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Memorias de Pez » ¿POR QUÉ la INDIA y PAKISTÁN se ODIAN?

¿POR QUÉ la INDIA y PAKISTÁN se ODIAN?

Por Paula Pérez Calvo
3 de junio de 2025 a las 19:04
en Geopolítica
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¿POR QUÉ la INDIA y PAKISTÁN se ODIAN?

Un conflicto que está escalando de manera rápida y brutal, una crisis que podría llegar a derivar en un conflicto nuclear. La historia de cómo 2 potencias asiáticas han llegado a odiarse hasta puntos insospechados. Hoy en Memorias de Pez toca hablar del conflicto entre la India y Pakistán. Dos países que descansan sobre una olla a presión que en cualquier momento puede estallar. 

Pero, ¿de dónde surge este profundo antagonismo? ¿Cuáles son las raíces históricas que explican por qué India y Pakistán, nacidos del mismo origen, han seguido caminos tan complicados y enfrentados?

Bueno, pues yéndonos muy atrás, hemos de deciros que durante siglos, el subcontinente indio fue un mosaico de diferentes religiones, culturas y lenguas. Hindúes, musulmanes, sikhs, jainistas, budistas y cristianos, entre otros, vivieron en proximidad relativamente cercana, lo que en muchos casos fomentó un ambiente de coexistencia y convivencia cultural. Pero sería ingenuo deciros que las diferencias, a pesar de coexistir, no supusieron también choques y es absurdo pensar que siempre hubo paz entre las distintas culturas que allí habitaban. Eso sí, los episodios conflictivos muchas veces venían más por rivalidades políticas que por intolerancia religiosa. 

Pero el tema gordo vino después. Como muchos sabéis, a partir del S. XVIII el subcontinente indio cayó bajo el control del Imperio Británico, algo que se consiguió en gran medida gracias a la presencia de la Compañía de las Indias Británicas. Al hacerse con el poder, los británicos reorganizaron la estructura administrativa y económica de la región, introduciendo sistemas y prácticas que eran ajenos a las tradiciones locales. Esto incluía la reestructuración de la tierra, la introducción de nuevos sistemas fiscales y la explotación de recursos para beneficio de Reino Unido. Además, durante su dominio, los británicos aplicaron la política de «divide y vencerás», aumentando las divisiones religiosas y sociales existentes, lo cual sentó las bases para lo que se venía. 

Tras el movimiento de independencia de la India, Reino Unido tomaría la decisión de dividir el continente en función de la mayoría hindú y la minoría musulmana que allí existía. La partición fue propuesta como una solución al conflicto religioso y político entre hindúes y musulmanes, pero estaba muy lejos de serlo. Ya que, como os imagináis, había musulmanes en muchísimas regiones distintas. Lord Mountbatten, el último Virrey de la India británica, jugó un papel clave en este proceso, mientras que la línea de división fue trazada por Sir Cyril Radcliffe, un tío que lamentablemente tenía poca familiaridad con las condiciones locales. Y es que no es la primera frontera de la historia que se ha trazado por alguien que no tiene ni pajolera idea, y que ha influido enormemente en un conflicto posterior. 

Tras el proceso de partición, en agosto de 1947, se crearon dos estados independientes: India (con una mayoría hindú) y Pakistán (como un estado para los musulmanes, dividido en Pakistán Occidental y Oriental, este último más tarde se convertiría en Bangladesh). Esta partición desencadenó en una enorme ola de migraciones en la que millones de personas se desplazaron y sufrieron unas condiciones de vida pésimas. Ya veis, que la década de los 40 fue crucial, y que en ella las potencias occidentales tuvieron mucho que ver con los conflictos que hoy en día hay en oriente. 

Como no podía ser de otra forma, uno de los pequeños estados principescos, que tenía un gran número de habitantes musulmanes quedó del lado indio: hablamos de Cachemira. El problema es que su gobernador, Maharaja Hari Singh era hindú, así que la movida estaba servida. En octubre de 1947, tribus y fuerzas de Pakistán invadieron Cachemira, con el objetivo de anexarla a Pakistán. Maharaja Hari Singh, se enfrentó la invasión y buscó el apoyo del gobierno de la India, quien terminó brindando apoyo militar para repeler la invasión. El lío fue tan gordo que se llevó a las Naciones Unidas y en 1948, se estableció un alto al fuego, dejando Cachemira dividida por los años venideros, a lo largo de lo que ahora es conocido como la Línea de Control. Y es que lo de Cachemira iba a traer mucha cola.

En 1965 se produciría otra guerra por Cachemira. En 1965, Pakistán lanzó la Operación Gibraltar, que tenía como objetivo infiltrar fuerzas en Jammu y Cachemira para provocar una insurrección contra el gobierno indio. Pakistán esperaba que esto llevaría a la población local a rebelarse en apoyo de una unificación con Pakistán. Por su parte, la India respondió con firmeza y lanzó una contraofensiva. El combate se intensificaría y se llegarían a utilizar tanques y artillería pesada, además de combates aéreos y combates navales. Una guerra moderna en todo su esplendor vamos. La verdad es que en esos tiempos, el horno no estaba para bollos: los Estados Unidos y la Unión Soviética habían comenzado su escalada de tensión en la Guerra Fría y el mundo ya tenía suficientes guerras. La presión internacional para frenar el conflicto fue importante, y finalmente se acordó un alto el fuego el 23 de septiembre de 1965. Las negociaciones posteriores llevaron a la firma de los Acuerdos de Tashkent, supervisados por la Unión Soviética, donde se acordó retirar todas las fuerzas a sus posiciones previas al conflicto. La cosa quedó más o menos igual que antes, pero hubo un cambio grande: la carrera armamentística en el subcontinente indio sería imparable a partir de ahora.

En 1971 comenzaría otro conflicto que sería clave en la región. Las elecciones generales de 1970 en Pakistán resultaron en una victoria aplastante para la Liga Awami, un partido político de Pakistán Oriental, liderado por Sheikh Mujibur Rahman. La Liga Awami demandaba una mayor autonomía para Pakistán Oriental. Sin embargo, el régimen de Pakistán Occidental, liderado por el Presidente Yahya Khan y apoyado por Zulfikar Ali Bhutto del PPP (Partido Popular de Pakistán), se negó a reconocer los resultados electorales. El conflicto escalaría enormemente tras el intento de Pakistán por reprimir el independentismo de forma totalmente represiva. Cómo no, la India intervendría y comenzaría a proporcionar apoyo militar, entrenamiento y refugio a los Mukti Bahini, los combatientes de la libertad de Bangladesh. En diciembre de 1971, después de un ataque aéreo pakistaní en bases aéreas indias en el oeste, India declaró formalmente la guerra a Pakistán, dando inicio a la Guerra Indo-Pakistaní de 1971. Esta guerra duró solo 13 días y terminó con la victoria India, así como con la independencia de Bangladesh, una nueva región que amanecía devastada por la guerra y que tenía por delante enormes desafíos de reconstrucción. Por su parte, tanto India como Pakistán seguirán enfrascados en su particular batalla. Una batalla que sería cada vez más preocupante, porque ambos países conseguirían desarrollar durante las décadas posteriores armamento nuclear.

Soldados indios tras capturar una colina de las fuerzas paquistaníes.

En 1999 surgiría otro enfrentamiento militar en la región de Kargil, una región situada cerca de la Línea de Control. Allí, se descubrió que soldados pakistaníes se habían infiltrado en territorio indio para cortar una carretera y frenar el abastecimiento de tropas indias. Las tropas fronterizas indias descurbieron el pastel demasiado tarde siendo emboscadas, lo que llevaría al lanzamiento de la “Operación Vijay” por parte india, una operación para expulsar a los infiltrados del terreno montañoso y que sería observada a nivel internacional con gran miedo debido al peligro de una escalada de tensión entre dos potencias nucleares. Tras este conflicto, las tensiones aumentaron aún más si cabe, mientras que la comunidad internacional percibiría claramente a Pakistán como un país al que aislar. En Pakistán, el conflicto y su resultado afectaron la estabilidad política, contribuyendo al golpe de estado de 1999 por parte del General Pervez Musharraf.

Durante el nuevo milenio, las escaladas de tensión entre ambos países tampoco cesaría. La línea de control sería un escenario de tensiones constantes. Una línea que ya no es una frontera internacional reconocida, sino el resultado de los conflictos anteriores y acuerdos de cese al fuego. Desde Kargil ocurrirían numerosos ataques, disparos, bombardeos… y distintas violaciones del alto el fuego. Por ejemplo, en 2016 un ataque terrorista en la región de Uri sería atribuido por la India a militantes pakistaníes, algo que le valdría como excusa a India para lanzar un ataque contra presuntos campamentos militares en la línea. En 2019 hubo una crisis importante en la que un ataque suicida se llevaría a cabo en Pulwama, en la India, dejando decenas de muertos. Nueva Delhi respondería con ataques aéreos a la ciudad de Balakot en Pakistán, y los pakistaníes conseguirían capturar a un piloto indio en esta acción. En un gesto que fue visto como un intento de desescalada, Pakistán liberó y repatrió al piloto indio capturado, el comandante de ala Abhinandan Varthaman. Como podéis imaginar, la región de Cachemira sigue siendo un punto caliente. Un lugar que se ha convertido en un infierno para las personas que viven allí. 

Las alianzas estratégicas en la región también han variado considerablemente con el paso del tiempo. Pakistán ha pasado de ser un importante aliado de Estados Unidos a ser una pieza clave para China, ya que a través del puerto de Gwadar China se ha buscado una salida al Océano Índico. Mientras las tensiones fronterizas entre la India y China y las nuevas relaciones del gigante asiático con Pakistán han provocado que India se alinee con el bloque occidental. De hecho la India es miembro de la alianza QUAD formada por la propia India, Australia, Estados Unidos y Japón. A pesar de ello la India tiene que jugar a dos bandas ya que el país depende mucho del petróleo, el gas e incluso el armamento que les manda Rusia.

El problema es que la llama se volvió a prender en Cachemira en 2025. El 22 de abril, un ataque terrorista en la región de Cachemira, específicamente en Pahalgam, acabó con la vida de 26 personas, en su mayoría turistas indios. Este fue el atentado más grave contra civiles en la zona en más de una década. India enseguida responsabilizó a grupos militantes con base en Pakistán y cuyo entrenamiento está según India patrocinado por Pakistán. Y aunque desde Islamabad niegan cualquier implicación India no dejó pasar este indicedente por alto. 

El gobierno nacionalista hindú de Modi canceló todos los visados para ciudadanos pakistaníes y cerró su principal paso fronterizo con Pakistán, expulsó a diplomáticos pakistaníes y retiró a sus propios representantes de Islamabad.​ Pero lo más importante es que India suspendió el Tratado de las Aguas del Indo, un acuerdo clave sobre el uso compartido de ríos entre ambos países. El Tratado de Aguas del Indo, firmado en 1960 con la mediación del Banco Mundial, ha sido un pilar en las relaciones entre ambos países, regulando el uso compartido de los ríos que atraviesan la región. Pakistán ha sostenido históricamente que, en caso de conflicto, India tendría la capacidad de cerrar el grifo de los ríos que comparten y asfixiar así su economía agrícola. Para entender la gravedad del golpe, basta con considerar que alrededor del 80% de la economía paquistaní depende del sector agrícola, que el 50% de su población trabaja en el campo, y que la mayor parte del territorio —salvo las zonas regadas por el Indo— es árido o semiárido.

Pakistán por su parte cerró su espacio aéreo a vuelos indios, canceló el comercio con India y suspendió todos los acuerdos bilaterales, incluido el Acuerdo de Simla de 1972. Este acuerdo es clave porque establece que los conflictos entre India y Pakistán deben resolverse de forma pacífica y bilateral. Vamos, que Pakistán no se achanta y básicamente anunció que el país está listo para ir a la guerra contra India. Ambos países están movilizando tropas, han sacado a pasear a su aviación e incluso India ha desplegado su portaaviones.

Mientras, en la línea de contacto se han reportado ya combates con armas ligeras entre ambos ejércitos e incluso Pakistán ha tomado como prisionero a un soldado indio. Mientras Irán moviliza sus tropas a la frontera con Pakistán para evitar que este conflicto les salpique. Y es que Pakistán tiene otro conflicto abierto con el pueblo Baluchí que busca la independencia de la región del Baluchistán. Allí también hay guerrillas que le pueden poner las cosas difíciles a Pakistán, sobre todo si reciben financiación, armas y entrenamiento de la India.

El 7 de mayo, India lanzó la «Operación Sindoor», una serie de ataques aéreos y con misiles contra nueve objetivos en Pakistán y la Cachemira administrada por Pakistán. Entre los blancos no estaban instalaciones militares pero sí instalaciones vinculadas a grupos terroristas antindia. Que se sepa a ciencia cierta, India utilizó cazas Rafale equipados con misiles SCALP y bombas HAMMER. En respuesta, Pakistán desplegó cazas JF-17 con losque logró derribar al menos dos aviones indios, incluyendo un Rafale, lo que representa la primera pérdida confirmada de este modelo en combate. India, por su parte, afirmó haber derribado un JF-17 pakistaní. En este combate participaron aproximadamente 125 aviones siendo uno de los más grandes en la historia reciente.

Operación Sindoor. El ataque con misiles de India a Pakistán.

Aun así, Pakistán respondió a los ataques en su territorio con ataques de artillería y oleadas de cientos de drones. Desde entonces en la línea de contacto, los intercambios de artillería y los combates con armas ligeras han sido constantes. 

No obstante, las hostilidades irían a más después de que India volviese a atacar Pakistán. Esta vez, los indios tuvieron como objetivo 3 bases aéreas, la de Nur Khan, la de Murid y la de Shorkot. La respuesta de Pakistán no se hizo esperar y lanzó la operación Buryan ul Marsoos. Esta operación tuvo como objetivo diversas instalaciones militares en múltiples ciudades indias y la situación parece escalar sin control.

Dicho esto, la situación es límite. Sin duda es la vez que la humanidad está más cerca de una confrontación directa entre potencias nucleares. 

Y esto es todo… de momento. Seguiremos informando siguiendo muy de cerca este conflicto en nuestro canal de Youtube de Memorias de Pez y de lunes a jueves en la Pecera de Memorias.

Etiqueta ConflictoIndiaPakistán
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