Hoy en Memorias de Pez vamos a hablar de unos de los mejores navegantes de la historia. Un pueblo que aterrorizó las costas de muchos países europeos en la Edad Media, y que fueron conocidos por sus terribles pillajes y saqueos. Hoy en Memorias de Pez, hablamos sobre los Vikingos.
Para conocer a este pueblo nos tenemos que ir a las costas de Escandinavia, así que poneros vuestro mejor abrigo. Allí existía una población que provenía de la misma etnia que los germanos y de hecho, su cultura y lengua eran muy similares e incluso usaban runas para escribir. Estamos hablando de los primeros pueblos nórdicos, o los pueblos escandinavos, que habitaban una región con una geografía muy segmentada que hacía muy difícil la comunicación por tierra. Esto por no hablar del gélido clima o de los animales carnívoros. Debido a estas circunstancias y, por razones similares a las de los griegos, estos pueblos se especializaron en la navegación, y especialmente conocidos fueron sus características embarcaciones: los Drakkars.
Sabemos que había distintos grupos de vikingos, como los daneses, los noruegos o los suecos. El pueblo de los daneses era el más numeroso y estaban asentados en un lugar de gran importancia estratégica que les permitía controlar las rutas comerciales entre el Mar del Norte y el Mar Báltico. Esto les daba una gran ventaja que les permitía dominar las rutas de comercio. Estos pueblos habitaban principalmente en Jutlandia, Escania y Selandia. Por otra parte, los varegos, es decir, los vikingos suecos tomaron la dirección contraria, hacia oriente, llegando a las actuales Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Los vikingos noruegos, que eran los mejores navegantes, se dirigieron a las islas inhóspitas de occidente.
Organización social y religión
La sociedad escandinava estaba dividida en tres clases sociales: Los jarl (nobles o reyes) que normalmente eran escogidos por personas relevantes del clan, los karl que eran hombres libres y eran el grueso de la población y los thrall o esclavos, que eran una de las fuentes principales de ingresos en los pueblos nórdicos. En cuanto a su religión, los vikingos eran paganos y politeístas y adoraban a un panteón que representaba a las fuerzas de la naturaleza. La cultura guerrera también era importante para ellos y aunque sus técnicas y tácticas no eran las mejores, los vikingos eran guerreros feroces e implacables en el combate cuerpo a cuerpo. El máximo honor para ellos era la muerte en combate, porque así se podía acceder al Valhalla.
La expansión vikinga
A partir del S. VIII estos pueblos nórdicos iniciaron una expansión en busca de tierras que conquistar y colonizar. ¿Cómo pudieron estos vikingos armarse de valor y embarcarse en campañas tan arriesgadas? Pues la verdad es que parece que hay varias razones:
En primer lugar, el desarrollo de su agricultura provocó una superpoblación en un territorio que no estaba preparado para albergar a tantas personas. Por otra parte, dada su afinidad con el mar, la tecnología de navegación había avanzado muchísimo y habían llegado a inventar artefactos tales como la brújula vikinga o piedra solar vikinga, que permitía orientarse en el mar en condiciones muy adversas. Otro factor decisivo pudo ser el declive de las antiguas rutas comerciales del Imperio Romano.
Su velocidad en el mar hizo de los vikingos excelentes reemplazos para las rutas que habían caído con el imperio y se especializaron en el intercambio de pieles y esclavos, plata y especias árabes o armas de los francos. Sin duda, también fue determinante la división de Europa. La fragmentación del Imperio Carolingio o la ausencia de potencias navales debido a la guerra. Estas circunstancias hicieron que los vikingos tuvieran acceso libre a la hegemonía marítima. Por último, otra de las causas parece responder a una serie de movimientos que llevaron a la unificación de distintos grupos o tribus nórdicas, algo que provocó expediciones más ambiciosas (así como el exilio de tribus menos poderosas a otras regiones).
Era vikinga: saqueos y conquistas
Así, llegó la era Vikinga, conocida también como “el terror de Europa”. Esta era se inicia de forma oficial en el 793 con el ataque al monasterio de Lindisfarne en lo que hoy es Inglaterra y por entonces era el reino de Northumbria. Aunque cabe decir que se conocen ataques anteriores a las costas inglesas, como por ejemplo los ataques a las islas Orcadas o las Hébridas. Pero bueno, al lío: los vikingos empezaron poco a poco, con saqueos poco arriesgados y llevados a cabo por bajos cargos militares. De esta forma, atacaban monasterios en la costa británica que contaban con poca defensa, como las abadías de Iona o la de Inishbofin en Irlanda.
Poco a poco los vikingos fueron cogiendo confianza y cambiaron de objetivo, las islas británicas ya no les bastaban y pusieron sus ojos en el litoral del continente. De esta forma en el año 799 atacaron Bretaña, en el 834 los Países Bajos o incluso llegaron a atacar la costa mediterránea, desembarcando también en España en el 844. En España, sus saqueos se centraron en Asturias, Galicia y en Al-Ándalus aunque estuvieron en muchos más sitios. La expedición más remarcable les llevó a subir el río Guadalquivir con 54 naves para atacar Sevilla, hasta que fueron derrotados por Abd al-Rahmán II en la Batalla de Tablada.
Incursiones en Inglaterra e Irlanda
Con todo esto, los daneses siguieron hostigando las costas inglesas y los noruegos se quedaron con las costas irlandesas. Con cada incursión, los vikingos fueron ganando confianza y esto hizo que su ambición creciese hasta el punto de asediar y saquear a las grandes ciudades europeas. En esta segunda etapa ya vemos a reyes o caudillos liderando las expediciones, que eran más organizadas y contaban con más efectivos. Un ejemplo de esto se dio en el 845, donde se llevó a cabo el primero de los tres ataques vikingos a París. Para esto, los vikingos remontaron el río Sena con sus Drakkar, aprovechando el poco calado de los barcos. Un posible artífice de esta campaña es el rey Ragnar Lodbrok, un héroe local del que se habla en las distintas sagas nórdicas. Lisboa, Burdeos, Toulouse, Hamburgo o Londres también fueron saqueadas.
De saqueos a colonizaciones
Sin embargo, los vikingos querían aún más. El saqueo se había quedado corto para ellos y lo que ambicionaban era la conquista de nuevas tierras donde poder desarrollarse. En el año 850 los vikingos montaron campamentos en Inglaterra y se llevaron consigo a granjeros que buscaban tierras fértiles para formar asentamientos. En 865, un gran ejército danés, supuestamente liderado por Ivar el Deshuesado, Halfdan Ragnarsson, Ubbe Ragnarsson y posteriormente el rey Guthrum, llegó a Estanglia. En el 866, los vikingos capturan la actual York que era la capital de Northumbria, y allí crearon el reino vikingo de Jorvik. En ese momento ya dominaban casi toda Inglaterra a excepción del reino de Wessex, donde Alfredo el Grande pudo contener a los vikingos y posteriormente lograr la gran hazaña combinada de reconquistar York y unificar Inglaterra. Pero los vikingos volverían.
Colonización de Irlanda y exploraciones
Por aquel entonces, los noruegos estaban establecidos en Irlanda desde el 853 y de hecho, fundaron la actual capital: Dublín. También colonizaron las Orcadas y Shetland y comenzaron a poblar Islandia en el 874. En el año 900 el explorador noruego Gunnbjorn Ulfsson descubrió Groenlandia.
A su vez, los vikingos suecos se expandieron hacia el este, conquistando Nóvgorod en el 861 y Kiev en el 863. Para colmo, un varego llamado Rurik fue el que fundó la Rus de Kiev en torno al año 880, dominando a las tribus eslavas y controlando las rutas comerciales de Oriente. Y aún más lejos… los varegos se atrevieron a atacar la mismísima Constantinopla. De hecho, fueron contratados por el Imperio Bizantino como mercenarios y acabaron formando la guardia personal del emperador, conocida como la Guardia Varega.
Integración y cristianización
Todos estos movimientos por Europa fueron haciendo que poco a poco los pueblos nórdicos se fueran mezclando con los europeos. Esto hizo que algunos líderes vikingos, como el caudillo Hrolf Ganger o Rollo si habéis visto la serie Vikings, llegaran a convertirse al cristianismo. El mismo Hrolf, fue nombrado Duque de Normandía al servicio del Rey Francés. En el año 960 el mismo reino de Dinamarca se convirtió oficialmente al cristianismo durante el reinado de Harald Diente Azul y posteriormente Kiev, Islandia y Suecia también se convirtieron.
Por otra parte, los vikingos volvieron a tomar el control de Inglaterra en el 947 con lo que podríamos llamar la “re-re-conquista” de York, mediada por Eric el Sanguinario (hijo mayor de Harald I). El control vikingo de Inglaterra llegó hasta tal punto que incluso un rey Danés, Canuto el Grande, llegó a ser proclamado rey de Inglaterra en el 1016 tras invadir la isla. Todo esto acaba con la derrota nórdica en la batalla de Stamford Bridge en 1066.
Tras Stamford Bridge, parecía que los sajones podían respirar tranquilos… Sin embargo, una curiosa jugada del destino estaba por suceder. El normando Guillermo el Conquistador, que era descendiente de Hrolf (el vikingo que se había convertido en duque de Normandía) venció a los sajones en la famosa batalla de Hastings y se acabó por coronar rey de Inglaterra.
Irónicamente, un descendiente de vikingos acabó en el trono otra vez. Los normandos y los varegos siguieron conquistando tierras y protagonizando la historia de Europa en los siglos posteriores, pero los vikingos tal y como los conocemos dejaron de existir hacia el año 1100. De esta forma, Dinamarca, Suecia y Noruega se convirtieron en reinos cristianos y tanto la religión pagana como el alfabeto rúnico fueron desapareciendo con el paso del tiempo.
Exploraciones vikingas
No podemos irnos sin hablar de otro de los máximos logros vikingos: sus exploraciones. Erik el Rojo exploró y colonizó Groenlandia desde el 982 y a día de hoy Groenlandia sigue perteneciendo a un país nórdico: Dinamarca. Como curiosidad, se cuenta que fue llamada Groenlandia o “tierra verde” para atraer a los colonos aunque la tierra distase mucho de ser verde (debe ser que con Islandia o “tierra de la nieve” no les fue tan bien). Por cierto, Islandia fue una pieza clave a la hora de reconstruir la historia de los vikingos gracias a sus sagas escritas y a sus hallazgos arqueológicos.
Si hubo un logro de exploración que merezca la pena remarcar fue sin duda el que Leif Erikson realizó en torno al año 1000. Este vikingo fundó una colonia con varios asentamientos llamada “tierra de las viñas” o Vinland, un lugar que se encontraba a tres semanas en barco de Groenlandia. Sabéis de qué estamos hablando ¿Verdad? Efectivamente, los Vikingos fueron los primeros europeos en llegar a América.