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Memorias de Pez » ¿Está EE.UU. cayendo como el IMPERIO ROMANO?

¿Está EE.UU. cayendo como el IMPERIO ROMANO?

Por Paula Pérez Calvo
28 de mayo de 2025 a las 20:34
en Geopolítica
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¿Está EE.UU. cayendo como el IMPERIO ROMANO?

Hace siglos, un vasto imperio dominó gran parte del mundo conocido: el Imperio Romano. Pero incluso los imperios más poderosos caen, y Roma no fue la excepción. Si queréis saber más, aquí os dejo un vídeo donde os contamos qué pasó.

Sin embargo, su influencia no desapareció. Su legado en derecho, política y cultura ha perdurado a lo largo del tiempo. Siglos después, cuando un grupo de colonos en América del Norte luchaba por independizarse del dominio británico y construir una nueva nación, miraron hacia Roma en busca de inspiración. Los Padres Fundadores de Estados Unidos estudiaron detenidamente la historia de la República Romana para diseñar su propio sistema de gobierno y establecer los principios que definirían su país. Esperad, tened paciencia. Os contamos todo esto para que luego entendáis lo que os queremos explicar.

Una de las principales lecciones que se tomaron de Roma fue la importancia de evitar la concentración de poder en una sola persona. La República Romana había funcionado durante siglos con un sistema de gobierno en el que el poder estaba dividido entre distintas instituciones: el Senado, las Asambleas Populares y los Cónsules. Esta estructura tenía como objetivo evitar que un solo líder se convirtiera en un tirano, algo que, sin embargo, terminó ocurriendo con el ascenso de Julio César y la transformación de la República en un Imperio. Aprendiendo de ese error, los fundadores de Estados Unidos crearon un sistema de gobierno basado en la separación de poderes, asegurando que ninguna rama del gobierno pudiera volverse demasiado poderosa. El gobierno de Estados Unidos se estructuró en tres poderes principales, siguiendo una lógica similar a la de la antigua Roma: el poder legislativo, representado por el Congreso y dividido en dos cámaras. El poder ejecutivo, encabezado por el Presidente, similar a los cónsules romanos. Y  el poder judicial, encabezado por la Corte Suprema.

Pero la influencia de Roma no solo se reflejó en la estructura del gobierno. Los Padres Fundadores también se inspiraron en sus ideales y valores. Figuras clave como Thomas Jefferson, James Madison, John Adams y Alexander Hamilton eran grandes admiradores de la historia romana y querían evitar los errores que habían llevado a la caída de la República. Madison, por ejemplo, estudió a fondo la historia de Roma y escribió extensamente sobre cómo los conflictos internos, la corrupción y la ambición desmedida de los líderes habían debilitado el sistema. Por eso, insistió en la importancia de dividir el poder y crear instituciones que frenasen el abuso de autoridad.

También tomaron de Roma el concepto de ciudadanía y los derechos. En la República Romana, ser ciudadano otorgaba privilegios especiales, como el derecho a votar y a participar en la política. Este mismo principio se aplicó en Estados Unidos, donde los ciudadanos tendrían derechos y libertades garantizados por la Constitución, como la libertad de expresión, de prensa y de religión.

COMPARACIONES entre la CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO y la situación actual de EE.UU.

Vale y ahora… ¿todo esto que tiene que ver con el actual EEUU? Pues, mucho. Porque el Imperio Romano cayó. Y EEUU puede pasar de ser una gran potencia mundial, a quedarse relegado en un segundo plano e influir menos en la geopolítica mundial. Vamos a comparar las causas que llevaron a la caída del Imperio Romano, con lo que está ocurriendo en EEUU.

1. Presión externa

Uno de los principales factores que contribuyó a la caída de Roma fue la presión externa que ejercieron las tribus bárbaras sobre sus fronteras. Con el tiempo, esos pueblos «bárbaros», como los visigodos, los vándalos o los hunos, fueron demasiado para las ya débiles defensas del Imperio Romano. Este empuje constante desde fuera desbordó las capacidades del imperio para mantener la estabilidad, tanto militar como económicamente, lo que al final lo llevó a su colapso.

Ahora bien, ¿dónde encaja esto en el contexto de Estados Unidos hoy? Aunque la situación no sea una invasión militar al estilo clásico, EEUU se enfrenta a un fenómeno que podría compararse en cierto modo a esa presión externa: la inmigración masiva. En los últimos años, ha habido un flujo grande de personas provenientes de Centroamérica, África, Asia y otras partes del mundo, buscando mejores oportunidades o huyendo de situaciones de violencia y pobreza.

Al igual que el Imperio Romano tuvo que lidiar con la llegada de pueblos extranjeros a sus territorios, Estados Unidos se enfrenta al desafío de gestionar estas grandes oleadas migratorias. Y, ¿Qué ha hecho Trump ante esto? Su discurso se ha centrado en la necesidad de cerrar las fronteras, construir muros y frenar esta «invasión». Ya lo estamos viendo, con las deportaciones masivas que está llevando hoy día a México, Ecuador, Cuba, etc.

Sin embargo, aunque Trump defiende las deportaciones masivas como solución al crimen organizado, el problema real es que ya se está notando la escasez de mano de obra, lo que puede hundir la competitividad laboral de la mayor economía del mundo. De hecho, esto ya está empezando a pasar en la agricultura. Al igual que los romanos, en Estados Unidos, esa mano de obra tan necesaria viene desde fuera de sus propias fronteras. Otra gran similitud si lo piensas.

2. La corrupción y el debilitamiento de las instituciones.

A medida que Roma se expandía, el poder se concentró en manos de unos pocos. En algún momento, las instituciones dejaron de funcionar con eficacia y la gente perdió la confianza en el sistema. Al final, la falta de una estructura política sólida y un gobierno responsable fue uno de los grandes factores de su caída.

Y aquí es donde la conexión con Estados Unidos se hace más evidente. Aunque los fundadores de la nación americana fueron muy cuidadosos al estructurar un sistema de gobierno para evitar la concentración excesiva de poder, la tendencia a la centralización del poder parece haber vuelto con fuerza. En la administración de Trump, por ejemplo, ha habido un claro esfuerzo por socavar la independencia de algunas instituciones clave, como los tribunales y los medios de comunicación. Ha cuestionado repetidamente la legitimidad de los tribunales cuando sus decisiones no le favorecen e incluso ha insinuado la posibilidad de ignorar ciertos fallos judiciales. Además, ha intensificado sus ataques a la prensa, etiquetando a los medios críticos como «enemigos del pueblo» y promoviendo fuentes alineadas con su visión política. Paralelamente, también se ha visto un aumento de la influencia de intereses particulares sobre las decisiones gubernamentales. 

3. La sobreextensión territorial.

Sí, se expandieron por toda Europa, el norte de África y Asia Menor. Y claro, a ver quién podía mantener un imperio tan grande. Había demasiados problemas logísticos y de abastecimiento de recursos, falta de comunicación, mayores costes…

EEUU también se ha expandido, pero no en términos territoriales, sino en influencia global. Desde la Segunda Guerra Mundial, EEUU ha tenido presencia militar y diplomática en todos los rincones del planeta. Pero, al igual que Roma, mantener este alcance ha requerido enormes recursos y, a menudo, la intervención en conflictos lejanos, con el consiguiente desgaste económico y humano. 

Trump ha intentado mitigar estos gastos. ¿Cómo? Pues, en términos militares, ha cortado la ayuda a Sudáfrica y ha congelado toda la ayuda internacional, incluso a Ucrania que se encuentra en mitad de la guerra, a excepción de la financiación militar a Israel y a Egipto. También ha presionado a los aliados europeos miembros de la OTAN a aumentar su gasto en defensa y ha amenazado con reducir la participación estadounidense en la organización. Y ha cerrado USAID, una agencia que tiene programas de ayuda humanitaria por todo el mundo.

Bueno, y hemos dicho que no se ha expandido territorialmente… pero Trump lo quiere intentar. Primero, queriendo que Canadá se convierta en su estado número 51. Y después, queriendo anexionarse Groenlandia. Ah, y no nos olvidemos de la franja de Gaza. Territorio que, según sus palabras, “Está comprometido con comprar y poseer”.

4. La debilidad económica.

La debilidad económica llegó en las últimas etapas del I.R. como resultado de la inflación, el aumento de impuestos y la desigualdad económica entre las clases, entre otros motivos. Lo más preocupante fue que la economía romana dejó de ser autosuficiente en muchas áreas, y la falta de recursos y productos para mantener su nivel de vida empezó a desgastar el bienestar general. Y ¿cómo lo podemos comparar con EEUU? Pues bien, en los últimos años, EEUU ha sufrido el aumento de la deuda pública y la desigualdad económica que ha alcanzado niveles alarmantes. 

Trump llegó a la presidencia adoptando una política exterior más aislacionista: “América First”. Y un pilar de su estrategia es el aumento de aranceles a varios países, con el argumento de proteger la industria y el empleo estadounidense. La “guerra comercial” que ha comenzado Trump, intentando mejorar la balanza comercial de EEUU, ha generado gran incertidumbre económica. Los aranceles buscan presionar a los otros países para renegociar acuerdos comerciales más favorables para EEUU. Sin embargo, aunque el presidente estadounidense asegura que los efectos negativos de estos aranceles «merecerán la pena», el coste de estas decisiones podría ser considerable para la economía del país, ya que las empresas y los consumidores probablemente se enfrentarán a precios más altos.

Lo más preocupante es que, tal como pasó en Roma, este tipo de políticas pueden desencadenar un efecto dominó en otras áreas, afectando la confianza en la estabilidad económica global y, por ende, en la hegemonía mundial de EEUU. Si los aliados responden con aranceles propios, como ya está ocurriendo, o si se genera una guerra comercial más extensa, la economía estadounidense podría sufrir los mismos estragos que Roma vivió con sus constantes disputas internas y externas.

La inflación fue uno de los grandes venenos silenciosos del Imperio Romano. A medida que los emperadores necesitaban más recursos para pagar ejércitos, obras y sobornos políticos, empezaron a devaluar la moneda, reduciendo la cantidad de plata en el denario sin cambiar su valor nominal. Es decir, hacían quantitative easing versión siglo III. Esto generó una pérdida de confianza brutal en la moneda, subida de precios, descontento social y caos económico. El paralelismo con Estados Unidos aparece cuando la Reserva Federal imprime grandes cantidades de dinero —especialmente tras crisis como la de 2008 o la pandemia— para mantener la economía a flote. Aunque en el corto plazo puede estimular la economía, si se abusa, también puede erosionar el valor del dólar, generar inflación y —como en Roma— provocar tensiones sociales y pérdida de fe en el sistema monetario. Cambian los templos por bancos centrales, pero el guion se repite.

Así como al Imperio Romano le surgieron potencias rivales que acabaron actuando como contrapeso a su hegemonía —como los partos, los persas sasánidas o, más adelante, los pueblos germánicos y los visigodos—, hoy Estados Unidos enfrenta un fenómeno similar con el auge de China, India, Rusia y otras potencias emergentes. Roma dominó durante siglos el Mediterráneo, pero su poder fue erosionándose cuando otros actores empezaron a acumular riqueza, ejército y alianzas, mientras Roma lidiaba con crisis internas, inflación y sobreextensión militar. Hoy vemos cómo China impulsa rutas comerciales propias (la Nueva Ruta de la Seda), crea instituciones alternativas al FMI y al Banco Mundial, y refuerza sus lazos con países del Sur Global. Es una especie de «nuevo oriente» que le dice a EE.UU.: ya no mandas tú solo. Igual que Roma ya no podía imponer su ley en todo su territorio, Washington cada vez tiene más dificultades para mantener su influencia sin que le respondan con un: oye, que aquí también jugamos nosotros. La historia, como siempre, no se repite… pero rima con mala leche.

Seguramente, haya más similitudes entre las causas que llevaron a la caída del Imperio Romano, y las dificultades y desafíos a los que se enfrenta EE.UU. hoy en día.  Nosotros os hemos querido compartir las más destacables. A pesar de las diferencias los paralelismos entre ambas potencias a lo largo de la historia son evidentes. Como ocurrió con Roma, Estados Unidos se enfrenta a una serie de tensiones internas y externas que amenazan con erosionar su poderío global. Puede que las políticas de Trump empeoren la situación, o, por el contrario, que la mejoren. ¿Vosotros qué pensáis?

Etiqueta ActualidadEE.UU.Imperio Romano
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