La Guerra del Peloponeso, se desarrolló entre los años 431 y 404 a.C., fue un conflicto bélico que marcó la historia de la antigua Grecia. Este enfrentamiento enfrentó a dos de las más poderosas polis griegas: Atenas y su Liga delio-ática contra Esparta y su Liga del Peloponeso. La guerra se originó en las tensiones acumuladas por el crecimiento del poder ateniense, que tras su éxito en las Guerras Médicas, comenzó a imponer su influencia sobre otras ciudades-estado griegas, generando temor y rivalidad, especialmente con Esparta.
El conflicto se caracterizó no solo por la intensidad y duración de sus batallas, sino también por la complejidad de sus causas y las estrategias empleadas por ambos bandos. Tucídides, un general ateniense que más tarde se convirtió en historiador, documentó esta guerra en su obra “Historia de la Guerra del Peloponeso”, proporcionando un análisis detallado sobre las motivaciones políticas, las alianzas fluctuantes y las devastadoras consecuencias que tuvo el conflicto en la sociedad griega. Su relato destaca por su enfoque en la racionalidad detrás de las decisiones políticas y militares, y por cómo estas fueron moldeadas por la ambición, el miedo y la arrogancia.
La Guerra del Peloponeso no solo decidió el destino de Atenas y Esparta, sino que también provocó cambios en la política y cultura de Grecia. El prolongado conflicto debilitó a las principales polis, alteró estructuras económicas y sociales, y finalmente preparó el escenario para el declive de la era clásica griega y el surgimiento de nuevos poderes, como el Reino de Macedonia. Este período es crucial para entender tanto la política interna de las ciudades-estado griegas como las interacciones entre ellas, y sus ecos resuenan en el estudio de la guerra y la diplomacia hasta nuestros días.
¿Cómo comenzó la guerra del Peloponeso?
Cómo hemos dicho, la Guerra del Peloponeso comenzó en el año 431 a.C. y fue un conflicto entre dos de las ciudades más influyentes de la antigua Grecia: Atenas y Esparta. Estas dos ciudades tenían sistemas de gobierno y estilos de vida muy diferentes. Atenas era famosa por su democracia y su poderosa flota naval, mientras que Esparta era conocida por su rígido sistema militarista y su poderoso ejército terrestre.
El conflicto se encendió debido a las tensiones crecientes provocadas por el dominio y la expansión de Atenas en la región. Muchas ciudades-estado griegas estaban descontentas con el control ateniense, especialmente porque Atenas usaba su poder para controlar el comercio y la política en otras regiones. Esparta, viendo que su propia influencia y la de sus aliados estaban amenazadas, decidió enfrentarse a Atenas para detener su expansión.
Por lo tanto, la guerra fue el resultado de una mezcla de miedo, rivalidad y deseo de poder. Esparta y sus aliados formaron la Liga del Peloponeso para combatir a la Liga de Delos, liderada por Atenas. Así comenzó un conflicto que duraría casi tres décadas, alterando profundamente el curso de la historia griega.
Cómo comenzaron las primeras batallas
Las primeras batallas de la Guerra del Peloponeso comenzaron poco después de que se intensificaran las tensiones entre Atenas y Esparta, especialmente a partir del año 431 a.C., cuando la guerra oficialmente estalló.
Uno de los detonantes clave fue el conflicto en Potidea, ocurrido en el 432 a.C. Potidea, bajo influencia ateniense, pero con fuertes lazos con Corinto, un aliado de Esparta, fue presionada por Atenas para deshacerse de los magistrados corintios y cortar sus lazos con Corinto. La ciudad se rebeló con apoyo de Corinto, llevando a Atenas a enviar tropas para sitiarla, lo que agravó las tensiones con Corinto.
Paralelamente, en el 432 a.C., Atenas impuso un decreto contra Megara, prohibiéndole el acceso a los puertos y mercados atenienses. Este “Decreto Megárico” afectó a la economía de Megara y fue interpretado por Esparta como una agresión directa. Esparta, viendo estas acciones de Atenas como intolerables, convocó a sus aliados de la Liga del Peloponeso y decidieron declarar la guerra a Atenas.
Así, en 431 a.C., Esparta y sus aliados lanzaron su primer gran ataque sobre la región de Ática, marcando el comienzo de las hostilidades abiertas y directas en la Guerra del Peloponeso.
Los atenienses ganan batallas, pero no la guerra
Durante la Guerra del Peloponeso, Atenas logró varias victorias, aunque el curso del conflicto fue marcado por alternancias en el dominio entre Atenas y Esparta. A continuación, se describen algunas de las victorias más destacadas de Atenas en esta prolongada guerra:
- Batalla de Naupacto (429 a.C.): Esta batalla naval resultó en una importante victoria para Atenas. Comandados por Formión, los atenienses demostraron su superioridad naval al derrotar a una flota peloponesia mucho más numerosa. La habilidad táctica de Formión permitió a Atenas mantener su influencia en el golfo de Corinto y asegurar sus líneas de comunicación.
- Batalla de Pílos (425 a.C.): En un audaz movimiento, Atenas estableció una fortaleza en Pílos, en la costa de Mesenia. La batalla que siguió fue tanto terrestre como naval, y culminó en una decisiva victoria ateniense. Lo más significativo de esta batalla fue la captura de un grupo de soldados espartanos en la cercana isla de Esfacteria, lo cual fue un golpe psicológico importante contra Esparta, que consideraba la rendición como una deshonra.
- Batalla de Sfacteria (425 a.C.): Tras la victoria en Pílos, los atenienses sitiaron a los espartanos atrapados en Sfacteria. La rendición de estos soldados espartanos no solo fue un triunfo militar, sino también un enorme logro simbólico, ya que capturaron a soldados de una sociedad que valoraba la lucha hasta la muerte sobre la rendición.
- Batalla de Cinoscéfalos (426 a.C.): Aunque menos conocida, esta batalla terrestre también terminó en una victoria ateniense sobre las fuerzas peloponesias. Atenas pudo así mantener su presión sobre los territorios aliados de Esparta en la región del noroeste de Grecia.
Estas victorias atestiguan la fortaleza y la habilidad tanto naval como terrestre de Atenas, y muestran cómo la ciudad-estado fue capaz de desafiar a la poderosa Esparta en diferentes frentes. Sin embargo, a pesar de estos éxitos, Atenas enfrentó desafíos continuos, y el desgaste del conflicto prolongado eventualmente afectó su capacidad de mantener la guerra contra sus enemigos.
Esparta gana la guerra gracias al apoyo de Persia
La Guerra del Peloponeso, que se extendió desde el año 431 a.C. hasta el 404 a.C., concluyó con la victoria de Esparta sobre Atenas. A pesar de varias victorias significativas y de su dominio naval, Atenas no pudo sostener el esfuerzo de guerra en el largo plazo y las constantes presiones internas y externas.
El punto de inflexión ocurrió entre 415 y 413 a.C. con la desastrosa expedición ateniense a Sicilia, en particular el asedio de Siracusa. Este evento marcó un revés para Atenas, resultando en la pérdida de una gran flota y miles de soldados. Este fracaso debilitó considerablemente la capacidad militar y económica de Atenas y redujo su influencia en el Egeo.
En los años posteriores, Esparta, fortalecida por el apoyo de Persia, que proporcionó recursos financieros y navales, incrementó su presión militar sobre Atenas. En el 405 a.C., la flota ateniense fue destruida en la Batalla de Egospótamos, lo que dejó a Atenas sin defensa ante el bloqueo espartano. Sin acceso a sus rutas de suministro y recursos alimentarios, Atenas se vio forzada a capitular en el 404 a.C.
Esparta impuso un régimen oligárquico en Atenas, conocido como los “Treinta Tiranos”, que fue breve pero brutal, y alteró el orden democrático ateniense, aunque la democracia fue restaurada un año después. Así, la guerra del peloponeso acabo, con la victoria espartana.