Hoy vamos a hablar de la que posiblemente sea la crisis más famosa de la historia. El estallido de una burbuja tan grave que trajo consigo casi una década de crisis económica mundial. Y es que hoy vamos a explicar qué leches pasó para que estallase el maldito crack del 29, y en qué consistió la Gran Depresión.
Tras la Primera Guerra Mundial, que acabó en 1918, Estados Unidos vivió un boom económico en el que su industria se puso viento en popa a toda vela. Esta etapa de prosperidad, en la que todo crecía y en la que Estados Unidos asomaba la patita entre las grandes naciones del mundo, se conoció como los felices años 20.
Durante los felices años 20, los soldados habían vuelto a las fábricas, apenas había paro e incluso muchas mujeres comenzaron a trabajar. Es decir, que de repente había mucho dinero y mucha más gente tenía un salario, por lo que el consumo crecía y la industria se alimentaba. La industria americana estaba creando su particular sociedad de consumo y aparecieron los primeros coches producidos en masa, y todo tipo de electrodomésticos como lavadoras o aspiradoras eléctricas. Los bancos, viendo que los trabajadores cada vez ganaban más, daban créditos sin apenas control, para que la gente consumiese más aún, lo que también hacía que la industria estadounidense siguiera creciendo. Todo era color de rosa, o bueno, más bien todo era verde color dinero.
La inversión en bolsa
La gente comenzó a tener ahorros y mucho dinero disponible. Fue entonces cuando se hizo muy popular un concepto: la inversión. ¿Y en qué invertía la gente? Bueno, pues algunos lo hacían en lo de siempre, casas, tierras… pero lo que verdaderamente se hizo muy, pero que muy popular fue invertir en bolsa. Por cierto, si quieres saber qué es la bolsa y cómo funciona, tengo un vídeo en el canal explicándolo.
El caso es que, como casi todas las empresas crecían y prosperaban al calor de los felices años 20, la bolsa entró en un estado de euforia desmedida, en el que las rentabilidades eran una auténtica locura. Y claro, si en Navidad tenías que aguantar a tu cuñado hablando de todo el dinero que había ganado invirtiendo en bolsa, es normal que a uno también le entrasen ganas de invertir. Así es como de repente todo el mundo comenzó a invertir y a invertir, haciendo que la bolsa cada vez subiese más, puesto que las acciones de las compañías eran superdemandadas. Estas subidas atraían aún a más nuevos inversores, creando un círculo vicioso cuanto menos… peligroso.
Así que todo el mundo ganaba dinero en bolsa, y todo el mundo se creía que era dios y que era un tiburón de Wall Street y que esto de invertir no tenía secretos para él. La gente estaba tan confiada que muchos pidieron dinero prestado al banco para invertirlo en la bolsa. Sí, a sus créditos para comprar sus lavadoras o sus coches, al estadounidense medio se le unían ahora nuevas deudas para invertir en bolsa. Así que sí, había mucha gente muy endeudada, de hecho, los bancos dejaban más dinero para invertir en bolsa que para el resto de usos comerciales. Incluso los bancos utilizaban el dinero de sus clientes para invertir.
Los problemas llegaron cuando la economía de Estados Unidos comenzó a no crecer al mismo ritmo que lo hacía la especulación. Y es que, para justificar su valoración, las empresas tenían que vender cada vez más hasta que hubo un punto en el que no había suficientes ventas para justificar las subidas en bolsa. Pero, ¿Qué más da si no se venden tantos electrodomésticos o coches? ¡Si la bolsa nunca baja! Bien, cuando escuches a gente sin formación decir esto de cualquier activo, sean casas, acciones o criptomonedas… empieza a preocuparte.
A pesar de los signos de desaceleración económica que presentaba la economía de Estados Unidos, la gente continuaba invirtiendo, o mejor dicho, especulando en bolsa sin control. Igual te estás preguntando… ¿Pero por qué la economía dejó de crecer? ¿Se ralentizó así porque sí? Pues bueno, el tema es que no había ya más gente para consumir.
La burbuja estalla
Los agricultores aumentaron mucho la superficie cultivable durante la Primera Guerra Mundial, ya que había que alimentar a los soldados en el frente y tener previsiones por si las cosas iban mal. Además, muchos agricultores mecanizaron el campo haciendo grandes inversiones que aumentaron mucho la producción. Bien, acabada la Primera Guerra Mundial y con las nuevas máquinas agrícolas funcionando, había más trigo del que se podía consumir. Y sí, aunque parte de este trigo se vendía al extranjero, al final el trigo acabó sobrando y su precio bajando, provocando que el sector dejase de crecer. Esto ocurrió en muchos sectores.
A pesar de que mucha gente creía que la bolsa seguiría subiendo para siempre, muchos inversores comenzaban a preguntarse si el precio de las acciones tenía algún tipo de sentido. Los titulares de los periódicos ya hablaban de un posible pánico y por todo Nueva York se extendió un rumor de que el Consejo de la Reserva Federal de Estados Unidos se estaba reuniendo a diario y en secreto para tomar medidas. Todo estalló el jueves 24 de octubre de 1929, que fue llamado el jueves negro.
Los periódicos titularon que los precios de las acciones de las distintas compañías estaban bajando ante ventas masivas. Esto hizo que miles de pequeños inversores corrieran a vender sus acciones. Y como todo el mundo quería vender y nadie comprar, los precios empezaron a bajar. La gente aceptaba casi cualquier precio a cambio de deshacerse de sus acciones. Esto provocó que el mercado cayera un 12%. Todo se acentuó la semana siguiente, en el llamado martes negro, donde la bolsa cayó otro 12% adicional y se negociaron 16,4 millones de acciones, lo que fue un récord histórico hasta entonces. En apenas una semana, la bolsa estadounidense perdió mucho más de lo que Estados Unidos gastó en la Primera Guerra Mundial.
Consecuencias del crash
Este crash provocó que muchas acciones quebraran, que muchos ciudadanos perdieran los ahorros de su vida y que aquellos que no podían pagar sus deudas se arruinasen. Pero las caídas continuaron durante 3 años y el Dow Jones, el índice de referencia industrial, cayó un 90% durante este tiempo. Pero las cosas no se quedaron ahí. Como muchas empresas quebraron, el desempleo aumentó hasta su máximo histórico, el 24,9%, lo que aumentó el número de gente que no podía devolver sus créditos. Ante los impagos masivos, y como también ellos habían invertido en bolsa, muchos bancos quebraron o se vieron con problemas para devolver el dinero de sus depósitos a los ciudadanos.
Los bancos supervivientes dejaron de dar créditos, ya que no se fiaban ni de su sombra, y claro, sin créditos la gente consumía menos y las empresas invertían menos, así que la economía no solo dejó de crecer, sino que empezó a decrecer. La crisis estaba servida.
Así que Estados Unidos se llenó de mendigos, hubo suicidios, las colas para conseguir alimentos se multiplicaron y el país se convirtió en un auténtico caos.
Efectos globales de la gran depresión
Pero esperad que aún hay más. La economía estadounidense estaba bastante globalizada, y Estados Unidos comerciaba con muchos países a los que les vendía y a los que les compraba productos. Dada la situación económica en Estados Unidos, el país compraba menos al resto de países, lo que provocó crisis en sectores de otras economías que a su vez tampoco podían comprar productos americanos. Conclusión, que la crisis se extendió a todo el mundo.
Además, Francia y Reino Unido estaban reconstruyendo sus países y su economía tras la Primera Guerra Mundial con el dinero que les pagaba Alemania por reparaciones de guerra. Pero Alemania no podía pagar ese dinero si no fuese porque hasta entonces los bancos estadounidenses le dejaban dinero. Pero como los bancos estadounidenses quebraron o dejaron de dar créditos, Alemania dejó de pagar sus reparaciones de guerra y también entró en crisis. Lo mismo les ocurrió a Reino Unido y Francia, que al no recibir el dinero alemán tampoco pudieron desarrollar sus economías. Economías que, por otra parte, también compraban al resto del mundo. Ya nadie compraba ni el carbón español, ni el trigo ruso, ni el arroz chino.
Esta situación provocó una gran inestabilidad política en todo el mundo. En Alemania, posiblemente el país que peor lo estaba pasando, las condiciones de hambre y miseria crearon el caldo de cultivo perfecto para la llegada de los nazis con su discurso populista. En algunos países, la Gran Depresión duró hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. En Estados Unidos, la cosa comenzó a mejorar en 1932 cuando el Presidente Franklin D. Roosevelt anunció su nueva política, el New Deal, que en otras cosas consistía en un programa de inversiones públicas, el acceso de crédito a través de agencias gubernamentales, la promulgación de distintas leyes y un ambicioso programa de redistribución de la renta.
El New Deal duró hasta 1938, pero el desempleo no se recuperó hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial.