Hoy en Memorias de Pez hablamos de uno de los hechos más importantes del Siglo XX. De cómo Rusia pasó en muy poco tiempo de ser un imperio con una monarquía absoluta a ser el primer país en implantar un sistema comunista. Hoy en Memorias de Pez, la Revolución Rusa. Y para hablaros de ello, contamos con la ayuda del Mapa de Sebas, un canal también de historia en el que podéis ver un porrón de sucesos explicados con todo detalle.
Para hablar de la Revolución Rusa tenemos que entender cómo era la Rusia Zarista. Realmente era un poco como España a principios del siglo XIX. Una monarquía absoluta, en la que reinaba un zar. Rusia era tan grande como pobre. Un imperio en el que se pasaba mucha hambre y cuya economía era básicamente rural. Esto hacía que hubiese dos clases sociales bien diferenciadas: la nobleza y el pueblo, que fundamentalmente eran campesinos. Y esto era tal cual, en la Rusia zarista o eras muy rico y el dinero te salía por las orejas o eras tremendamente pobre y tu única preocupación era sobrevivir al invierno sin morirte de frío o hambre.
La llegada de Europa y la industrialización
Rusia estaba reinada por la dinastía de los Romanov, que llevaban 3 siglos en el poder aplastando a cualquiera que oliese a opositor. Sin embargo, con la entrada del siglo XX, llegó Europa como una nueva ola de progreso con la industrialización. Muchos campesinos emigraron de los pueblos a las ciudades, y se convirtieron en trabajadores de las nuevas industrias.
Surge así una nueva clase en Rusia, la clase obrera que era especialmente importante en las grandes ciudades del país. Pero los obreros también vivían en condiciones deplorables, y seguían sufriendo hambre y miseria. Por ello, en las fábricas, se empezó a extender una importante conciencia revolucionaria, unas ideas que poco a poco comenzaron a llegar también a los campesinos que peor lo estaban pasando. Esto dio lugar a las primeras protestas y conatos de revolución.
La Revolución Rusa de 1905
La más importante fue la de 1905, la llamada primera revolución que sucedió después de que Rusia perdiese una guerra contra Japón. La Revolución de 1905 fue especialmente importante en Petrogrado, la actual San Petersburgo, que fue duramente reprimida y aplastada por el zar. Pero, en ella, surgieron los primeros órganos de poder independientes del estado y controlados por obreros, los soviets.
La I Guerra Mundial
La industrialización se seguía abriendo paso poco a poco en Rusia y la clase obrera continuaba creciendo en número. Sin embargo, hay un hecho que cambia radicalmente el mundo en general y Rusia en particular. Hablamos de la Primera Guerra Mundial. Aunque empezó más o menos bien, el papel de Rusia en la Primera Guerra Mundial fue penoso. Tenían muchos hombres, sí, pero la organización del ejército era penosa y la industria no era lo suficientemente potente para alimentar el esfuerzo de guerra ruso. Así que, los rusos pronto comenzaron a perder terreno. Su ejército estaba mal alimentado y peor armado. De hecho, Rusia fue el país que más soldados perdió en la Primera Guerra Mundial, con 1.700.000. Sufrió cerca de 6.000.000 de heridos, así que imaginaros la catástrofe y el cabreo de los ciudadanos por participar en una guerra que a la población ni le iba ni le venía.
El caso es que la economía de Rusia vivía y producía por y para la guerra, lo que unido a que Rusia estaba prácticamente rodeada de enemigos, hizo que en el país hubiesen unas hambrunas terribles. La popularidad del régimen no pudo bajar más.
El triunfo de la primera Revolución rusa
En Petrogrado, la actual San Petersburgo y capital de Rusia en 1917, el invierno estaba siendo durísimo, lo que hizo que aumentara la ya penosa situación de la población rusa. A principios de febrero, hubo una gran huelga de las fábricas de la ciudad.
Las manifestaciones fueron aumentando, y policías y obreros se enfrentaron brutalmente. La situación fue empeorando y el zar mandó a la guarnición militar de la ciudad a sofocar la rebelión. Sin embargo, muchos de estos soldados cambiaron de bando y se unieron a las protestas. Finalmente, toda la guarnición militar cambió de bando y la revolución triunfó.
La llamada revolución de febrero hizo abdicar al Zar Nicolas II que dejó el poder el 2 de marzo. En unos días y con apenas 100 muertos, el Imperio Ruso cayó en Petrogrado. Para acabar con el vacío de poder, se instauró un gobierno provisional que estaba compuesto por una coalición de liberales y socialistas moderados. Rusia ganó en mucho tiempo muchas libertades: no hubo represión contra los zaristas, se abolió la pena de muerte y se reconoció la libertad de conciencia, de reunión e incluso de prensa.
La llegada de Vladimir Lenin a la Revolución Rusa
El problema del gobierno provisional, es que era bastante débil. Y además, para evitar que los acusaran de traidores y antipatriotas, mantuvieron a Rusia en la Primera Guerra Mundial, por lo que los muertos seguían creciendo a montones. Así que, imagínense la reacción del personal cuando vieron que el gobierno no hacía nada. Ni siquiera eran capaces de llevar a cabo una reforma agraria, que devolviese a los campesinos la propiedad de las tierras.
Alemania hizo una jugada maestra: entregar a Rusia, a un líder revolucionario ruso que estaba en el exilio, para que diese un golpe de Estado y sacase a Rusia de la guerra. Así, Alemania podría concentrar todos sus esfuerzos en ganar la guerra en el frente occidental. Este líder es Vladimir Lenin. Y, ¡dicho y hecho! Alemania dio una gran cantidad de dinero a Lenin y sus secuaces. El objetivo de este dinero era publicar periódicos en toda Rusia y hacer una gran propaganda en favor de Lenin. Cuando Lenin llega a Petrogrado una multitud le esperaba enfervorecida.
Los 3 puntos importantes en la estrategia política de Lenin en la Revolución Rusa
- La firma inmediata de la paz con Alemania para salir de la guerra
- La colectivización de la tierra para que esta vuelva a ser de los campesinos y no de los grandes terratenientes.
- Y la no colaboración e incluso la lucha contra el gobierno provisional de Rusia.
Durante 1917, los soviets se multiplicaron por toda Rusia y cada vez tenían más y más poder. Los obreros los veían muy necesarios para evitar que el gobierno provisional hiciera una contrarrevolución. Sin embargo, a pesar de cómo se celebró la llegada de Lenin en abril de 1917, los bolcheviques eran todavía una minoría, e incluso las ideas de Lenin no eran compartidas por todo el partido. Aún había muchos bolcheviques que no querían torpedear al gobierno provisional.
La defensa de los bolcheviques
Pero todo empezó a cambiar en julio cuando el ejército ruso fracasó en una ofensiva contra el ejército alemán. Muchos soldados se negaban ya a ir al frente y las manifestaciones en la retaguardia contra la guerra se multiplicaron. Y aquí es donde entra una figura desconocida pero clave en la Revolución Rusa. El general Kornilov. Kornílov deseaba una dictadura militar en Rusia para volver a instaurar el puño de hierro de los tiempos del zar. Era la última esperanza de la nobleza y la alta burguesía.
A finales de agosto de 1917, Kornílov intentó dar un golpe de estado, derrocar al gobierno provisional y aplastar de una vez a los soviets y el resto de organizaciones obreras. Ante la incapacidad del gobierno provisional para defenderse, los bolcheviques organizaron la defensa de la capital y evitaron el golpe de estado. Esto permitió que los obreros se armaran y que muchos líderes políticos como Trotski fueran liberados.
La Revolución Rusa de Octubre: “Todo el poder para los sóviets”
De hecho, en septiembre, el Sóviet de Petrogrado ya era mayoritariamente bolchevique, escogiendo a Trotski como su presidente. Y es que, el intento de golpe de estado de Kornílov hizo que las masas se radicalizasen y la popularidad de Lenin y Trotski creció como la espuma. El gran lema de los bolcheviques “todo el poder para los soviets” era un clamor en toda Rusia. Tanto es así que muchos campesinos se alzaron contra los grandes terratenientes y se hicieron con tierras en toda Rusia. Muchos soldados abandonaron sus puestos en el frente para irse a sus pueblos y tomar parte en estas colectivizaciones masivas.
Una nueva revolución en la que los bolcheviques se alzaron para tomar el poder era inevitable. Todo estalló los días 6 y 7 de noviembre, que eran los días 24 y 25 de octubre según el calendario juliano que de aquellas se utilizaba en Rusia. Por ello, este levantamiento recibió el nombre de Revolución de Octubre. Sin apenas derramamiento de sangre, los bolcheviques se hicieron con todo Petrogrado tomando todos los puntos estratégicos incluido el Palacio de Invierno.
Las “promesas” de Lenin en la Revolución Rusa
Lenin enseguida cumplió con sus promesas. Había derrocado al gobierno provisional, oficializó la desaparición de las grandes propiedades de tierras y pocos meses después firmó la paz con Alemania a cambio de una gran extensión de territorio ruso. También se nacionalizaron los bancos, se estableció el control obrero de la producción, se creó una milicia obrera, se reconoció el derecho de autodeterminación de todos los pueblos de Rusia y se suprimió cualquier privilegio de carácter nacional o religioso.
Pero no todo eran buenas noticias. Se volvió a restringir la libertad de prensa y ocurrieron cosas muy turbias como la creación de la checa, una organización de inteligencia militar encargada de suprimir y liquidar por vía extrajudicial a todo aquello que oliese a oposición.
Además, en noviembre de 1917, los bolcheviques decidieron que era hora de legitimar su poder en las urnas. Para ello, hubo una votación para elegir a la Asamblea Constituyente. Pero los bolcheviques quedaron lejos de sus objetivos y sólo consiguieron el 25% de los votos. Así que no pasa nada, en la primera reunión de la Asamblea constituyente, Lenin ordenó a la Guardia Roja disolverla. Esto de la democracia no había sido un gran experimento para Lenin.
La Guerra Civil Rusa
Pero lo peor para Rusia no había hecho más que empezar. Poco después de la Revolución de Octubre, muchos militares partidarios del zar y demás nostálgicos del Antiguo Régimen, se reorganizaron y formaron el ejército blanco, que estaba bien apoyado por las potencias occidentales. De esta forma se iniciaba una guerra civil conocida como la Guerra Civil Rusa.
En julio de 1918, se cree que por orden de Lenin, el zar y su familia, que estaban arrestados en una mansión desde la Revolución de Febrero, fueron asesinados al completo.
Los enemigos de Lenin y su Ejército Rojo
El ejército blanco no era el único enemigo de los bolcheviques de Lenin y su Ejército Rojo. Los bolcheviques también reprimieron a los anarquistas en Moscú. Al Ejército Rojo no le quedó más remedio que colaborar con el Ejército Negro, anarquista en Ucrania, para acabar con el Ejército Blanco, pero en cuanto pudo el Ejército Rojo aplastó al negro.
Los bolcheviques también se enfrentaron con otras fuerzas revolucionarias como los mencheviques, de tendencia más moderada. Tanto es así, que los mencheviques acabaron engrosando las filas del Ejército Blanco. Lenin y su ejército Rojo también tuvieron que hacer frente a multitud de huelgas, que acabaron con la disolución del famoso Sóviet de Petrogrado.
Otro gran problema fueron las revueltas campesinas. La Primera Guerra Mundial y la posterior guerra civil habían provocado una crisis tan grande que las ciudades se habían quedado sin alimentos. Al gobierno bolchevique no le quedó más remedio que confiscar forzosamente comida en los pueblos para llevarla a las ciudades, lo que provocó decenas y decenas de revueltas de campesinos que fueron reprimidas sin piedad. Los campesinos organizados formaron el llamado Ejército Verde que se dedicó a defender sus tierras de las requisas y los reclutamientos forzosos del Ejército Rojo y de los excesos y desmanes del Ejército Blanco.
Las victorias del Ejército Rojo
El Ejército Rojo estuvo contra las cuerdas, pero finalmente cosechó una serie de victorias militares que le dieron la fuerza suficiente para aplastar a todos sus enemigos y ganar la Guerra Civil Rusa. Además de los dos millones y medio de bajas en combate. La Guerra Civil Rusa dejó entre 3 y 5 millones de muertos por hambre y más de 2 millones de muertos por epidemias.
Al final de la Guerra Civil y por primera vez desde la Revolución, toda Rusia estaba dominada por un mando único. Los bolcheviques establecieron un sistema dictatorial implacable con la oposición. Pero querían ir más allá e implantar el socialismo en todo el mundo. Para ello necesitaban ser una potencia por lo que en 1922 fundaron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, conocida como la Unión Soviética o URSS por sus siglas. La Revolución Rusa había triunfado.
Lenin muere en 1924, su sucesor será Iósif Stalin, que hará crecer el país hacia cotas inimaginables a cambio de una terrible represión, pero esa otra historia. Así que, ya sabéis como el mismo Lenin dijo: «Hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas».