Ahora que ya ha pasado un tiempo prudencial después del apagón que dejó sin luz durante unas cuantas horas a toda España, parte de Portugal y algunas zonas del sur de Francia, poco a poco va quedando claro qué es lo que ha pasado. Con mucha más información y con tiempo de sobra para haber madurado ideas y haber investigado a fondo el asunto, vamos a responder a varias preguntas. ¿Qué causó el apagón y quién tiene la culpa? ¿Pudo haberse evitado? ¿Se pueden evitar futuros apagones? Pónganse cómodos que ahora mismo os lo vamos a contar.
Comencemos con la clave de la cuestión. Red eléctrica. Red Eléctrica de España o REE por sus siglas es la empresa que se encarga de dos cosas fundamentales: transportar la electricidad por toda España y asegurarse de que el sistema eléctrico funcione correctamente en todo momento. Es el cerebro y la autopista de la electricidad en el país.

Red Eléctrica es una empresa mixta, lo que significa que tiene dueños públicos y privados. La parte pública está representada por la SEPI, una entidad del gobierno que posee el 20% de la compañía. El resto de las acciones están en manos de inversiones privados, pero ninguno de ellos controla más del 5% de Red Eléctrica. Aunque la compañía tiene un 80% de capital privado, la SEPI, es decir, el gobierno, tiene bastante influencia. Elige a la presidenta de Redeia, el grupo empresarial al que pertenece Red Eléctrica de España, y también a tres miembros del Consejo de Administración, por lo que tiene mucho poder. Además, la persona que dirige las operaciones del sistema eléctrico, es decir, quien vigila que todo esté equilibrado y en orden, es nombrada con la aprobación del Ministerio para la Transición Ecológica. Estos detalles son muy importantes porque el gobierno no puede decir que no tiene nada que ver con Red Eléctrica y por tanto es también un responsable que no puede escurrir el bulto.
Bueno, el caso es que la ley del sector eléctrico dice que la principal función de Red Eléctrica de España es garantizar que el suministro de electricidad sea continuo y seguro y que todo esté bien coordinado entre quienes generan electricidad y quienes la transportan. Dicho en pocas palabras, Red Eléctrica Española se asegura de que siempre haya suficiente electricidad disponible dónde y cuando haga falta, sin cortes ni sobresaltos. Para lograrlo, utiliza herramientas como la planificación diaria del sistema eléctrico, viendo con antelación cuánta electricidad se va a necesitar y cuánta se va a generar. También utiliza las energías de respaldo por si ocurre algún fallo y también los mecanismos de ajuste que permiten reaccionar rápidamente ante cambios inesperados en la demanda o la oferta.

Además, Red Eléctrica tiene que diseñar y aplicar medidas de seguridad y fiabilidad, planificar cómo se pondrán en marcha las instalaciones de producción según los resultados del mercado eléctrico. Gestionar los mercados de ajuste del sistema, que son como los mercados de emergencia donde se corrige cualquier desequilibrio, y dar órdenes a las empresas eléctricas para que todo funcione de forma segura y estable. Luego verás por qué es importante todo esto.
Sigamos. ¿Qué pasó el 28 de abril por la mañana? Bueno, no os asustéis si nos ponemos un poco técnicos. Para entender todo esto tenemos que tener en cuenta dos conceptos, la tensión y la frecuencia de la electricidad. La tensión es básicamente la fuerza con la que la electricidad se mueve por los cables, como si fuera la presión del agua en una tubería. La frecuencia, en cambio, es el ritmo al que esa electricidad oscila. En Europa, ese ritmo es de 50 veces por segundo, es decir, 50 Hz. Esto significa que la corriente cambia de dirección 50 veces cada segundo.
Estas dos variables, la tensión y la frecuencia, son fundamentales para que el sistema eléctrico funcione sin problemas. Si alguna se desajusta demasiado, pueden producirse averías, apagones o daños en equipos eléctricos. Por eso, hay que mantenerlas siempre dentro de unos márgenes muy precisos. El gran truco está en el equilibrio entre la electricidad que se produce y la que se consume. Si de repente usamos más electricidad de la que se está generando, los generadores tienen que esforzarse más, giran más despacio y la frecuencia baja. Si al revés se produce más de lo que se necesita, los generadores giran más rápido y la frecuencia sube. Cualquier desviación de ese equilibrio puede desestabilizar toda la red.

Pues bien, el 28 de abril desde las 9 de la mañana ya se estaban detectando problemas e inestabilidad en las grandes líneas eléctricas que transportan la energía por todo el país, las de 220 y 400 kW, que son las grandes arterias de la electricidad en España. Finalmente, a las 12:32 del mediodía, hubo un apagón total en la península, un cero energético. Todo el sistema se quedó sin suministro por completo.
Pero, ¿qué provocó el apagón? Como Red Eléctrica Española no reaccionó dando respuesta a la primera oscilación, se empezaron a suceder reacciones que REE tampoco supo atajar hasta que se produjo el colapso del sistema eléctrico. Veamos, todo comenzó con fuertes inestabilidades en la red eléctrica. Hubo oscilaciones en la tensión y bajadas en la frecuencia que pusieron al sistema contra las cuerdas. Estas alteraciones activaron los sistemas de protección automáticos de las infraestructuras, provocando una caída repentina tanto en la producción como en el consumo eléctrico.
Red Eléctrica de España no logró estabilizar la situación. En ese momento había muy poca generación síncrona funcionando, que es la que puede actuar como amortiguador ante estas sacudidas eléctricas. ¿Y qué son las energías síncronas? En el sistema eléctrico, las energías síncronas son aquellas que producen electricidad de forma muy estable, girando a una velocidad fija que ayuda a mantener el ritmo constante de la red, es decir, la frecuencia. Este tipo de generación es clave para que todo funcione con estabilidad. Actúan como un metrónomo eléctrico. Si algo se descompensa, estas fuentes pueden reaccionar al instante para corregirlo.
El problema es que ese lunes solo había funcionando seis turbinas de gas al mínimo técnico, mientras que el domingo de la misma semana había 24 turbinas de gas acopladas y además solo funcionaban cuatro de las siete centrales nucleares, lo que daba una aportación muy baja de generación síncrona. En cambio, había mucha producción de solar y eólica que llegaba al 70% del total de la generación. La solar y la eólica no generan inercia ni ayudan a mantener constante la frecuencia de la red.
¿Y por qué había tantas nucleares paradas? El día del apagón, una de las centrales nucleares, la de Trillo, estaba parada por mantenimiento programado, algo normal y previsto. Sin embargo, otras dos centrales nucleares, Almaraz 1 y Cofrentes, tampoco estaban operando, no porque estuvieran averiadas, sino porque Red Eléctrica Española decidió no contar con ellas al considerar que no eran necesarias para asegurar el suministro. Durante los días previos no se incluyeron en el mercado eléctrico, lo que se llama no ser casadas. Y a pesar de eso, Red Eléctrica Española pudo haberlas activado por razones técnicas, pero optó por mantenerlas desconectadas desde el 16 de abril.

Lo más relevante es que REE ya sabía que una vez paradas esas centrales no podían volver a ponerse en marcha hasta el 4 de mayo, por lo que esa decisión dejaba el sistema sin una parte muy importante de generación estable justo durante ese periodo. Además del resto de centrales nucleares que sí que estaban funcionando, solo una tenía autorización de Red Eléctrica Española para hacerlo al 100%.
En resumen, aunque se sabía que ese día la demanda iba a ser baja, Red Eléctrica Española optó por una configuración en la que había menos de 5 GW de generación síncrona, la que aporta estabilidad frente a 22,8 GW de generación no síncrona, la más inestable en caso de problemas. Ese desequilibrio hizo que el sistema fuera mucho más vulnerable cuando empezaron las inestabilidades. El desastre podía llegar en cualquier momento.
Aún así, hacía falta algo que lo desencadenase todo y eso lo tendrá que explicar Red Eléctrica Española o en su caso, la Comisión de Investigación que ha creado el gobierno a tal efecto. No obstante, ya en los días previos había señales que indicaban que la operación del sistema se estaba llevando muy al límite. Concretamente el 22 y el 24 de abril se habían detectado problemas en la red de transporte operada por Red Eléctrica Española.
En este momento inicial del apagón hubo subidas y bajadas bruscas de tensión y frecuencia que causaron la desconexión automática de algunas centrales eléctricas y grandes consumidores, como por ejemplo la refinería de Repsol en Cartagena o las instalaciones de ADIF.
El 28 de abril, desde primera hora de la mañana, la situación volvió a complicarse. Empezaron a registrarse oscilaciones anormales en la tensión de la red, junto con desajustes en los intercambios eléctricos con Francia. La siguiente fase estaba en marcha. A eso se sumó que en ese momento la mayoría de la generación eléctrica venía del sol y del viento, que por su naturaleza inestable y dependiente del clima pueden entrar o salir del sistema muy rápidamente. Esos cambios bruscos hacen que mantener el equilibrio entre lo que se produce y lo que se consume sea mucho más difícil.

Red Eléctrica Española tenía la responsabilidad de contrarrestar estas oscilaciones, por ejemplo, activando interconexiones con otros países o contando con más generación síncrona como la que ofrecen las centrales hidroeléctricas, las nucleares o las centrales de ciclo combinado. Pero ese día, como ya vimos, solo tenían la autorización para funcionar unas pocas plantas de las que tienen capacidad de aportar esa estabilidad. Toda esa inestabilidad provocó la desconexión de grupos de bombeo de las centrales hidroeléctricas al no recibir tampoco suficiente apoyo de la interconexión con Francia.
¿Y por qué es tan importante esta interconexión con Francia? La interconexión con Francia es como una autopista eléctrica entre los dos países. Debería servir para equilibrar el sistema. Si en España falta electricidad, se puede importar y si sobra se puede exportar. Además, también debería actuar como respaldo en caso de emergencia, ayudando a mantener estable funcionamiento de la red española. Lo que pasa es que ante el riesgo de contagio se desconectaron siguiendo los protocolos de actuación.

Por cierto, la interconexión de electricidad entre Francia y España es operada conjuntamente por Red Eléctrica de España y Réseau de Transport d’Électricité, el operador del sistema eléctrico francés.
En la siguiente fase, a medida que aumentaban las tensiones y caía la frecuencia, se fueron desconectando en cadena instalaciones renovables, grupos de bombeo hidráulico y, finalmente, hasta las centrales nucleares y de ciclo combinado, porque sus sistemas de protección automática entraron en acción al detectar valores fuera de lo permitido. En ese momento el sistema quedó completamente fuera de control y se produjo el apagón total, el llamado cero energético.
Tanto la CNMC como la propia REE venían advirtiendo desde hace tiempo sobre los problemas de tensión en la red con datos que muestran que en varios momentos se superaban los límites permitidos, obligando incluso a desconectar instalaciones por seguridad. REE ha reconocido que actualmente no dispone de herramientas suficientes para controlar del todo estos picos de tensión y ha lanzado un proyecto piloto, un sandbox para mejorar esta capacidad.
Por si fuera poco, el propio grupo Redeia, al que pertenece Red Eléctrica Española, admite en su informe anual de 2024 que el cierre progresivo de centrales de carbón, ciclos combinados y nucleares está reduciendo la capacidad