• 🟠 Destacados:
  • Resumen geopolítico de junio
  • ¿El fin de USA? Sacudida en la economía
  • Cómo Stalin transformó la URSS
  • La historia de los voluntarios en Ucrania
  • La guerra de Troya
Memorias de Pez
lunes 23 de junio de 2025
  • Historia
  • Geopolítica
  • Ciencia
  • Economía
Sin resultados
Ver todos los resultados
  • Historia
  • Geopolítica
  • Ciencia
  • Economía
Sin resultados
Ver todos los resultados
Memorias de Pez

Memorias de Pez » Las 9 ARMAS ECONÓMICAS de CHINA para ENFRENTARSE a EE.UU.

Las 9 ARMAS ECONÓMICAS de CHINA para ENFRENTARSE a EE.UU.

Por Paula Pérez Calvo
28 de mayo de 2025 a las 17:18
en Economía
A A
Las 9 ARMAS ECONÓMICAS de CHINA para ENFRENTARSE a EE.UU.

Parece que la guerra comercial calma sus aguas y que China y Estados Unidos han vuelto a la cordura de no ponerle puertas al campo. Los chantajes de Donald Trump no han funcionado con el gigante asiático que enseñó al mundo como estaba preparado para defender sus intereses hasta las últimas consecuencias. Pero ¿Por qué?¿Cómo es posible que China haya sido capaz de no doblegarse ante el todopoderoso Estados Unidos? Pues porque cuando hablamos de China, hablamos de una potencia que sabe jugar en todos los frentes: en el económico, el político, el tecnológico, el militar… e incluso el psicológico. Y es que esta guerra comercial no va solo de dólares. Va de poder. De hegemonía. De quién manda en el mundo.
Así que hoy en Memorias de Pez nos preguntamos ¿Cómo ha podido China enfrentarse a los aranceles de Trump? ¿Qué armas económicas ha tenido y tendrá para defenderse de Estados Unidos? Ahora mismo vamos a ver las 9 armas con las que China puede derrotar al Tío Sam.

1. Comenzamos por lo más obvio, los contra-aranceles. O lo que es lo mismo, responder golpe por golpe.

Una de las respuestas más directas y previsibles, el ojo por ojo. Es decir, si tú me subes los impuestos a mis productos, yo hago exactamente lo mismo con los tuyos. Y no se trata de una amenaza hipotética, ya que China ya ha respondido con un arancel del 125% a los productos estadounidenses. Pero, ahora que EE.UU. ha vuelto a subir los aranceles al 245%, China ha respondido que el capítulo de los aranceles está cerrado para ellos, por ser una suma inviable para el comercio de ningún país.

Esta estrategia no es nueva. Durante la primera guerra comercial entre Estados Unidos y China entre 2018 y 2020, también bajo Trump, Pekín aplicó aranceles selectivos a productos clave como la soja, el maíz o la carne de cerdo. ¿Por qué esos? Porque proceden mayoritariamente de estados rurales estadounidenses que apoyan políticamente a Trump. El resultado fue inmediato: agricultores descontentos, exportaciones congeladas y mayor presión política interna sobre la Casa Blanca. En otras palabras, es un movimiento que, además de golpear económicamente, busca erosionar el apoyo doméstico al propio presidente.

Lo ocurrido en esos años sirve de precedente. Y sí, China lo ha vuelto a hacer y ha ido un paso más allá. 

  • Ha cancelado las compras de soja y trigo a Estados Unidos. Y ya tiene un plan alternativo. China ha anunciado que construirá el mayor puerto agroexportador del mundo en Brasil, desde donde saldrán enormes cantidades de soja, trigo y maíz, que China compra ya en Sudamérica.
  • Pekín ha ordenado a sus aerolíneas suspender la recepción de aviones, piezas y equipos aeronáuticos de Boeing y otras empresas estadounidenses. 
  • Y lo más probable es que siga aplicando contra-aranceles de forma selectiva. Apuntando a industrias como la automoción, el sector farmacéutico, el de bebidas alcohólicas o incluso artículos de lujo.

2. Responder con trabas, inspecciones y burocracia.

China también puede usar lo que algunos llaman “el kung-fu administrativo”. ¿En qué consiste? Básicamente, en hacerles la vida imposible a las empresas estadounidenses que operan o venden en China a través de trabas administrativas, inspecciones sorpresa, requisitos legales ambiguos o directamente cambios de normativa que les impidan trabajar con normalidad.

No sería la primera vez que Pekín recurre a esta táctica. En años anteriores, cuando las tensiones comerciales con EE.UU. se intensificaron, empresas como Apple, Tesla o incluso cadenas como Starbucks o McDonald’s fueron objeto de inspecciones e investigaciones repentinas, a menudo sin una razón clara. También se ralentizó la concesión de licencias o se endurecieron las normas de ciberseguridad, afectando especialmente a gigantes tecnológicos estadounidenses. Más recientemente, en 2023, China prohibió a algunas agencias gubernamentales utilizar iPhones y restringió el uso de software extranjero en determinadas instituciones estatales, argumentando razones de seguridad nacional. 

Este tipo de “kung-fu administrativo” no solo incomoda, sino que puede llevar a empresas enteras a replantearse si les compensa seguir operando en China. Y ese es precisamente el objetivo: crear desgaste, provocar incertidumbre y hacer ver a las multinacionales que la política de Trump tiene un precio que también pagan ellas. Todo ello sin necesidad de romper ninguna norma internacional de forma explícita. Una jugada que, aunque lenta, puede acabar siendo muy molesta y tremendamente efectiva.

3. Vender deuda de EE.UU.

Otro de los grandes comodines que China tiene guardado en la manga es su posición como uno de los mayores acreedores de Estados Unidos. Para entender esto, hay que saber que cuando EE.UU. necesita dinero (por ejemplo, para financiar gasto público o cubrir déficits), emite deuda en forma de bonos del Tesoro. Son como pagarés que el gobierno promete devolver con intereses. Y resulta que China posee una enorme cantidad de estos bonos. Alrededor de 760.000 millones de dólares, siendo el segundo mayor tenedor extranjero de deuda estadounidense, justo por detrás de Japón.

Entonces, ¿qué podría hacer Pekín? Pues, en un escenario de venganza por los aranceles de Trump, China podría empezar a vender esos bonos de forma masiva en el mercado internacional. ¿El objetivo? Presionar al dólar, debilitar la economía estadounidense y generar inestabilidad financiera. Si China pone a la venta una gran cantidad de deuda de golpe, los precios de esos bonos bajarían, los intereses subirían, y el valor del dólar podría verse afectado negativamente. Además, EE.UU. tendría más dificultades para financiarse, ya que perdería uno de sus principales compradores.

Ahora bien, esta jugada es arriesgada, y Pekín lo sabe. No es tan fácil como pulsar un botón. Porque si China vende estos bonos a lo loco, también se perjudica a sí misma. Primero, porque perdería dinero: al venderlos con prisa y en masa, obtendría menos de lo que valen. Y segundo, porque una caída fuerte del dólar también perjudica sus propias reservas y debilitaría las exportaciones chinas, ya que un dólar débil hace que los productos chinos, en dólares, parezcan más caros. Por eso, nadie espera que China utilice esta carta de manera abrupta, pero sí como una amenaza o como herramienta gradual de presión. Además, esta estrategia puede usarse como parte de una amenaza más amplia. Si Estados Unidos sigue empujando a China hacia una guerra económica abierta, Pekín podría insinuar que dejará de financiar el creciente déficit fiscal estadounidense, lo cual ya está en máximos históricos tras años de políticas expansivas.

4. Jugar con los recursos estratégicos.

Otro de los movimientos más estratégicos que China podría emplear es limitar la exportación de materiales críticos. No hablamos de productos cualesquiera, sino de materias primas esenciales para industrias clave como la tecnológica, la militar o la energética. China no solo tiene grandes reservas, sino que domina el proceso de refinado de estos materiales, lo cual la convierte en una pieza insustituible en la cadena de suministro global.

Un ejemplo claro son las tierras raras, un grupo de 17 elementos utilizados para fabricar desde smartphones hasta misiles. China controla más del 80% del refinado mundial de estos elementos. También lidera el procesamiento de otros materiales estratégicos como el galio, el germanio o el grafito, claves para la fabricación de semiconductores, baterías y paneles solares. De hecho, en 2023 y 2024, China ya empezó a restringir las exportaciones de galio y germanio. Pero, si decide escalar aún más, Pekín podría cerrar el grifo de estas exportaciones hacia Estados Unidos, sabiendo que no hay alternativas fáciles ni rápidas. Esto golpearía directamente a los sectores estadounidenses de defensa, tecnología y transición energética. Sin embargo, este tipo de jugada también tiene riesgos para China. Al cortar las exportaciones, puede perder ingresos importantes y acelerar la búsqueda de proveedores alternativos por parte de Occidente. Pero a corto plazo, el golpe sería fuerte, y serviría como una advertencia silenciosa: si se bloquean nuestros productos, también podemos paralizar los tuyos.

5. Reforzar alianzas con otros países.

Otra forma en la que China podría contraatacar es fortaleciendo su comercio con otros países. China puede mirar hacia otro lado en un intento por reducir su dependencia del mercado estadounidense y diversificar sus alianzas económicas. De hecho, esto ya está en marcha. Desde hace años, Xi Jinping ha viajado por varios países buscando nuevas rutas para sus productos, reforzando su papel en bloques alternativos como los BRICS, ampliando su influencia en África y América mediante inversiones, prestamos e infraestructura, y también está aumentando las transacciones en yuanes en lugar de en dólares. Y ahora, en plena guerra comercial, China está tendiendo su mano a Europa, buscando un frente comercial unido. En ese sentido, el gobierno de Pedro Sánchez ha visitado China queriendo cerrar un acuerdo económico entre el país asiatico y España. Pero, también Xi Jinping está cortejando a los socios comerciales de EE.UU. en Asia, como Vietnam, India, Japón…

6. Guerra tecnológica.

China quiere construir su propio ecosistema tecnológico, impulsando la tecnología “Made in China”.  La idea es simple. Si EE.UU. no quiere tecnología china, China va a trabajar para que el resto del mundo dependa de la suya.

Este movimiento no es nuevo, pero la guerra comercial lo está acelerando. Empresas como Huawei, Xiaomi o BYD ya son gigantes globales, y no es casualidad que cada vez más países en desarrollo estén apostando por tecnología china. Por ejemplo, Huawei, a pesar de haber sido vetada por EE.UU. por supuestos riesgos de espionaje, sigue desplegando redes 5G en medio mundo, desde Sudáfrica hasta América del Sur. Además, China está invirtiendo mucho dinero en sectores clave como la inteligencia artificial, coches eléctricos, los microchips o la computación de alto desarrollo, para no tener que depender de empresas como Qualcomm. También está promoviendo el uso de plataformas chinas como WeChat, Baidu, Alibaba o el famoso TikTok en otros países, desafiando directamente a Google, Amazon o Apple.

7. Provocaciones geopolíticas.

No es una represalia económica directa, pero puede ser una forma de subir el coste estratégico para Estados Unidos. Si a Washington se le complica la vida en otros lugares del mapa, entonces quizás afloje en la guerra comercial. Es un clásico en la diplomacia internacional. “Si me aprietas aquí, yo te incomodo allá”.

Una de las principales “zonas calientes” es Taiwán. Esta isla, que se gobierna a sí misma pero que China considera parte de su territorio, es un polvorín desde hace décadas. Cualquier movimiento militar o político en esta región pone los nervios de punta a EE.UU., que ha prometido proteger a Taiwán, aunque con cierta ambigüedad calculada. China no necesita invadir para tensar la cuerda. Basta con realizar ejercicios militares cerca de la isla, mandar aviones al espacio aéreo taiwanés o endurecer su retórica nacionalista para encender las alarmas en Washington. Y eso, justamente, es lo que ha empezado a hacer en los últimos meses.

8. Ciberataques y espionaje… no tan encubierto.

El ciberespacio se ha convertido en otro campo de batalla, y China tiene bastante experiencia ahí. Pekín puede intensificar sus operaciones de ciberataques y espionaje industrial contra empresas y entidades estadounidenses. Y aunque nunca lo han reconocido oficialmente… hay un largo historial de acusaciones por parte de Washington sobre ciberataques chinos. Por ejemplo, un caso muy sonado fue el de Equifax, una de las principales agencias de crédito de EE.UU., atacada en 2017, en un robo masivo de datos que el FBI atribuyó directamente al Ejército Popular de Liberación de China. Más recientemente, según informes filtrados y declaraciones de altos cargos, empresas como Intel, IBM, Microsoft o incluso Tesla han sido objetivo de ataques cuyo propósito no era solo robar datos, sino también obtener secretos industriales, fórmulas, diseños o patentes que pudieran beneficiar a compañías chinas.

9. Propaganda digital y desinformación.

Finalmente, China puede jugar en el terreno de la opinión pública, de la propaganda y la desinformación digital. Aunque no lo parezca, las redes sociales también se han convertido en armas, y en este caso, el objetivo no es económico ni militar, sino psicológico y social, para debilitar al rival desde dentro.

Y también es otra opción en la que China tiene experiencia. En el pasado, Estados Unidos ha acusado a China de operar miles de cuentas falsas en plataformas como X, Facebook, YouTube y TikTok para influir en la opinión pública norteamericana. ¿Cómo lo hacen? Pues generando o amplificando mensajes que enfrentan a la gente entre sí, difundiendo noticias falsas, memes virales, teorías conspirativas o incluso apoyando de forma indirecta ciertos movimientos sociales o políticos que provoquen caos interno. Imaginaos en época electoral.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China está en marcha, aquí y ahora. Estamos ante una batalla global por el poder, la influencia y el futuro del orden económico mundial. Y aunque hoy parezca que todo gira en torno al comercio, en realidad, lo que está en juego es mucho más profundo… es la forma en que se va a estructurar el mundo en las próximas décadas. 

Vosotros, ¿qué haríais en el papel de China?

Etiqueta ChinaEE.UU.Guerra comercial
CompartirEnviarTweet

Te Interesa

Bancos centrales: ¿qué son y para qué sirven?
Economía

Bancos centrales: ¿qué son y para qué sirven?

Por Paula Pérez Calvo
3 de junio de 2025

Algunos hablan de los bancos centrales como los verdaderos dueños del mundo. Los verdaderos responsables de las políticas monetarias y...

La ESTANFLACIÓN… ¿se acerca?
Economía

La ESTANFLACIÓN… ¿se acerca?

Por Paula Pérez Calvo
29 de mayo de 2025

Hoy vamos a hablar de una de las peores situaciones por las que puede atravesar una economía, y en la...

El interés compuesto
Economía

El interés compuesto

Por Paula Pérez Calvo
29 de mayo de 2025

A Albert Einstein le atribuyen la frase de “el interés compuesto es la fuerza más poderosa del Universo”. Bueno, realmente...

Siguiente
La INFLACIÓN: te explicamos cómo se genera y qué riesgos tiene

La INFLACIÓN: te explicamos cómo se genera y qué riesgos tiene

Memorias de Pez

© 2024 Memorias de Pez - La HISTORIA de la HUMANIDAD de forma divertida.

Enlaces de interés

  • Mapa del sitio
  • Aviso Legal
  • Políticas de Privacidad
  • Política de Cookies
  • Contacto

Síguenos

Sin resultados
Ver todos los resultados
  • Historia
  • Geopolítica
  • Ciencia
  • Economía

© 2024 Memorias de Pez - La HISTORIA de la HUMANIDAD de forma divertida.