfico de esta droga había aumentado muchísimo. Quizás, alguien había conseguido sacar mucho provecho de ella.
Uso del captagón en conflictos y terrorismo
Y es que parece que esto del captagón no solo supone una importantísima fuente de financiación para grupos terroristas. Además, resulta que también está siendo utilizada directamente sobre sus combatientes para aprovecharse de sus efectos psicoactivos y estimulantes, aumentando la capacidad cognitiva y agresividad de los soldados. Un dopaje en toda regla vamos.
Qué es el captagón
Bueno, pues el principio activo del Captagon, que es un nombre comercial, es la fenetilina, que básicamente es un psicoestimulante. Una sustancia sintética que disminuye la fatiga y causa sensación de bienestar, vamos. Si queréis más información tenéis un vídeo sobre los distintos tipos de drogas que existen en el canal.
Esta fenetilina fue sintetizada por primera vez en el año 1961 por la farmacéutica alemana Degussa AG, que casualmente también es la empresa que se encargaba de producir el gas Zyklon B, que por si alguien no lo sabe es el gas que utilizaron los nazis en el Holocausto. ¿Y para qué se usaba? Pues fue utilizado durante dos décadas como un tratamiento en niños hiperactivos, con depresión o narcolépticos.
Efectos y composición del captagón
Una curiosidad de la fenetilina es que es un “profármaco”. Esto significa que es una sustancia que por sí misma, es un agente que no le hace nada a nuestro organismo hasta que no es procesada metabólicamente. En el caso de la fenetilina, cuando nuestro metabolismo la procesa, se producen dos nuevos compuestos que sí que producen efectos directamente en nuestro sistema nervioso central: la anfetamina (esta nos suena) y la teofilina, que también es un estimulante. Lo entendemos, ¿no?
Bioquímicamente, la fenetilina no es activa por sí sola en nuestro cuerpo. El efecto que produce esta droga es parecido al del “speed”, que es una combinación de anfetaminas y cafeína. Para quien no haya consumido esta droga, que esperamos que seáis la mayoría, la sensación que produce sería un poco como la de tomarse 20 cafés del tirón.
Efectos negativos y peligros del captagón
Además de eso, la exposición del organismo a la fenetilina también produce una serie de efectos negativos como el aumento de la temperatura, aumento en la frecuencia cardíaca, aumento en la presión, respiración acelerada, supresión del apetito. Eso sí, parece que tiene un efecto mucho menor en cuanto al aumento en la presión que la anfetamina. Debe ser gracias al otro compuesto, la teofilina. A largo plazo, el consumo de fenetilina puede llevar a intoxicación vascular y cardíaca, a depresión extrema y a un largo etcétera de problemas que no son nada agradables.
Además, también provoca adicción. Evidentemente —y tristemente— la mayoría de la fenetilina que podemos encontrar no es pura y está cortada con otras sustancias distintas como cafeína u otras drogas de baja pureza, algo que hace a esta droga aún más problemática. Como muchas otras sustancias se toma en forma de polvo o pastillas, pero también puede ser inhalada e inyectada.
Producción y tráfico del captagón
En conclusión, no es una sustancia que produzca efectos muy distintos a otras que ya conocemos. Pero entonces, ¿por qué triunfa tanto en las regiones que os hemos comentado? Pues porque es muy barata y muy fácil de producir a nivel local. No se requieren precursores químicos complejos y estos pueden adquirirse incluso en mercados legales. Por otra parte, tampoco se necesitan condiciones de laboratorio estrictas ni equipos sofisticados. Y además, una cosa que es de especial relevancia: no cuenta con la estigmatización que tienen otras drogas como la cocaína.
Para que os hagáis una idea, se calcula que el 80% de toda la fenetilina se produce en Siria, una producción que estalló con la guerra y el colapso económico y que, obviamente, generó unas condiciones perfectas para que los traficantes camparan a sus anchas y para que los grupos armados tomaran las riendas de la situación. Muchos empresarios y miembros del sector agrícola y de desarrollo de Siria también parecen estar implicados, lo cual es una forma alternativa de ganancias para una economía que está devastada.
Sin ir más lejos, el año pasado, las autoridades británicas hacían pública la estimación de que el régimen sirio obtuvo anualmente ingresos de unos 57.000 millones de dólares gracias al captagón, lo que convierte a la sustancia en una de sus principales exportaciones. Otro importante productor de esta sustancia es el Líbano. Respecto a este país, en 2021, las autoridades saudíes prohibieron las importaciones de fruta y verdura desde el país de los cedros para intentar poner coto al tráfico de la sustancia. Y es que el captagón va por tierra, mar y aire, y muchas veces se aprovechan de la falta de controles en este tipo de países. Así, se encuentran alijos de captagón en cualquier tipo de envase de alimentos. Una de las formas de contrabando más comunes es introducir el captagón en baclavas (dulces típicos árabes).
Destinos y consumo del captagón
Por supuesto, los principales destinos de esta sustancia son Sudán, Turquía, Jordania, Omán y especialmente, las monarquías del Golfo. No os penséis que los excombatientes y combatientes de grupos armados son el único perfil de consumidores. De hecho, aunque se catalogue como una “droga de pobres”, el consumo de esta sustancia está muy de moda en las grandes fiestas “doradas” de Arabia Saudita, que es uno de los principales países importadores. Allí, se habla del “Abou al-Hilalain” o “padre de dos lunas crecientes”, que básicamente es el captagón de marca. Las dos lunas son en realidad las dos C que están impresas en las pastillas.
Como os hemos comentado, el captagón es incluso menos tabú que la cocaína o el alcohol, algo muy importante si tenemos en cuenta que la “ley islámica” (la Sharia) no permite el consumo de este tipo de sustancias. En algunos países incluso se castiga con pena de muerte. Eso sí, entre los distintos grupos armados, ya sabéis… aquellos que quieren un “estado para el islam”, se justifica el empleo de estas sustancias como un apoyo para seguir combatiendo en la “Yihad”, su guerra santa.
Implicaciones geopolíticas y sanitarias
Es importante entender, que el tráfico de esta sustancia, además de consecuencias sanitarias bastante chungas, tiene implicaciones geopolíticas importantes.
En primer lugar, es una forma de financiación de conflictos y actúa proporcionando recursos económicos a terroristas para sostener sus actividades militares y políticas.
El uso del captagón también tiene implicaciones sanitarias en las comunidades afectadas. De esta forma, los países productores como Siria, son capaces de presionar a los países consumidores, vecinos de la región, con la implementación de medidas efectivas para frenar su tráfico.
En contraposición, la cooperación internacional para perseguir la producción y consumo puede favorecer ciertos avances diplomáticos en la región.
Además, la droga se produce a gran escala no solo para consumo local e internacional, sino también como una exportación lucrativa, contribuyendo a la economía local en áreas estratégicas.
Finalmente, en muchos países donde es consumida, las condiciones de vida son muy malas. Esto hace que el captagón sea atractivo para aquellos que necesitan trabajar todo el día, o escapar del hambre o de otros traumas. Esto, además de ser terrible para las personas que lo viven, también actúa como un “opio para el pueblo”, generando mayor inseguridad, improductividad y acercando al país a un estatus de estado fallido.