La importancia estratégica de las Islas Canarias
¿Por qué ocurrió la Batalla de Santa Cruz Tenerife? Pues bien, Las Islas Canarias han sido siempre una posesión muy golosa para los enemigos del Imperio Español. Su situación es inmejorable, y no porque haga bueno todo el año y puedas tirarte a tomar el sol en diciembre, sino porque son una escala perfecta para cualquier viaje lejano, y no solo a América sino también a África o incluso a Oriente, ya que de aquellas el Canal de Suez no existía. Los británicos siempre han tenido a las Canarias entre ceja y ceja y la han intentado conquistar por las bravas, y de aquellas aún más, puesto que el Imperio Británico estaba a tope y por entonces sus barcos que venían de la India eran esenciales para el devenir del Imperio. Sin embargo, como pudieron comprobar en sus propias carnes, los canarios no son presa fácil y están hechos de otra pasta. La gran Gesta de Tenerife de 1797 estaba a punto de comenzar una de las mayores hazañas de toda la Edad Moderna.
La flota de Nelson que atacó Tenerife
En 1797, el que posiblemente sea el almirante más famoso y glorificado de la historia de Reino Unido, Horatio Nelson, puso su ojo en Santa Cruz de Tenerife cuya toma era vital para que en las Canarias se empezase a hablar inglés y pudiesen todos ir de vacaciones tan a gusto. La flota con la que Nelson pretendía tomar Santa Cruz de Tenerife contaba con los navíos HMS Theseus, HMS Culloden y HMS Zealous, todos ellos de 74 cañones, con el HMS Leander de 50 cañones, con las fragatas HMS Seahorse de 38 cañones, HMS Emerald de 36 cañones y las HMS Terpsichore de 32 cañones así como con la balandra Fox. Además, los británicos contaban con la bombardera Rayo, capturada a los españoles. Toda esta flota estaba tripulada por al menos 3.700 soldados.
La defensa de Tenerife de 1797
En cuanto esta flota fue avistada, se iniciaron los preparativos para la defensa al mando de Antonio Gutiérrez de Otero. Gutiérrez lo tenía todo pensado, ya que llevaba 6 años preparando y actualizando la defensa de las islas. Antonio Gutiérrez era ya un anciano para la época, nada más y nada menos que 68 años tenía. Pero eso sí, se había pasado la vida combatiendo, puesto que había participado en siete guerras y había derrotado a los ingleses ya dos veces, en las Malvinas, y en Menorca. Sin embargo, Antonio Gutiérrez tenía un problema, una alarmante falta de personal.
Para la defensa, los españoles contaban con apenas 1.600 hombres, una gran parte de ellos ni siquiera eran soldados profesionales, sino que eran vecinos que hacían las veces de milicianos. Pero bueno, luchar por proteger a su familia y a todo cuanto tiene, siempre da un extra de motivación y a veces puede hacer que un ejército compuesto por un puñado de soldados, pescadores, artesanos y labradores pueda derrotar a una armada profesional que le duplica en número.
El desembarco Inglés en Tenerife
El 22 de julio los británicos llevaron a cabo un primer intento de desembarcar en la isla con varios botes repletos de hombres. El objetivo de este asalto era rodear Santa Cruz de Tenerife y forzar a la ciudad a rendirse. Sin embargo, los defensores y los vientos desfavorables se lo impidieron. La Batalla de Santa Cruz de Tenerife acababa de comenzar. Más tarde 900 ingleses fueron capaces de desembarcar en la isla, pero Antonio Gutiérrez se había anticipado y consiguió que 160 de los suyos, bien atrincherados y en una posición favorable hiciera a los ingleses volverse por donde habían venido. Parecía que no iba a ser la toma de las Canarias un paseo por el campo precisamente.
Pero Nelson era astuto e idearía una maniobra de distracción. Ordenó bombardear la Fortaleza de Paso alto para desviar la atención de sus verdaderas intenciones, atacar directamente el muelle de la Santa Cruz de Tenerife. Pero Gutiérrez volvió a no caer en el engaño y concentró sus fuerzas en el frente marítimo.
La gesta de Santa Cruz de Tenerife
A las 10 de la noche del 24 de julio los ingleses estaban preparados para su ataque. 1180 hombres participaban en el asalto. Sin embargo, el estado del mar dificultaba el desembarco y alejó a los botes entre sí de forma que pocos soldados fueron capaces de desembarcar donde tocaba. A las 2 de la madrugada del 25 de julio, una fragata española descubrió los botes ingleses que se amparaban en la noche, dio la alarma y empezó la acción en forma de cañonazos.
Un fogonazo certero hundió el FOX con 97 soldados a bordo. 40 británicos pudieron desembarcar en el muelle y unos 120 en la playa de la alameda. Sin embargo, tenían poco que hacer y les cayó una lluvia de fuego que causaron muchísimas bajas entre los británicos.
El brazo que Nelson perdió en Tenerife
El fuego fue tal que cuando Nelson se incorporó en su barca para saltar a tierra, y desenvainar su espada. La metralla de un disparo por encima del codo le alcanzó de forma tan grave que se le tuvo que amputar el brazo derecho.
450 ingleses más desembarcaron en el Barranco de Santos e intentaron tomar el Castillo de San Cristóbal, pero sus defensores les pusieron en retirada, conduciéndolos al Convento de Santo Domingo, donde les aguardaba una trampa, ya que inmediatamente fueron cercados al menos 340 de ellos.
En el otro frente los pocos ingleses que quedaban poco podían hacer ante la tenaz defensa canaria. Por ello, Nelson, recién operado y desesperado mandó enviar una última oleada de 400 soldados al muelle de los que al menos 100 fueron neutralizados antes de tocar tierra. Además, el mar seguía haciendo de las suyas, zarandeando los botes, haciéndolos chocar con las rocas y mojando la pólvora de los soldados.
La rendición inglesa en Tenerife
A las 6:30 del día 26 los ingleses cercados en el convento de Santo Domingo se rindieron. Los británicos habían fracasado y acabaron ofreciendo su rendición a cambio de que esta fuese con honores. A cambio de que Reino Unido se rindiese y se comprometiese a no volver a atacar las Islas Canarias se liberarían todos los prisioneros, se atendería adecuadamente a los heridos, se proporcionaría a la flota derrotada el avituallamiento disponible, y se permitiría a los británicos embarcar honrosamente con su armamento y banderas desplegadas. La batalla de Santa Cruz de Tenerife de 1797 había terminado.
Gutiérrez y Nelson intercambian obsequios y cartas de mutuo respeto y cortesía. De hecho Nelson se ofreció a llevar en persona el parte de guerra a las autoridades españolas en Cádiz. Esta fue la única derrota en la vida de Nelson que acabaría muriendo en la Batalla de Trafalgar. Pero esa es Otra historia