Actualmente hay una Guerra Fría entre las mayores potencias del mundo por controlar una zona del mundo que hasta ahora es prácticamente desconocida para el hombre. Y cuando hablo de las mayores potencias me estoy refiriendo como no, a Estados Unidos, a la Unión Europea, a Rusia e incluso a China. Y es que sí amigos de Memorias de Pez, la Guerra por el control del Ártico ya ha comenzado y en los próximos años vamos a oír hablar mucho de ella. Pero, ¿Por qué las grandes potencias tienen tanto interés en el Ártico? ¿Quién va ganando en esta particular guerra? ¿Puede desembocar el conflicto en una hipotética guerra mundial? Pues ponte cómodo que ahora mismo lo vamos a ver.
La evolución del comercio entre Asia y Europa
El comercio entre Asia y Europa ha ido evolucionando a medida que la tecnología y el progreso humano han ido desarrollándose. Al principio, portugueses y españoles comerciaban con sus territorios asiáticos y con los reinos que había por ahí, haciendo una ruta infernal. Para traerse de allí cosas como especias, porcelana o seda, había que atravesar el Índico y dar toda la vuelta a África.
Afortunadamente el coste y los tiempos de comerciar con el extremo oriente descendieron bruscamente en el Siglo XIX con la Revolución Industrial, que consiguió que los barcos fuesen más rápidos y pudiesen llevar mucha más carga. Pero lo más importante fue que en 1869 se terminó de construir el Canal de Suez, que permitía que esa ruta infernal en la que había que rodear África se acortase muchísimo a través del Mediterráneo.
Bueno, pues el Canal de Suez es actualmente clave en el comercio mundial ya que por allí pasan todos los barcos que van de Asia a Europa. De hecho, muchos os acordaréis de cuando el barco Ever Given encalló en el Canal y lo bloqueó durante unos días causando un gran perjuicio a todo el comercio marítimo mundial. De hecho, se vio a muchos barcos retomar la antigua ruta que rodea África. Pero bueno, ¿Por qué os cuento todo esto?
Pues porque un nuevo salto tecnológico unido al calentamiento global que está derritiendo el duro hielo del Ártico, ha permitido al ser humano crear enormes barcos rompehielos pesados, muchos de ellos con propulsión nuclear que son capaces de crear una nueva ruta comercial entre Asia y Europa ahorrando un montón de tiempo y por tanto de dinero. Por cierto, para el que no lo sepa, una gran parte de los barcos que vienen de Asia a Europa tienen como destino el impresionante puerto de Rotterdam en Países Bajos.
Por si la ruta os parece más larga os diré que es un efecto provocado por representar la forma esférica de la tierra en un mapa. Os voy a poner otro mapa un poco mejor. ¿Ahora ya se ve bien la diferencia, no? Pues venga, apuntamos como primera razón por la que el Ártico es importante, la existencia de la mejor ruta comercial entre Asia y Europa.
Recursos naturales del Ártico
Pero controlar esta nueva ruta comercial no es el único aliciente que las grandes potencias tienen en el Ártico. Por sus condiciones climáticas, es decir, porque hace un frío de perros, el Ártico apenas ha sido explorado y los recursos naturales que alberga están prácticamente vírgenes. Y no hablamos de una cantidad pequeña. Aunque todavía no ha podido ser cuantificada, se cree que el Ártico alberga una gran cantidad de petróleo que podría rondar los 90.000 millones de barriles de petróleo que suponen un 13% de las reservas mundiales conocidas.
Es decir, unas reservas que podrían competir de tú a tú con las reservas de Oriente Medio. De hecho, la petrolera Shell ya ha invertido decenas de millones de dólares en prospecciones árticas. Pero es que además nadie duda de que hay una gran cantidad de gas que podría representar un 30% de las reservas mundiales. Prueba de ello son los yacimientos en lugares cercanos como la Península de Kola o en el norte de Siberia Occidental.
Pero ojo que todo esto no va sólo de energías fósiles. ¿Os creíais que esto era todo? Pues bien, el Ártico también contiene diamantes. Esto lo saben bien en Canadá donde la mina de Ekati ya ha producido varias toneladas de este mineral. De igual manera también se espera que el Ártico albergue importantes cantidades de oro y tierras raras.
Por si todo esto fuera poco, por último existe una última gran riqueza en el océano. Esta no es nada más ni nada menos que el aprovechamiento pesquero de la zona. Y es que el deshielo está provocando que los grandes barcos pesqueros cada vez tengan más territorio donde faenar unas presas que hasta ahora están sin apenas explotación.
La lucha por el control del Ártico
Bueno, ha quedado claro que el Ártico es una perita en dulce para las grandes potencias, ¿no? Pues bien, ahora vamos a repasar quién lleva la delantera en esta conquista. Porque, ¿De quién es el Ártico? Pues según a quién le preguntes. Desde hace décadas, Dinamarca, Canadá, Rusia, Noruega y Estados Unidos mantienen una lucha a golpe de reclamaciones territoriales.
Según el derecho marítimo tus aguas abarcan todo lo que haya a 320 km. de tu costa. Sin embargo, si tu plataforma continental, es decir, si esa superficie submarina poco profunda, que no es más que la continuación de los continentes bajo el mar, se extiende más allá de esos 320 km las aguas sobre esa plataforma son tuyas. Esto ha convertido a la sierra submarina de Lomonósov en el punto más codiciado del Ártico y claro, nadie se pone de acuerdo en de quién es eso, ni siquiera en dónde empiezan o acaban las plataformas continentales de cada país.
Rusia y su dominio del Ártico
El país que hasta ahora mejor se ha preparado para esta Guerra Fría es Rusia. En 2007, Rusia volvió a empezar a hacer patrullas aéreas con bombarderos estratégicos y reforzó su servicio de guardacostas. Además, Rusia posee la mayor flota de rompehielos del mundo con más de 40, entre los que se encuentran los dos más poderosos del mundo, los rompehielos de la clase Arktika que cuentan con propulsión nuclear y 75.000 caballos de potencia.
Todo esto, unido a la mejora de varios puertos rusos en la costa ártica, hace de Rusia el actor principal en la zona. De hecho, Putin se ha fijado como objetivo aumentar el volumen de tráfico a lo largo de la nueva ruta ártica desde las 32,97 millones de toneladas transportadas a lo largo de 2020 a las 80 millones de toneladas en 2024. Casi nada.
La postura de Estados Unidos
Estados Unidos por su parte ya ha asegurado que defenderá sus intereses en el Ártico frente al avance ruso. Y es que Estados Unidos tiene una postura diferente a la rusa ya que los norteamericanos en ningún caso pueden justificar su soberanía sobre todo el Ártico, por ello el Tío Sam defiende que las nuevas rutas marítimas tienen que ser aguas internacionales y que todos los países tienen que cooperar para mantener la seguridad en la zona. Aun así, Estados Unidos a menudo lidera maniobras militares de la OTAN en el Ártico.
Una de las más importantes fueron las llevadas a cabo en Noruega con 50.000 efectivos que simulaban hacer frente a la invasión de una potencia extranjera. El gigante americano mantiene conflictos abiertos con Canadá por el mar de Beaufort y con Rusia por el mar y el estrecho de Bering. El problema es que Estados Unidos necesita urgentemente aumentar su flota de rompehielos ya que solo cuenta con uno de los años 70. Y sí, están construyendo el más grande del mundo, pero no estará listo hasta 2025.
Canadá y sus reclamaciones
Por su parte, Canadá reclama como suyos los territorios del conocido como Archipiélago Canadiense. Esto haría que las aguas del Paso del Noroeste fuesen canadienses, y el país tuviese pleno control sobre este. También Canadá dice que la disputada sierra de Lomonósov está conectada con su plataforma continental y que todo eso es suyo. Sin embargo, Canadá ha encontrado la oposición de Rusia, Estados Unidos y hasta de la Unión Europea, la cual considera esas aguas como aguas internacionales. Por ello, Canadá ha comenzado a armarse para defender lo que considera su territorio de incursiones estadounidenses, rusas o danesas.
Dinamarca y Groenlandia
Dinamarca por su parte se ha gastado más de 400 millones de euros en hacer investigaciones sobre hasta dónde llega la plataforma continental al norte de Groenlandia. Tras ello ha reclamado una zona de 895.541 kilómetros cuadrados que incluye la sierra de Lomonósov. Por cierto, no sé si os acordaréis, pero en 2019, Trump anunció a bombo y platillo que quería comprar Groenlandia a Dinamarca, lo que cabreó mucho al gobierno danés. Y es que, por si fuera poco, en Groenlandia también se encuentran uno de los mayores depósitos de tierras raras del mundo. En cualquier caso y a pesar de los intereses de Dinamarca en la zona, la Unión Europea busca la libre navegación del Ártico.
Noruega y Svalbard
Noruega por su parte cuenta con el archipiélago Svalbard el cual es muy conocido por albergar el Banco Mundial de Semillas, una especie de arca de Noé de la fauna donde se guardan cientos de miles de semillas para proteger la biodiversidad por si algún día hay una catástrofe global. Noruega es el país que con menos hostilidad está actuando y ha llegado incluso a un acuerdo con Rusia sobre sus fronteras en el mar de Barents, poniendo así fin a una disputa que duró décadas.
China y su interés en el Ártico
¡Y por último tenemos a un nuevo actor en el Ártico! China. Espera un momento, ¿China? Pues sí amigos de Memorias de Pez, a pesar de tener el Ártico a 900 millas de su costa, China tiene una política Ártica y como buen exportador, quiere meter sus narices en esta nueva ruta comercial. De hecho, China tiene un rompehielos y compró a Rusia licencias para explotar petróleo en el Ártico. Y es que Moscú es consciente de que económicamente van justitos, y ve a Pekín como un posible socio de inversión en el desarrollo de tecnologías e infraestructuras que posibiliten la extracción de recursos naturales a gran escala en la región ártica a corto plazo. Vamos, que si Rusia quiere explotar el Ártico va a necesitar la pasta china.
No en vano, en diciembre de 2017, Putin invitó a Xi Jinping a conectar su Ruta de la Seda con la ruta del Ártico y fundar la que sería la Ruta Polar de la Seda. De esta manera ambos ganarían, Rusia obtendría un gran aliado para controlar el Ártico, y China tendría un puente de plata para que todas sus mercancías tarden hasta un 40% menos de tiempo en llegar a Europa con el ahorro que eso conlleva.
Greenpeace y la presión internacional
Bueno, y a todo esto hay que sumarle las acciones de Greenpeace que si bien son simbólicas, sí que tienen una gran repercusión mundial haciendo que mucha gente se posicione contra la explotación de los recursos del Ártico, lo que puede influir mucho en las políticas que apliquen las democracias occidentales.
Entre tanto, todos los interesados harán todo lo posible para controlar el Ártico, sus recursos y sus rutas, y la escalada militar será inevitable a medida que la tecnología avance y el hielo se derrita, lo que hará que se eleven las tensiones por los aires. Pero ahora es turno para ti. ¿Tú qué crees que ocurrirá? ¿Podrán Estados Unidos, Europa y Canadá parar el expansionismo ruso y la influencia china en el Ártico?