En las últimas décadas, Oriente Medio ha sido un polvorín. Las incontables guerras entre Israel y sus vecinos son solo la punta del iceberg, pero entre medias hemos tenido un montón de conflictos más. Los conflictos del Líbano, los intentos de la Unión Soviética y Estados Unidos por tener a Afganistán bajo control, las dos Guerras del Golfo, la invasión de Irak de 2003 y sus posteriores conflictos civiles, la guerra de Siria, la de Yemen, el conflicto contra el Estado Islámico, los combates entre turcos y kurdos, y me podría tirar así hasta mañana. Pero, ¿por qué ocurre todo esto? ¿Cuál es el motivo por el cual siempre hay lío en Oriente Medio? ¿Es posible solucionar este problema? Pónganse cómodos que en seguida lo vamos a ver.
El siglo XIX y la influencia de las potencias coloniales
Para encontrar la respuesta a esto nos tenemos que ir bastante atrás en el tiempo, concretamente hasta el siglo XIX, momento en el que todavía existía el todopoderoso Imperio Otomano. Un imperio enorme, que albergaba una cantidad de pueblos ingente, cada uno con su lengua, sus costumbres e incluso con su religión. Sin embargo, para entonces el Imperio Otomano no era el gran imperio que había sido en el siglo XVI y su declive era imparable. Fue entonces cuando aparecieron por ahí las grandes potencias de la época, que basaban su gran poder en la industrialización y que se habían montado unos imperios de flipar por todo el mundo. Hablamos, cómo no, del Imperio Británico y el Imperio Francés.
A finales del siglo XIX, los británicos se hicieron con un montón de protectorados en Oriente Medio, ya que esos territorios les venían de perlas. ¿Por qué? Porque eran lugares perfectos para asegurar las rutas comerciales entre los territorios británicos de la India y Europa. De esta manera, los británicos se hicieron con Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, una parte de Yemen, Omán, Kuwait e incluso Egipto. Recordemos que por aquel entonces se acababa de inaugurar el Canal de Suez, que conectaba el Mar Rojo con el Mediterráneo.
La Primera Guerra Mundial y el acuerdo de Sykes-Picot
Los problemas surgieron cuando estalló la Primera Guerra Mundial y el Imperio Otomano se alió con Alemania y el Imperio Austrohúngaro. Eso provocó que Reino Unido y Francia se convirtiesen en enemigos de los otomanos. La Primera Guerra Mundial ya sabéis cómo acabó: con la victoria de Reino Unido, Francia y sus aliados y con la derrota alemana y, sobre todo, del Imperio Otomano. El Imperio Otomano se desintegró y los otomanos se quedaron solo con Turquía. ¿El resto del territorio que controlaba el Imperio Otomano? Los británicos y los franceses se reunieron y firmaron un acuerdo llamado el acuerdo de Sykes-Picot, en el cual se dividía el territorio de Oriente Medio.
La creación de nuevas fronteras
El problema de este acuerdo no es solo que repartieran Oriente Medio como si fuera una tarta, sino las fronteras que dibujaron. Oriente Medio es la cuna de las primeras grandes civilizaciones de la historia, y por allí han pasado un montón de pueblos con grandes diferencias étnicas, sociales, culturales e incluso religiosas. Sin embargo, las fronteras que se dibujaron no tuvieron en cuenta todas estas variables. El acuerdo de Sykes-Picot se complementó con el Tratado de Sèvres, que preveía la creación de Armenia y de un estado para el pueblo kurdo. Sin embargo, a los turcos, descendientes del antiguo Imperio Otomano, aquello les pareció demasiado y se rebelaron contra ese nuevo orden, yendo a la guerra.
La independencia y los problemas internos
Los británicos se quedaron con lo que llamaban el Mandato de Mesopotamia, que es el actual Irak. También se quedaron con la Transjordania y con el mandato de Palestina donde planearon crear un estado judío. Francia se quedó con las actuales Siria y Líbano. En estos territorios, había muchos pueblos diferentes. En Irak, aproximadamente un tercio del territorio era kurdo, otro tercio musulmán suní y otro tercio musulmán chiíta. Cuando Irak se independizó en 1932, el problema estaba servido.
La formación de Israel y el conflicto con Palestina
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y después del holocausto judío, hubo una nueva ola de judíos que emigraron a Israel, donde previamente había habido diversas olas de inmigración judía. Así es como la ONU decidió que aquellas tierras serían el hogar de un nuevo país para el pueblo judío, Israel. El problema es que en esas tierras estaba el pueblo palestino. La ONU propuso un plan de partición en 1947 que los judíos aceptaron y que los árabes no. De esta manera, Israel declaró su independencia en 1948, y el mismo día los palestinos declararon la guerra al recién creado Israel. Contra pronóstico, Israel ganó esa guerra, pero tuvo que enfrentarse a varias guerras más contra los países árabes de su entorno que querían destruir Israel.
El descubrimiento del petróleo y nuevas tensiones
En los años 40 y 50 se descubrió una cantidad ingente de petróleo en casi todos los países de la zona. De esta forma, Arabia Saudí, Irak, Kuwait o Siria descubrieron que tenían enormes reservas de petróleo en sus tierras. Además, la zona comenzó a ser mucho más transitada, ya que con el paso del tiempo el comercio entre Asia y Europa comenzó a aumentar. Esto significó que el Canal de Suez se convirtió en una zona estratégica para todos los países importantes de la época.
Al calor del petróleo surgió una nueva ideología que sacudió los cimientos de Oriente Medio: el panarabismo. Una ideología que se fundamentaba en tres ideas fundamentales:
- La unificación del mundo árabe en un único Estado.
- La nacionalización de las empresas extranjeras.
- Desarrollo de servicios públicos de calidad al alcance de todo el pueblo.
El panarabismo desembocó en una serie de dictaduras encabezadas por auténticos tiranos que oprimían a las minorías étnicas y religiosas. A esto se sumó la influencia de Estados Unidos defendiendo a Israel e Irán y la Unión Soviética defendiendo a los países árabes panarabistas.
La Guerra Irán-Irak y la Primavera Árabe
En 1979, el Sha de Irán fue depuesto en la Revolución iraní, instaurándose el régimen de los Ayatollahs. Irán pasó de ser una monarquía secular pro-Estados Unidos a ser una dictadura teocrática próxima a la Unión Soviética. La revolución lo cambió todo, ya que Irán, de rama chiíta del Islam, pronto ganó influencia en las comunidades chiítas del Líbano, Siria, Yemen e incluso Irak.
Irak, liderado por Sadam Hussein, libró una guerra de ocho años contra Irán, resultando en medio millón de muertos. La Primavera Árabe llevó a levantamientos contra los tiranos gobernantes. En Túnez, la ciudadanía derrocó pacíficamente al gobierno, mientras que en Egipto, los Hermanos Musulmanes tomaron el poder, pero el gobierno de Morsi fue derrocado por el actual presidente Al-Sisi.
En Siria, estalló una guerra civil entre los partidarios del dictador Al-Assad y los rebeldes suníes. Los grupos rebeldes se radicalizaron y surgió el Estado Islámico, que se hizo con gran parte de Siria e Irak. Para acabar con ellos, fue necesaria una larga lucha.
Desde entonces, las dinámicas de Oriente Medio continúan siendo las mismas: el bloque suní, el bloque chiíta e Israel siguen enfrentándose, los turcos intentan aplastar a los kurdos y estos buscan tener su propio estado. Rusia y Estados Unidos, aunque han perdido influencia en la región, aún tienen mucho que decir.
Resumen de las causas de los conflictos en Oriente Medio
- Las fronteras creadas con escuadra y cartabón juntaron a distintos pueblos, etnias y religiones sin ningún control.
- El petróleo y el aumento del comercio internacional llamaron la atención de Estados Unidos y la Unión Soviética.
- La creación de los bloques chiíta, suní e israelí ha perpetuado el conflicto.
- Las dictaduras corruptas han evitado el desarrollo de muchos países, haciéndolos más propensos a golpes y revoluciones, y reprimiendo a las minorías.