El 11 de marzo de 2004, Madrid sufrió el mayor atentado de la historia de Europa. Entre las 07:36 y las 07:40 se produjeron diez explosiones casi simultáneas en cuatro trenes de cercanías de Madrid. El ataque a estos trenes, abarrotados de personas que iban a estudiar o trabajar, dejó 193 muertos y 2057 heridos. Pero las víctimas no fueron las únicas consecuencias de los ataques. El 11-M causó un terremoto político y social en España ya que apenas tres días después de los atentados, se celebraban las elecciones generales para elegir al próximo presidente del gobierno.
Para empezar esta historia nos tenemos que ir a 1995, momento en el que un comerciante de ropa de Lavapiés, en Madrid, llamado Abu Dahdah funda una célula de Al-Qaeda en España. Tras los atentados del 11-S, Abu Dahdah y varios miembros de su célula son detenidos por la Guardia Civil por su implicación con los ataques del 11-S. Sin embargo, en la operación policial no cayó toda la célula, y el lugarteniente de Abu Dahdah se libró y reorganizó la célula con el resto de integrantes que no habían sido detenidos. Es muy importante que os quedéis con el nombre de este individuo, se llamaba Amer Azizi.
Azizi juró vengarse de España por la detención de Abu Dahdah. Para lograrlo, fue involucrándose más en Al-Qaeda hasta acabar escalando bastante en la organización. Azizi acaba convenciendo a los dirigentes de Al-Qaeda para que la organización lleve a cabo un gran ataque en España. Todo esto ocurre en dos reuniones de la organización ocurridas en el año 2001 en Karachi, Pakistán, y en el año 2002 en Estambul.
Planificación y ejecución del atentado
Sin embargo, a pesar de que la decisión estaba ya previamente tomada, no es hasta octubre de 2003 cuando Bin Laden amenaza directamente a España por su implicación en la guerra de Irak. Fue entonces cuando tanto el Centro Nacional de Inteligencia, la Guardia Civil y la Policía Nacional, empiezan a tomar consciencia de que la amenaza comienza a ser seria.
Paralelamente, la organización del atentado ya está en marcha. Una célula de delincuentes comunes radicalizada dirigida por Jamal Ahmidán, más conocido como “el chino”, fue la encargada de conseguir los explosivos. Para ello hicieron un trato con Emilio Trashorras, un asturiano con acceso a la mina “La Conchita”. El trato era sencillo, Emilio Trashorras les daba dinamita de la mina a la célula de “el chino” y a cambio esta le pagaba con hachís. Como curiosidad decir que cuando el chino transporta los explosivos a Madrid es parado por la Guardia Civil de tráfico, pero esta no inspecciona el coche.
Las primeras horas tras el atentado
Bien, pues ya tenemos el mapa casi completo. Una célula yihadista que recibe órdenes de Azizi integrado en Al-Qaeda central, una célula de delincuentes comunes radicalizada dirigida por el chino, encargada de obtener los explosivos, y ambas apoyadas, por una red europea conocida como el Grupo Combatiente Islámico Marroquí que daban soporte logístico. A pesar de que había múltiples investigaciones policiales contra estas organizaciones, cada una de ellas seguía una línea individual y no fueron capaces de converger.
El día 11 de marzo de 2004, poco antes de las 8 de la mañana, llegaban las primeras noticias sobre unas explosiones en diversas estaciones de tren madrileñas. Las primeras informaciones llegaban con cifras de víctimas bajas, pero la magnitud de las explosiones y la situación inicial sobre el terreno indicaban que la catástrofe era de unas dimensiones muy superiores a cualquier otro atentado sufrido en España. Los servicios de emergencia no daban abasto y los taxis se convirtieron en ambulancias improvisadas.
Reacciones políticas y sociales
En los primeros instantes nadie dudaba de la autoría de los hechos. En aquel tiempo España estaba relativamente acostumbrada a sufrir atentados por parte de ETA. ETA llevaba desde hacía décadas sembrando España de cadáveres con más de 800 asesinatos a sus espaldas en nombre del marxismo-leninismo y de la independencia de Euskal-Herria. Además, apenas 10 días antes, en Cuenca, la Guardia Civil había detenido a un comando de ETA transportando a Madrid una camioneta cargada con nada más y nada menos que 536 kilos de explosivos.
La primera reacción política llegaba de la boca de José Luis Rodríguez Zapatero, candidato a la presidencia y hasta entonces oposición del gobierno de Aznar, que entre otras cosas dijo: «Una reflexión clarísima: ETA ha intentado intervenir en la campaña». Poco después llegaba la primera reacción desde el País Vasco. A las 9:30 de la mañana, menos de dos horas después del ataque, el lehendakari Juan José Ibarretxe, daba una rueda de prensa en la que afirmaba que “ETA había pretendido dinamitar la democracia” y se refería a la banda como alimañas y asesinos y añadía “estoy absolutamente convencido, ETA está escribiendo su final”. Durante esas horas, representantes Izquierda Unida, Esquerra Republicana, el PSOE o el propio PP que de aquellas estaba en el gobierno, mostraron su rechazo a ETA.
Las primeras pistas
Afortunadamente dos mochilas bomba quedaron sin explotar. Y ahí se obtuvieron las primeras pistas. La primera semilla de duda la puso Arnaldo Otegui, histórico dirigente de la izquierda abertzale, quien a las 10:30, tres horas después del ataque daba una rueda de prensa en la que dijo “la izquierda abertzale no contempla ni como mera hipótesis, que ETA esté detrás de lo ocurrido hoy en Madrid”. El gobierno presidido por Aznar forma un gabinete de crisis a la que el director del CNI, el Centro Nacional de Inteligencia, no está invitado. En un principio corre la voz de que el explosivo utilizado puede ser Titadine, el explosivo típico que utiliza ETA. Sin embargo, finalmente se demostrará que no es así.
Reacciones oficiales y presión mediática
A la 1 de la tarde, Jose María Aznar en persona llama a los principales periódicos del país para asegurar que el gobierno no tiene dudas de que ETA estaba detrás de los ataques. Acto seguido El País publica una edición especial titulando “Matanza de ETA en Madrid”. Durante esas horas, el ministro del interior y el ministro de justicia también hacen declaraciones culpando directamente a ETA. Lo mismo hacía el presidente del gobierno a las 14:30 en un mensaje dirigido a la nación. El gobierno español llegó a mandar un comunicado al consejo de seguridad de la ONU para que condenase el atentado y se mencionase expresamente a ETA.
Vale, venga y ahora me diréis ¿Por qué es tan importante quién realizó el atentado? ¿Y por qué el gobierno español parecía tan interesado en culpar a ETA? La respuesta es clara, las elecciones generales que se iban a celebrar tres días después. Durante aquella legislatura, apenas un año antes el gobierno español había enviado tropas a la Guerra de Irak, a pesar que las encuestas decían que un 90% de la población estaba en contra. De hecho era la época del famoso trío de las Azores compuesto por George Bush, Tony Blair y el propio José María Aznar.
Y claro, si se confirmaba que los autores eran integristas islamistas, la población iba a asociar el atentado con la Guerra de Irak y la decisión unilateral del gobierno de enviar allí las tropas y eso significaba el poder perder las elecciones que hasta entonces el gobierno español tenía en el bolsillo. Hay que tener en cuenta que aún no se sabía que los atentados estaban planeados mucho antes de la Guerra de Irak.
Por el contrario, el gobierno de Aznar había tenido mucho éxito en su lucha contra ETA, y de ser esta la autora de los ataques, seguramente el pueblo fuese a demandar este tipo de mano dura. Las presiones de aquella tarde a los periodistas fueron brutales, de hecho el Círculo de Corresponsales Extranjeros denunció estas presiones recibidas por el Gobierno. Y es que incluso el Presidente de los Estados Unidos George Bush, mencionó a ETA en sus declaraciones públicas tras hablar con Aznar y el Rey Juan Carlos I.
Las primeras pruebas
Pero bueno, sigamos. La clave en los acontecimientos la tendrá una furgoneta robada sospechosa que se encuentra por la mañana, después de que un ciudadano dijese ver salir de ella a 3 sospechosos con la cara tapada. A las 15:30 la furgoneta es inspeccionada y se encuentran 7 detonadores y una cinta con versos del Corán en árabe. El Ministerio del Interior hará pública esta información 5 horas después aunque a la vez decía que ETA seguía siendo su principal hipótesis. Dada la gravedad de los hechos, y viendo que el número de víctimas se empezaba a aproximar ya al número de víctimas final, el rey se dirigió a la nación haciéndolo por primera vez desde el 23 F, fuera de los discursos de navidad, claro.
Mientras el juez Baltasar Garzón, consciente de que ETA no tenía la capacidad operativa para realizar este ataque, abrazaba la hipótesis del atentado islamista. Esa misma noche la CNN informaba de que Al Qaeda habría reivindicado el ataque en Madrid, las dudas comenzaban a disiparse. Diversos indicios más fueron apareciendo durante la noche pero la puntilla la dio el presidente George Bush quien aseguró que la CIA acababa de informar de la posibilidad de que el terrorismo islamista estuviera detrás de los atentados. El vídeo de la comparecencia de Bush nunca llegó a emitirse completa en Televisión Española.
La respuesta de la sociedad española
Inmediatamente Atocha se convirtió en un altar improvisado, y las muestras de cariño hacia España llegaron de todos los rincones del mundo. Los bancos de sangre se llenaron y las muestras de solidaridad se multiplicaron por todo el país. En Madrid se llevó a cabo una gran manifestación con cientos de miles de personas en la que los manifestantes ya se preguntaban, ¿Quién ha sido? Por la tarde del 12 de marzo, ETA, a través del diario Gara, negaba su autoría de los hechos. Todo quedará aún más claro cuando la policía examina una mochila bomba que no había llegado a explotar y descubre que la tarjeta del móvil que hay en ella fue vendida en una tienda de Lavapiés por Jamal Zougam, una persona con antecedentes por yihadismo.
El 13 de marzo con las dudas instauradas en la población española, se hizo una de las primeras campañas de movilización popular digitales de la historia. Durante ese día millones de SMS circulaban por toda España con proclamas contra el gobierno y llamando a la población a manifestarse frente a la sede del PP. Todos los mensajes acababan con un “Pásalo”. La manifestación, llena de tensión, fue cubierta por medios de comunicación de todo el mundo. Aquel día, la televisión española emitió una película sobre un político asesinado por ETA.
Al día siguiente se consumaba la debacle para el hasta entonces gobierno español. El PSOE ganaba las elecciones con una participación del 75% y más del 42% de los votos. El 18 de abril, poco más de un mes después de los ataques, el nuevo presidente del gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, anunciaba la retirada de las tropas de Irak, algo que no gustó en Estados Unidos y que fue interpretado por muchos como una especie de rendición ante los terroristas.
Desenlace y consecuencias
No obstante, España todavía tenía un problema. Había una célula de Al-Qaeda con muchos explosivos suelta por España. El 2 de abril esta célula intenta poner una bomba en el AVE entre Sevilla y Madrid, pero son descubiertos. Finalmente las investigaciones descubren que la célula tiene un piso franco en Leganés donde todos se atrincheran menos uno que consigue escapar. Los terroristas, acorralados por la policía, finalmente se inmolan llevándose por delante la vida del GEO Javier Torronteras. 7 terroristas mueren en la explosión, la cúpula de la célula.
Toda la situación sobre la autoría de los hechos creó una gran fractura social en España. Esta fractura fue alimentada por teorías de la conspiración auspiciadas por algunos medios conservadores españoles. Estas teorías no solo relacionaban a ETA con la organización islamista sino que también llegaron a implicar a miembros de la inteligencia y la policía española e incluso llegaron a publicar la posibilidad de que el PSOE estuviese implicado en los ataques. Todas estas informaciones falsas han hecho que aún hoy en día sean muchos los que aún consideren estas teorías como reales.
Por su parte, las investigaciones concluyeron con la detención de varias personas implicadas directa o indirectamente en los atentados. Finalmente en 2007, se celebró el juicio del 11-M en el que 26 personas fueron condenadas por distintos delitos. Gran parte de ellas ya han cumplido su condena y están en libertad. Otros miembros de la trama consiguieron eludir a las autoridades y aún se encuentran en busca y captura.
Y alguno os estaréis preguntando. ¿Qué fue de Amer Azizi, aquel que juró vengarse de España y convenció a los mandos de Al-Qaeda para atentar en España? Bueno, pues un dron estadounidense acabó con su vida en 2005, cuando un misil reventó una casa en la que varios miembros de Al-Qaeda celebraban una reunión en Pakistán. Al-Qaeda reconoció 5 años después la muerte de Azizi en un comunicado en el que la organización volvía a amenazar a España. Otros tres implicados más morirían más tarde en Irak.