Nos situamos en 2013, en un pueblecito tranquilo y muy bonito de Galicia, en el norte de España. Vamos, el típico sitio donde casi nunca pasa nada, y mucho menos cosas violentas. Una vecina sale a dar un paseo y nunca vuelve a casa. Desgraciadamente su cuerpo fue encontrado entre zarzas a unos cientos de metros de su casa.
Después de descartar al entorno de la víctima, los investigadores tenían dos pistas iniciales: la primera es que el arma usada fue un cuchillo de los que los cazadores usan para desollar a los animales. La segunda era muy importante: en el cuerpo de la víctima había fluidos biológicos del asesino de los que se pudieron extraer una muestra de su ADN.
El problema es que el ADN no coincidía con ningún delincuente sexual fichado, es decir, no constaba que hubiese cometido delitos graves con anterioridad.
Búsqueda en el ADN: muestras recopiladas y parientes lejanos
Los investigadores tenían la sospecha de que el autor del crimen tenía que ser alguien de la zona, que conociese bien el terreno. Pero los años pasaban y con el tiempo se fueron descartando a todos los sospechosos. Vamos, que estaban en un callejón sin salida. Hasta que llegamos a 2021, cuando se decide hacer un anuncio en la comarca en el que se pide que todos los vecinos de más de 18 años den una muestra de ADN para intentar resolver el crimen.
Aunque obviamente el asesino no entregó su muestra, sí hubo una persona que tenía un pequeño porcentaje genético que coincidía con el asesino. No eran familia directa, pero sí parientes aunque muy lejanos.
Árbol genealógico y linaje de los Rodríguez
El problema es que se trataba del linaje de los RODRÍGUEZ, un apellido muy común en España. Los investigadores deciden seguir una vía poco ortodoxa y comienzan a reconstruir el árbol genealógico del pariente lejano del asesino. Para obtenerlo utilizan la información recopilada en un archivo histórico donde se guardan historias de todos los ancestros de los vecinos de la zona.
Por ejemplo, partidas de nacimiento, de defunción, testamentos, padres oficiales (y no tan oficiales…), hijos fuera del matrimonio… vamos, un viaje al pasado de la comarca. Poca broma, que allí se guardan más de 10.000 documentos, no fue nada fácil. Pero al final lo consiguen, incluso se remontaron hasta el siglo XVI.
La revelación del asesino pelirrojo
Vale, tenemos ahora tenemos que volver al presente para la segunda parte de la investigación. Habían pasado ya siete años desde el asesinato y ya estábamos en 2021, con lo que las técnicas relacionadas con el análisis del ADN habían evolucionado. En la actualidad cada vez podemos obtener más información de una muestra de ADN. Cosas tan locas como la procedencia geográfica, el color de los ojos o incluso la edad aproximada del sujeto.
Los investigadores decidieron acudir a genetistas expertos para que analizaran el ADN que dejó el asesino. Podría haberse dado el caso de que el ADN no revelase nada de interés, pero hubo un golpe de suerte y obtuvieron una pista fundamental para resolver el caso: el asesino era pelirrojo.
La rareza de los pelirrojos: prevalencia y significado en Galicia
Las personas pelirrojas son poco comunes a nivel global, aunque su prevalencia varía según la zona. En España apenas representan el 2% de la población, pero en Galicia, debido a la relación histórica con marineros británicos e irlandeses, pueden llegar a ser hasta el 3% o 4% de los habitantes. Tiene sentido, ya que en esas islas el porcentaje es mayor del 10% e incluso tienen regiones con un 30% de pelirrojos.
En este punto, los investigadores conocen el linaje familiar del asesino (el de los Rodríguez) y saben que el asesino es pelirrojo. Y aunque han pasado 10 años desde el asesinato, con estas claves consiguen dar por fin con él. De hecho, estaba en la lista de sospechosos desde hacía tiempo. Cuando lo detuvieron confesó el crimen y efectivamente, era un hombre de la zona, aficionado a la caza, de los Rodríguez… y por supuesto, pelirrojo.