Hoy en Memorias de Pez nos vamos a ir a un lugar que, aunque la mayoría no lo sepáis, ha sido el punto de cruce de muchas de las grandes civilizaciones durante varios siglos atrás. Un lugar del que pocos saben nada y donde es difícil entrar. Pero es que este sitio tiene mucho más… Hogar de una de las dictaduras más extrañas del planeta, es un país considerado como totalmente neutral y en su capital, Ashgabat, todos los edificios están recubiertos de blanco. Hoy, en Memorias de Pez, hablamos del extraño estado de Turkmenistán en el que todo lo que ocurre no tiene ningún sentido.
La historia de este lugar se remonta a la antigüedad. A esa región, llegaron los persas hace mucho. Luego, llegó Alejandro Magno, que hizo su aparición estelar, como quien no quiere la cosa, conquistando todo a su paso por la zona de Asia Central. En la edad media llegaron los selyúcidas, que mezclaron las tradiciones turcas de la región con las islámicas. Esto fue por lo que a día de hoy la mayoría de la población es musulmana, a pesar de que los soviéticos prohibieron el culto religioso siglos después. Durante mucho tiempo, ciudades de esta región, como Merv, brillaban en la Ruta de la Seda, no solo como centros comerciales, sino también como focos de intercambio intelectual y religioso. Una gran curiosidad es que durante el S. XII, esta ciudad de Merv fue brevemente la ciudad más poblada del mundo. Así, a los selyúcidas les siguieron los mongoles, timúridas, rusos y finalmente… Soviéticos.
El secreto detrás de la neutralidad: El régimen de Turkmenistán
Para responder a la pregunta de “por qué no tenemos ni papa sobre este lugar” tenemos que tener en cuenta una cosa. A día de hoy, Turkmenistán es uno de los países más herméticos del mundo y, en él, la libertad de prensa es prácticamente nula. Estamos hablando de la Corea del Norte de Asia Central.
Todo esto empezó unos seis años antes de la caída de la Unión Soviética, cuando Saparmyrat Nyýazow —quedaos con este nombre— asumió la secretaría general del nuevo estado independiente de Turkmenistán. Bueno, pues Saparmyrat Nyýazow pasó de ser el líder regional en la URSS y apoyar el golpe de Estado pro soviético contra Gorbachov, a declarar la independencia en 1991 y prohibir el Partido Comunista.
La Era Nyýazow: dictadura y excentricidades
A partir de aquí viene lo bueno. Nyýazow permaneció en el gobierno un total de 16 años en los que se presentó únicamente a dos elecciones, en las que el único candidato era él mismo. Durante estos 16 años, el tío decidió convertirse en un dictador con todas las letras de la palabra. No sabéis hasta qué punto se le fue la pinza.
Durante las últimas tres décadas, en Turkmenistán, especialmente en su capital, se han prohibido cosas tan surrealistas como asistir a ballets, tener un perro, conducir vehículos de color oscuro, escuchar música en el automóvil y usar dientes de oro.
El legado de Nyýazow y la continuación de la dictadura
En 2006 Niyazov murió repentinamente. Y diréis: bueno, de la que se libraron los turkmenos, ¿No? Pues no. Resulta que al tío le sucedió uno de sus hombres de confianza, además de su dentista, Gurbanguly Berdimuhamedov. Tras recibir el legado, el tío no se cortó un pelo en calcar el autoritarismo y las excentricidades de su antecesor, añadiendo por supuesto su toque personal.
El futuro incierto de Turkmenistán: entre la opresión y la apertura
Dentro de las grandes joyas de este nuevo dictador, que se autodenomina como “El Protector” podemos encontrar la prohibición de teñirse el pelo a los funcionarios, el momento en el que “prohibió” el coronavirus o la tremenda sesión de no sabemos qué tipo de música electrónica en año nuevo, en la que el “presi” hizo de Dj.
Además, el tío tiene una afición particular por establecer récord Guinnes y ha participado en el del mayor número de personas cantando en un solo lugar o en el del mayor paseo en bicicleta. También se le ha visto conduciendo coches de rally por los lugares más extraños del país o montando a caballo al estilo del mismísimo Kim Jong-Un. Un culto a la personalidad llevado al extremo.
El símbolo absoluto de poder para el dictador es la capital del país, Ashgabat. Allí, se despilfarran millones y millones en un intento megalómano de tener una ciudad llena, como no, de records. Así, Ashgabat es la ciudad con más fuentes del mundo, tiene el centro de deportes acuáticos más grande, el edificio en forma de estrella más alto y, por supuesto, lo que os hemos comentado al principio del vídeo: la mayor densidad de edificios de mármol blanco de toda la Tierra. A pesar de esto, la capital produce más inquietud que admiración, ya que no hay ni dios por la calle, un gigantesco decorado de una película muy bizarra.
Y os preguntaréis… ¿Cómo vive la gente allí? Pues bueno… estamos hablando de un país que viola de forma masiva los derechos humanos de todas las formas imaginables. La oposición democrática al régimen está perseguida y los periodistas que se atreven a decir la verdad van directamente a la cárcel. Por supuesto, ni hablar de los derechos de las mujeres, los derechos LGTB o los derechos de las minorías. No hay libertad ninguna.
La economía y las relaciones internacionales de Turkmenistán: más allá de las excentricidades
No tenemos ni puñetera idea del PIB real del país, pero sí tenemos muy claro de dónde puede sacar esta peña los millones necesarios para seguir construyendo toda su parafernalia. Resulta que Turkmenistán es hogar de uno de los mayores yacimientos de gas natural del planeta. De hecho, igual os suena este enorme cráter que abrieron y que a día de hoy sigue en llamas: el Pozo de Darvaza, también conocido como “La puerta al infierno”. Es uno de los principales atractivos turísticos del país. Surrealista ¿No?
Por esto del gas, y por la crisis energética del gas que está viviendo Europa, el extravagante país se ha convertido en una posible fuente de gas para los europeos. Turkmenistán ha propuesto el desarrollo de un gasoducto Transcaspiano que pase por Georgia y Turquía, lo que podría aumentar significativamente las entregas de gas natural a la Unión Europea. Actualmente, la página web del Parlamento Europeo reconoce a Turkmenistán —del que valora su neutralidad permanente— aunque sea uno de los estados más autoritarios del mundo, como un socio necesario. Ya sabéis, son solo negocios.
El futuro de Turkmenistán: ¿apertura o permanencia en el aislamiento?
Y es que es importante remarcar que al margen de que la Unión Europea acabe comprando gas turkmeno, otros dos grandes países que importan gas desde allí son Rusia e Irán. Moscú, de hecho, siempre ha mantenido algún tipo de control sobre los oleoductos y gaseoductos que vienen de allí. No hace falta que os digamos mucho más para que os deis cuenta de que el extraño país asiático se ha convertido en un objetivo central de todo el mundo, ¿verdad? Ya veis lo extraña que es la historia. De la noche a la mañana, un extraño país desconocido para la gran mayoría, con su dictadura surrealista y con un pasado asombroso, aparece de repente en el tablero internacional.
Por cierto, desde el año 2022, el cargo de presidente pasó del dictador a su hijo Serdar Berdimuhamedow. Aún es pronto para averiguar ninguna excentricidad de este, entre comillas, tercer presidente, que desde luego, parece más comedido que su padre. Aunque el poder de facto lo sigue ostentando el padre, es posible que Turkmenistán haya caído en la cuenta de que un mayor aprovechamiento de sus recursos puede ir de la mano de una apertura al mundo. Si este es el caso, un líder con apariencia menos extravagante les podría venir de perlas.