Donald Trump ha vuelto a la palestra de los grandes medios de comunicación después de que se confirmase como el candidato republicano a las elecciones de Estados Unidos que se van a producir este mismo año. Más allá de las controversias y los titulares, Trump es visto por muchos como un baluarte de la paz, un defensor de las soluciones pacíficas en escenarios complejos. Desde su enfoque en la diplomacia directa hasta sus esfuerzos por reducir el involucramiento militar estadounidense en el extranjero, su administración contó con el honor de ser la única que en las últimas décadas no inició ninguna guerra. ¿No me creéis? Pues sí, Obama participó en los bombardeos al régimen de Gadafi en Libia, Bush comenzó las guerras de Irak y Afganistán, Clinton participó por mandato de la OTAN en Bosnia y en Kosovo, y Bush Padre comenzó la primera guerra del Golfo.
Por ello no es extraño que Trump haya hecho de esto una de sus señas de identidad en la campaña de estas elecciones y tampoco sorprende que haya hecho una promesa que no ha dejado a nadie indiferente. Donald Trump asegura tener un plan para acabar con la Guerra de Ucrania en 24 horas. Pero, ¿en qué consiste este plan? ¿Es realmente viable? ¿Puede Trump acabar con esta locura? Pues venga, pónganse cómodos que en seguida lo vamos a ver.
El retorno de Trump y su promesa de paz
Todo lo que sabemos sobre este plan de Trump no es información de dominio público, sino que es información publicada por el Washington Post, que hace referencia a conversaciones privadas del propio Trump en persona. Según este periódico, el plan de paz pasa por presionar al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, para que este ceda territorios a Rusia a cambio de que el régimen de Putin se comprometa a cesar sus acciones hostiles. ¿Y qué territorios son los que Ucrania tendría que ceder? Pues nada más y nada menos que Crimea y todo el Dombás, que incluye los óblast de Donetsk y Lugansk. Trump parece haber asegurado en privado que ambos contendientes quieren finalizar la guerra, pero que ambos quieren guardar las apariencias.
La postura de ambos líderes con respecto a Ucrania es muy maximalista. Por parte de Rusia, Putin no ha cambiado una coma del discurso desde que Rusia se anexase unilateralmente los óblast de Donetsk, Lugansk, Zaporizhzhia y Jersón, aun cuando no controla el 100% de estos territorios. Por otro lado, Zelenski tampoco parece dispuesto a renunciar a nada. De hecho, el presidente ucraniano parece estar dispuesto a luchar incluso por Crimea, que sin duda es el territorio más prorruso de Ucrania.
Posibles obstáculos y reacciones internacionales
Entonces, ¿realmente puede Estados Unidos convencer a Ucrania y a Rusia para que firmen la paz? La pelota estaría en el tejado de Ucrania. Con Crimea y el Dombás, Rusia podría darse por satisfecha y es posible que pudiese renunciar a sus anexiones en Jersón y Zaporizhzhia. Sin embargo, Ucrania se quedaría con un mal sabor de boca. Pero, ¿qué herramientas tiene Estados Unidos para presionar a Ucrania y que acepte lo que en Kiev se interpretaría como una rendición?
Las herramientas son pocas. Lo único que el candidato a presidente estadounidense puede hacer es reducir a cero la ayuda militar a Ucrania para que reine la desesperanza en Kiev y sean conscientes de que no pueden ganar la guerra. Sin embargo, este plan tiene sus lagunas. La Unión Europea y otros miembros de la OTAN como Reino Unido o Canadá ya han anunciado que están dispuestos a incrementar la ayuda a Ucrania en caso de que Estados Unidos acabe con la suya propia. Muchas coaliciones europeas ya proveen a los de Zelenski de carros de combate, cazas F-16, sistemas antiaéreos y munición de artillería. Además, la guerra de Ucrania ha despertado a la industria militar de los países europeos, que están aumentando su capacidad y produciendo al máximo de lo que dan sus instalaciones.
Implicaciones estratégicas y futuro del conflicto
El senado ha tenido 61.000 millones de dólares de ayuda a Ucrania en el limbo, lo que ha supuesto que Estados Unidos haya estado 6 meses sin enviar ayuda significativa a Ucrania. Es cierto que desde entonces Ucrania ha perdido la iniciativa de la guerra, pero las grandes bajas entre las fuerzas rusas sugieren que Ucrania puede permitirse mantener el conflicto aunque la ayuda estadounidense desaparezca.
Las implicaciones estratégicas son graves. Si Estados Unidos se lava las manos en el conflicto, la Unión Europea podría dejar de confiar en los estadounidenses y comenzar a construir un proyecto serio de fuerzas armadas conjuntas. O, al menos, desarrollar una estrategia de defensa común que haga que Europa deje de depender completamente de Estados Unidos. Aunque en un principio esto podría parecer una buena noticia para Estados Unidos, implicaría que la Unión Europea pueda tener una agenda internacional mucho más independiente.
Una rendición ucraniana y un consenso internacional para acabar con la guerra que pase por la cesión de territorio ucraniano a Rusia implicaría también el levantamiento de sanciones a Rusia, lo que fortalecería de nuevo al país y despertaría amenazas sobre el este de Europa, afectando a Polonia, las repúblicas bálticas o incluso Finlandia. Además, reforzaría la posición rusa para apoyar a China en el Pacífico.
Si finalmente se pierde territorio, las decenas de miles de vidas ucranianas perdidas desde 2014 y especialmente desde 2022 en el frente, no habrían servido más que para asegurar la continuidad de Ucrania como estado libre e independiente. Esta situación podría causar decepción y no es descartable que, de tomar esta decisión, Zelenski pueda sufrir un golpe en contra por parte de los sectores más nacionalistas.
Por todo esto, es tremendamente improbable que Trump consiga acabar con la guerra en 24 horas, tal y como afirma. El expresidente y candidato a serlo de nuevo parece que sobreestima la capacidad de Washington de influir en las políticas de Kiev y subestima la capacidad de la Unión Europea y el resto de aliados de Ucrania.