Pero… ¿y esto? ¿No hay mucho pelo en la ducha? Ahora que lo pienso, el otro día me hicieron una foto de espaldas y clareaba un poco… Ay madre, a ver si me estoy quedando calvo. ¡No, por Dios, que soy muy joven! ¡Dolly, por favor, ayúdame! Bueno bueno, no desesperéis, a ver qué podemos hacer. Hoy, en Memorias de Dolly, hablamos de la calvicie.
Antes de nada, recordad que este es un canal de divulgación para aprender sobre biología. Si alguno de vosotros tiene preocupaciones médicas o psicológicas, ¡acudid a un profesional! Ahora sí, vamos con el vídeo.


Tipos de calvicie y alopecia androgénica
Para empezar, hay varios tipos de calvicie y cada una es una movida distinta. Pero nosotros vamos a hablar de la más común, la alopecia androgénica. La típica de las entradas y la coronilla en hombres. Aunque ojo, también la pueden tener las mujeres, pero es poco común. Venga, os contamos en qué consiste.
Empecemos por lo más básico: ¿qué es el pelo? Pues es una estructura que sólo tenemos los mamíferos que consiste en células muertas apelotonadas y llenas queratina, una proteína que les da resistencia. Los pelos salen de folículos pilosos, unas estructuras que se sitúan en una capa de la piel llamada dermis. Los folículos tienen varias partes, pero para este vídeo queremos que os quedéis con esta de aquí: la papila. Esta parte es muy importante para el ciclo del pelo, que tiene tres fases principales:
- Fase anágena: aquí es cuando nos crece el pelo. En esta fase un montón de células se van superponiendo desde el fondo del folículo piloso, haciendo que el pelo se alargue poco a poco. Para que se produzcan nuevas células es necesaria la papila. Cuando se alejan de la papila mueren por falta de nutrientes.
- Fase catágena: esta es una fase de transición en la que la papila se retrae, no se añaden más células al pelo y, por tanto, deja de crecer.
- Fase telógena: por último, en esta fase el folículo descansa y el pelo se queda ahí hasta que se cae. La papila empieza a prepararse para una nueva fase anágena.
Esto es un ciclo, así que cuando se termina la fase telógena, el folículo vuelve a la fase anágena y sale un pelo nuevo. Y aquí es donde entra la maldita alopecia androgénica. Si la tienes, los folículos del centro de tu cabeza se irán haciendo poco a poco más pequeños, su fase anágena será cada vez más corta y su fase telógena más larga, con cada ciclo los nuevos pelos serán cada vez más finos y cortos hasta que los folículos se atrofian y… Bueno, pues te has quedado calvo.
Hormonas y alopecia
Pero, ¿y eso? ¿Qué narices pasa para que se altere el ciclo del pelo? Pues parece que los principales culpables son los andrógenos, un tipo de hormonas. A lo mejor os suena a chino, pero igual sí que habéis oído hablar de la testosterona, que es un tipo de andrógeno. Estas hormonas afectan a varios procesos de la piel, como la cicatrización de heridas o el crecimiento del pelo. Espera, ¿el crecimiento? ¿Pero no provocan la calvicie? Paciencia, ahora veréis.
Los andrógenos se unen a las células de la famosa papila del folículo y participan en la regulación del crecimiento del pelo en general, también el que tienes en las axilas o en la entrepierna. Pues atentos a esto: resulta que en la cabeza de las personas con alopecia androgénica estas células tienen más receptores de andrógenos. O sea, que pueden captar más de estas hormonas. Además, la zona tiene más cantidad de andrógenos, especialmente de la versión chetada de la testosterona: la dihidrotestosterona, o DHT para los amigos, que tiene un efecto más potente y es la que más influye en la calvicie. Cuando estas hormonas se unen a los receptores de andrógenos mandan señales a los genes de las células de la papila, que influyen en el crecimiento del pelo.
En resumen, el pelo sale de folículos pilosos, que tienen una papila con receptores de andrógenos como la testosterona y la DHT, que participan en la regulación de genes que controlan el ciclo del pelo. Además, resulta que las personas calvas tienen más andrógenos y más receptores en los folículos de la cabeza.
Genética y tratamientos para la calvicie
Y ¿de dónde sale la calvicie? ¿Se contagia como una gripe? Pues no señor. La alopecia androgénica tiene un fuerte factor genético. Vamos, que se hereda en los genes. Es mucho más probable que te quedes calvo si tu padre es calvo, o también si hay calvos en la familia de tu madre, especialmente si tu abuelo materno es calvo. Echad un vistazo a las fotos familiares y os hacéis una idea de lo que os espera. Ojo, hemos dicho MÁS PROBABLE. La genética es caprichosa: aunque tengas antecedentes familiares no tiene por qué tocarte a ti.

Además, resulta que la calvicie es un carácter poligénico, o sea, que no depende de un único gen sino de un conjunto de genes. Ahora, ¿cuáles son esos genes? ¿Qué importancia tiene cada uno? ¿Cuál es su función? ¿Y cuando actúan en conjunto? Pues esto no lo tenemos claro y aún se está estudiando. Ya veis, en biología las cosas no suelen ser sencillas. Por cierto, si no os aclaráis con esto de los genes os dejamos un vídeo para resolver vuestras dudas.
Pero bueno, basta ya de papilas, genes y demás historias. ¿Qué narices hago si me estoy quedando calvo? ¿De verdad que la ciencia no tiene NINGUNA solución? Bueeeeno, tranquilos, que algo se puede hacer. Vamos a ver qué tratamientos tenemos.
Tratamientos comprobados
Como la calvicie preocupa a muchísima gente hay mogollón de charlatanes que quieren aprovecharse de ello y vender tratamientos que no tienen eficacia probada o que directamente no valen para nada. Nosotros queremos ir a lo seguro, así que os vamos a hablar de lo que sí está comprobado que funciona.
Para hablar de medicamentos se suele tomar como referencia la FDA, el organismo de EEUU que controla la seguridad de los medicamentos y la comida. Bien, pues la FDA aprueba 2 compuestos para tratar la alopecia androgénica: el minoxidil y la finasterida.
Empecemos por el minoxidil. Está aprobado su uso tópico, o sea, echárselo en el cuero cabelludo. A alguno le sonará de ver a Homer usarlo en Los Simpson. Se empezó a utilizar en los 60 para tratar la hipertensión, pero se dieron cuenta de que producía hipertricosis como efecto secundario, o sea, que estimulaba el crecimiento del pelo por todo el cuerpo. A alguien se le ocurrió que si te lo echabas en la cabeza igual servía para la calvicie, y mira, acertó.
El minoxidil es un vasodilatador: hace que tus vasos sanguíneos se ensanchen y esto aumenta el flujo sanguíneo, lo que ayuda a la papila a mantenerse sana y aumenta el grosor del pelo. El fármaco hace que los folículos vayan a la fase anágena, la del crecimiento. Cuando empiezas el tratamiento, a veces sucede que los folículos en fase telógena, esa en la que el pelo ya no crece, la corten de golpe y se te cae mucho pelo en poco tiempo. A esto se le llama shedding. A mucha gente que le pasa piensa que el minoxidil no le funciona, pero no es eso, si no que tienes que darle tiempo a tu pelo a empezar a crecer de nuevo. Puede tener otros efectos secundarios, como que se irrite el cuero cabelludo.

Vamos con el otro, la finasterida. Este está aprobado para su uso oral en pastillas. Atentos a cómo funciona. ¿Os acordáis del andrógeno tocho, la DHT? Como os decíamos, se forma a partir de la testosterona, y para ello se necesita la enzima 5-alfa-reductasa. Pues bien, la finasterida es un inhibidor de esta enzima, es decir, no la deja actuar, así que se reducen mucho los niveles de DHT. Como es el andrógeno que más influye en la alopecia androgénica, al haber poca cantidad se retrasa la calvicie. Igual que el minoxidil, la finasterida lleva a muchos folículos a la fase anágena, por lo que también puede producir shedding.
Además, la finasterida tiene un primo hermano: la dutasterida, que también es un inhibidor de la 5-alfa-reductasa, aunque mucho más potente. Un buen número de estudios concluyen que es eficaz contra la alopecia androgénica, tanto o más que la finasterida. Y diréis, ¿por qué no la aprueba la FDA? Pues porque considera que hay que recopilar más datos para confirmar que es segura y útil para tratar la alopecia androgénica. Algunos países como Japón y Corea del Sur ya la han aprobado, así que ya veremos el día de mañana.
Por cierto, más allá de la calvicie, la finasterida y la dutasterida también se usa para tratar la hiperplasia benigna en la próstata, es decir, que se haga más grande de lo que le toca. Esto es porque la famosa DHT tiene mucha influencia en este órgano masculino. Además, algunos estudios sugieren que estos medicamentos reducen el riesgo de sufrir cáncer de próstata, aunque también podría aumentar mínimamente el riesgo de que si desarrollas cáncer de próstata, sea más peligroso. La cuestión es que no se sabe al 100%, habrá que esperar a más estudios sobre los efectos secundarios.
Espera espera, ¿has dicho efectos secundarios? Pues sí amigos, no es oro todo lo que reluce. El principal problema que se atribuye a la finasterida y la dutasterida es que, en un porcentaje pequeño de pacientes, pueden dar problemas sexuales como disfunción eréctil o pérdida de libido. Incluso algunos estudios las relacionan con el desarrollo de depresión. Pero otros estudios no encuentran una relación significativa entre estos medicamentos y los efectos secundarios que os contamos, o que depende de la dosis que se use. Conclusión, una vez más, no estamos seguros. En cualquier caso, si tienes algún efecto secundario que no te mola, puedes dejar el tratamiento y punto.
Por cierto, hay otra cosa a tener en cuenta. Estos medicamentos no están indicados para embarazadas porque, como alteran las hormonas, podrían producir malformaciones en el feto. De la misma manera, si los tomas no puedes donar sangre, porque podría recibirla una persona embarazada.
O sea, en resumen, que si estás rayado con el pelo puedes usar minoxidil, finasterida o dutasterida, pero ojo, NUNCA POR TU CUENTA. Automedicarse está mal, fatal, horrible, NO lo hagáis. Acudid SIEMPRE a un profesional, en este caso a un dermatólogo, que os dirá qué hacer.
El trasplante capilar como solución final
Pero espera, ya es tarde para mí, ¡he perdido mucho pelo y no me sirven los fármacos! Bueno, calma, que aún te queda un as en la manga: el trasplante capilar. Ya sabéis, lo típico de irse a Turquía. La alopecia androgénica afecta a los folículos de la parte superior de tu cabeza, pero normalmente deja tranquilos a los de los laterales y la parte trasera.

En estos trasplantes se cogen folículos sanos de tu propia cabeza y se injertan en zonas sin pelo. Estos folículos no serán tan sensibles a los andrógenos, así que, en principio, este pelo no se cae. Pero ojo, hay que tener en cuenta que no son inmunes al envejecimiento y con los años algunos pueden perderse también. Además, si no estás completamente calvo, la alopecia sigue avanzando, así que lo normal es tomar alguno de los fármacos que os hemos explicado cuando te haces un trasplante, para que no se te quede la cabeza con pelo a cachos.
Nos queda mucho por conocer sobre la alopecia, ya habéis visto que es un tema complejo. La ciencia avanza rapidísimo, a lo mejor mañana descubren un fármaco nuevo que soluciona esta movida. Mientras tanto, una visita al dermatólogo y a quererse mucho, que vales mucho más que tu pelo. Esperemos que os haya gustado y ¡hasta la próxima!