Houston, tenemos un problema. Y uno bastante grande. A pesar de que la palabra “patriotismo” viene a nuestra mente cada vez que hablamos de los EE. UU., y de que seguramente pensemos que allí la unidad territorial es absoluta, hoy vamos a ver que esto no es tan así.
El Tío Sam también tiene fronteras complicadas dentro de su propio país y hoy en Memorias de Pez os vamos a contar por qué el gobierno de los Estados Unidos tiene un miedo atroz a Texas. ¿Qué narices está pasando en la frontera sur de EE. UU.? ¿Puede el estado de los rangers y los vaqueros poner en jaque las decisiones de la Casa Blanca? ¿Podría Texas independizarse? Pues no os vayáis que os vamos a hablar del “Texit”.
La actualidad de Texas y su conflicto con el Gobierno Federal
Hagamos un repaso de la actualidad. El gobernador de Texas (Greg Abbott) del Partido Republicano, ha tomado una decisión clave que ha pasado por encima de las decisiones tomadas por el Tribunal Supremo. ¿De qué estamos hablando? Pues de volver a cerrar la valla que Texas colocó en la frontera con México para evitar el paso de inmigrantes, y que se había vuelto a abrir. Según Abbot, Texas tiene un derecho constitucional a defenderse y acusó al presidente estadounidense, Joe Biden, de haber «abdicado su responsabilidad» en la protección de la frontera. El vicegobernador republicano llegó a afirmar que si los agentes de la Patrulla Fronteriza quitan el alambre, los soldados de la Guardia Nacional lo volverán a colocar durante la noche.
De hecho, la Guardia Nacional de Texas ha establecido barreras que restringen el acceso de la Patrulla Fronteriza a ciertas áreas de la frontera, cubriendo casi todo el terreno fronterizo entre Ciudad Juárez (México) y El Paso (EE. UU.). Esto ha dificultado la capacidad de la Patrulla Fronteriza para prestar auxilio a los migrantes en ciertas situaciones. Vamos, que el gobierno demócrata de Biden ha entrado en un conflicto de narices con los republicanos en Texas. A nadie se le escapa que todo este lío ha sucedido en el año electoral en el que vuelve Trump. Así que la cena está servida. Al margen de la cuestión sobre la inmigración, que está en un punto récord de cruces ilegales por los cuales los inmigrantes están perdiendo la vida, las acciones del gobernador de Texas han puesto en jaque al gobierno y han evidenciado la fragilidad que tiene el gobierno federal respecto a su relación con los estados.
Por supuesto, la ultraderecha más demencial del país ha formado “El ejército de Dios” y ya se ha movilizado para luchar contra una supuesta invasión desde el sur. Sí, este tipo de cosas que solo pasan en EE. UU… No obstante, a nosotros no se nos escapa que todo este lío puede avivar un extraño fantasma que aparece de vez en cuando en el gran estado: el nacionalismo e independentismo. Como siempre, comenzamos con un repasito de historia y geografía.
Historia y geografía de Texas
Como muchos sabréis, Texas se independizó de México en 1836 tras una serie de conflictos conocidos como la Revolución de Texas. Este período incluyó varios eventos famosos como la Batalla del Álamo, y culminó en la formación de la República de Texas. Esto, amigos, es de vital importancia porque convierte a Texas en el único de los estados del sur que se independizó por sí mismo de México, y que además fue totalmente independiente durante casi 10 años.
El resto de los estados sureños que pertenecían a México fueron cedidos a los EE. UU. en 1848 tras el fin de la guerra entre ambas potencias. No obstante, Texas se unió a los Estados Unidos algo antes, en 1845. De hecho, su unión fue un desencadenante para la guerra de la que os hemos hablado. Es importante decir que esta unión, a pesar de ser apoyada por la mayoría de texanos, también era criticada y rechazada por muchos otros.
Identidad y recursos de Texas
Todo este rollo que os hemos contado viene a decir una cosa: Texas tiene una enorme identidad propia.
Pero aún hay más. Texas es enorme. Un territorio gigantesco de más de 700.000 kilómetros cuadrados que si lo calcásemos en el mapa de Europa solo sería superado en extensión por Rusia. Respecto al mapamundi, Texas ocuparía la quinceava posición de países más grandes. Loquísimo, ¿no? Como podéis suponer de un territorio de tal tamaño, Texas tiene una gran cantidad de recursos naturales como petróleo y gas, además de energía renovable por un tubo y un montón de minerales distintos. Sumadle esto a la potente agricultura y ganadería con las que cuenta, y a su biodiversidad, y voilá… tenéis un país fantástico. No os penséis que este estado es solo un enorme secarral: tiene un montón de regiones ecológicas distintas.
Y es que esto no acaba aquí. Texas tiene 30 millones de habitantes y cuenta con un PIB de más de 1.2 billones de dólares. Si se independizara, Texas entraría de golpe en el top 10 de economías mundiales. Por no hablar de la potencia militar que podría ser. Desde Austin, capital de Texas, se contaría con más de 100.000 militares en personal activo y el estado se convertiría en uno de los países más potentes de la OTAN (de la que entendemos, obviamente, que pasaría a formar parte).
Argumentos y políticas de los secesionistas
Conclusión: Texas podría valerse por sí misma sin inconvenientes, e incluso convertirse en un actor político de gran relevancia internacional. Esta conclusión que os hemos dado es uno de los grandes argumentos que enarbolan los secesionistas. Pero hay más.
Políticas divergentes
Y es que resulta que a día de hoy, la política en Texas a menudo difiere de la de otras regiones de los Estados Unidos. Más allá del lío actual, esto incluye opiniones sobre el gobierno federal, políticas fiscales, regulaciones, y derechos de las armas. Por ejemplo, Texas, como líder en la producción de petróleo y gas, a menudo ha resistido las regulaciones federales medioambientales que percibe como restrictivas o perjudiciales para la industria energética. Otro ejemplo es el de las armas. Como sabéis todos, en Texas las leyes son mucho más permisivas al respecto y, en general, hay una resistencia significativa a las propuestas de control de armas a nivel federal. Esto incluye oposición a medidas como la verificación de antecedentes universales, prohibiciones de ciertas armas de asalto, y límites en la capacidad de los cargadores.
Conflictos fiscales
En materia fiscal, Texas también tiene un gran conflicto con el poder federal. Esto es debido a que Texas tiende a favorecer un gasto público bajísimo y una política fiscal conservadora en la que no existe impuesto sobre la renta personal. Como es lógico, las administraciones federales que proponen aumentos grandes en el gasto público, que suelen ser las de gobernantes demócratas, a menudo enfrentan oposición de líderes texanos.
Movimientos secesionistas
Por lo tanto, algunos grupos separatistas sienten que sus valores y políticas no están adecuadamente representados o respetados a nivel federal. Uno de estos grupos es el Partido Nacionalista Texano, que es probablemente el grupo secesionista más prominente en Texas. Fue fundado a finales de la década de 1990 y busca la independencia de Texas a través de medios políticos y legales, incluyendo la promoción de un referéndum sobre la independencia.
No obstante, no hay que irse a partidos minoritarios para encontrar este enfoque. Algunos miembros del Partido Republicano también se han mostrado favorables a la postura del “país independiente”, algo que se vio en la convención de la delegación republicana en Texas hace un tiempo. Desde luego, la polarización es enorme, y este tema es algo que sin duda sabrá explotar el expresidente Donald Trump en su nueva campaña.
Resumen de los argumentos secesionistas
Volviendo a las preguntas del inicio y, para haceros un resumen, os dejamos los argumentos de los secesionistas que defienden la independencia de Texas:
- La breve historia de independencia en la que Texas no era ni mexicana ni estadounidense.
- La identidad cultural propia, con una historia rica en tradiciones distintas a las del resto de estados.
- La robustez económica con la que cuenta el enorme estado.
- Los recursos energéticos, que la podrían convertir en autosuficiente.
- El descontento contra Washington debido a las políticas fiscales, sobre la tenencia de armas y ambientales.