España, un país cuya economía no pasa por su mejor momento pero que tiene ante sí la oportunidad de convertirse en un país rico y en toda una potencia industrial de primer orden capaz de rivalizar con cualquiera. En el vídeo de hoy veremos cómo España puede dar este salto, y cuáles son las claves que tendrá que llevar a cabo para saltar al olimpo de las grandes potencias económicas.
Desde el estallido de la burbuja inmobiliaria y la consiguiente crisis de 2008, España no acaba de encontrar su sitio en el mundo y desde entonces ha fiado gran parte de su PIB al turismo, algo lógico si tenemos en cuenta el patrimonio natural y cultural. Sin embargo, la industria del turismo es una industria con poco valor añadido y el tejido empresarial español consta de muchas pequeñas empresas y trabajadores autónomos que no son competitivos en los mercados internacionales. A todo esto tenemos que sumarle otros males que asolan a la economía española entre los que podemos destacar los siguientes:
Desempleo: España tiene una tasa de desempleo relativamente alta, especialmente entre los jóvenes. A pesar de la mejora de los últimos años, sigue siendo un problema significativo.
Deuda pública: España ha acumulado una gran deuda pública en los últimos años, y esto ha sido una carga importante para el presupuesto del país. De hecho, el coste en intereses de la deuda pública española en los presupuestos de 2022 fue de 30.175 millones de €, lo que supone un 6,57% del gasto total del presupuesto de 2022.
Oportunidad en la energía renovable
Sin embargo, en los últimos años un rayo de esperanza ha aparecido en el horizonte, una tendencia que a medida que pasen los años puede ir a más y que puede acabar con todos los problemas de España. Desde el auge de los combustibles fósiles, España ha dependido de terceros países para abastecerse de energía. Mientras que países como Arabia Saudí, Qatar, Argelia o Estados Unidos se han estado forrando vendiendo gas y petróleo, España ha tenido que gastar en centrales nucleares y en la compra de estos combustibles fósiles recurriendo incluso a la compra de carbón a países como Colombia. Pero esta tendencia está llegando a su fin y España está lista para convertirse en una gran potencia exportadora de energía, algo que es sólo la punta del iceberg, puesto que esto tendría muchísimas más implicaciones. Pero vamos a ver qué necesita España para llevar a cabo esta transición.
Ventajas geográficas y regulatorias
De la misma forma que un país como Arabia Saudí está en una posición geográfica de auténtico privilegio gracias a sus enormes reservas de petróleo, España se encuentra en una zona geográfica privilegiada para la producción de energía renovable, siendo el país de Europa con mayor cantidad de horas de sol al año, una importante presencia de vientos que favorecen la generación de energía eólica y territorio y costa de sobra para colocar una gran cantidad de molinos.
Además, España es parte de la Unión Europea y por ello es un socio preferente para el resto de países de la Unión Europea que compraran energía a España antes que a cualquier otro país de fuera de la Unión. Pero aún hay más, España tiene un marco regulatorio favorable que incentiva la producción de energía renovable y la seguridad jurídica necesaria para atraer inversiones del extranjero en este aspecto. Bien, estas son las cartas de España, pero ahora tiene que jugarlas bien y… ¿Cómo se hace eso? Pues en varios pasos.
Claves para la transformación energética
El primer paso para convertirse en una potencia renovable es precisamente contar con una gran generación de energía renovable. Esto es la base de todo. Para ello hay a día de hoy dos tipos de energía claves: la energía eólica que ya tiene cierto recorrido en España y la energía solar fotovoltaica que ha experimentado un gran crecimiento en los últimos 5 años y que continúa creciendo a un ritmo tremendo. A día de hoy, España ya ha avanzado mucho en este aspecto. En 2022, más del 32% de la energía producida en España proviene de la energía eólica o la solar fotovoltaica.
Pero lo importante es la tendencia, al acabar el año 2023, España habrá multiplicado por cuatro la cantidad de energía producida por energía solar fotovoltaica en comparación a 2018. Una auténtica barbaridad. Además, hay decenas de proyectos fotovoltaicos que prevén la construcción de más granjas solares. De igual manera, el parque eólico español irá creciendo e incorporando algo que será clave, la energía eólica offshore que no es otra cosa que la instalación de molinos en el mar, mucho más grandes que los instalados en tierra y con una capacidad de generación brutal.
De hecho, España ya ha acotado las zonas en las que estos molinos marinos podrán ser instalados y ha publicado su hoja de ruta para el desarrollo de la eólica marina. Y en este punto también hay que hacer mención al autoconsumo fotovoltaico, es decir, a todas esas familias y empresas que han decidido instalar placas fotovoltaicas en sus parcelas y tejados. El autoconsumo está viviendo ahora mismo un auge y su adopción está haciendo que la demanda de energía en las horas en las que hace sol se reduzca considerablemente. Además, muchas instalaciones de autoconsumo ya están incorporando baterías que permiten a las viviendas y empresas tener energía en horas en las que no hay sol, o verter esa energía a la red en los momentos en los que menos energía hay en el sistema.
Es importante resaltar aquí que si bien la energía eólica y la solar fotovoltaica ya es muy eficiente, constantemente se están patentando nuevos diseños de paneles solares capaces de mejorar su eficiencia y también surgen nuevos diseños de turbinas eólicas. Un ejemplo lo tenemos precisamente en la eólica marina. En el año 2000 las turbinas eólicas marinas más potentes tenían un diámetro de 43 metros y tenían una potencia de 1.6 MW. Sin embargo, entre 2025 y 2030, las turbinas más modernas tendrán una potencia de entre 15 y 20 MW y contarán con un diámetro de más de 230 metros.
Aprovechamiento y almacenamiento de energía
Bueno, está claro que España ya se está convirtiendo en una auténtica potencia en la generación de energía renovable, sin embargo, de nada sirve generar ingentes cantidades de energía si no puedes utilizarla, si no eres capaz de almacenarla o si no puedes transportarla para vendérsela a otros países. Pues bien, empecemos por el principio. Si España quiere aprovecharse de su condición de potencia energética lo primero que tiene que hacer es electrificar su economía para ser autosuficiente y no depender de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas.
Para ello, España tiene que poner el foco en cambiar su parque de vehículos que funcionan con diesel o gasolina y adoptar mayoritariamente el coche eléctrico primero y el de hidrógeno verde después. Para ello será clave contar con cientos de miles de puntos de carga. También el país tiene que ir pensando en cambiar las populares calefacciones de gas por bombas de calor. Otra manera de electrificar la economía es descarbonizando aquellas industrias que hacen un uso intensivo de energía. Algunos de estos proyectos ya están en marcha. Por ejemplo, Iberdrola está construyendo en Puertollano (Ciudad Real) y Palos de la Frontera (Huelva) el mayor complejo de generación de hidrógeno renovable en Europa para que Fertiberia produzca fertilizantes con una mínima huella de carbono.
Tecnologías de almacenamiento de energía
Pero aparte de electrificar la economía española, es clave también almacenarla para poder utilizarla en caso de que no haga sol o no sople el viento. Por ello, España tiene que hacer una apuesta decidida por las tecnologías de almacenamiento. Y aquí destacaremos cuatro tipos de almacenamiento. Por un lado están las baterías, que tienen un problema, aún son ineficientes, caras, se degradan mucho con el tiempo y su impacto medioambiental es muy alto. A día de hoy el mundo de las baterías está dominado por el litio, pero se están desarrollando baterías de elementos baratos y abundantes como el aluminio o el azufre. También hay más tecnologías nuevas como las baterías de flujo las cuales utilizan tanques de líquido para almacenar la energía.
Otra forma de almacenar energía son las centrales de bombeo. Estas funcionan almacenando agua en un embalse o depósito superior, y luego liberándola para que fluya a través de una tubería hacia una central eléctrica situada en un nivel inferior. Cuando la demanda de energía es alta, el agua se libera y fluye hacia la central eléctrica, donde se utiliza para mover turbinas y generar electricidad. Cuando la demanda es baja, el agua se bombea de nuevo hacia el depósito superior para su almacenamiento. De esta manera, la energía hidráulica se puede almacenar y utilizar según sea necesario para satisfacer la demanda de energía eléctrica.
Todo esto está genial, y son formas que España puede aprovechar para almacenar la energía, pero hay una tecnología mucho mejor para almacenar y transportar energía, el hidrógeno verde. El hidrógeno está llamado a ser una de las grandes revoluciones del siglo XXI ya que puede resolver por sí mismo el problema que acabamos de ver del almacenamiento de energía. Existe un dispositivo muy parecido a una batería que se conoce como pila de hidrógeno. La diferencia es que una pila de hidrógeno en vez de recargarse con electricidad, almacena la energía recargándola con hidrógeno y estas pilas son mucho más rápidas de cargar y además pueden ser mucho más grandes.
Además, cualquier dispositivo que utilice el hidrógeno, no va a emitir gases a la atmósfera, por lo que es una energía limpia y sostenible. Por último, es importante decir que además el hidrógeno se puede transportar mediante gasoductos, por lo que muchos de los gasoductos que se han estado construyendo en los últimos años para transportar gas natural, pueden readaptarse fácilmente para que estos transporten hidrógeno. Todo esto hace que el hidrógeno sea el combustible perfecto para grandes medios de transporte como los grandes barcos cargueros o los aviones, donde parece que sustituir los motores de combustión por baterías de litio o de cualquier otro material sería muy pero que muy difícil.
Afortunadamente en los últimos años ha surgido el hidrógeno verde, que es hidrógeno que se obtiene a partir de fuentes de energía renovables mediante un proceso llamado electrólisis. El hidrógeno verde viene a resolver el problema de almacenar grandes cantidades de energía renovable excedente para poder utilizar esta cuando no sople el viento o no haga sol. A pesar de que todavía la generación de hidrógeno sea cara y que aún no se haya alcanzado la escala suficiente para que la puesta en marcha de este ecosistema sea viable económicamente, España ya cuenta con un plan estratégico para el hidrógeno.
España y el H2-MED
Todo esto explica por qué España ha insistido para dejar de ser una isla energética hasta que Francia ha accedido a construir el H2-MED, un corredor de energía verde que transportará hidrógeno de España y del Norte de África al resto de la Unión Europea. Empresas como Repsol, Iberdrola, Endesa o EDP España, ya tienen en marcha grandes proyectos relacionados con el Hidrógeno. De hecho, en España se está gestando el HyDeal, el mayor proyecto de hidrógeno verde del mundo que cuenta con Fertiberia, Enagás o Arcelor Mittal entre sus miembros.
Para que os hagáis una idea, según Wood Mackenzie, en el primer trimestre de 2022, España llevó a cabo el 20% de los proyectos de hidrógeno verde del mundo, siendo solo superada por Estados Unidos. Sin embargo, para el transporte de energía y por tanto para vender nuestra cada vez más sobrante energía, el hidrógeno verde no es el único camino, también se tienen que mejorar las interconexiones con cables de alta tensión y cables submarinos con Francia. No obstante, a día de hoy España ya exporta más energía eléctrica a sus vecinos de la que importa de estos, por lo que hay motivos para la ilusión.
Impacto en la reindustrialización
Bien, ya hemos hablado de cómo España puede hacer que los precios de su energía bajen muchísimo y cómo se puede convertir en una potencia exportadora que traiga un montón de dinero a las arcas del estado y a las de un montón de empresas y particulares. Sin embargo, convertirse en una potencia energética ¿Tiene algún beneficio más? Pues claro que sí.
Tener energía abundante y barata atrae a un montón de industrias, especialmente a aquellas que necesitan grandes cantidades de energía para producir y para las que esas pequeñas ineficiencias que genera el transporte de energía son la diferencia entre ser rentables o no serlo. Por ello, España está ante la oportunidad de volver a reindustrializarse y convertirse en una potencia económica y no sólo energética. Recordemos que España además de energía barata, es miembro de la UE, tiene seguridad jurídica y mucha mano de obra cualificada lo que le puede hacer el destino perfecto para un montón de industrias diferentes.
Y así, con renovables, electrificación, almacenamiento, infraestructura de transporte y un proceso de reindustrialización es como España puede convertirse en una gran potencia económica. La pregunta es ¿Será España capaz de coger este tren?